Hola Alejandro,
Hace
muchos días que ando dándole vueltas a la ley Sinde, a los derechos de
autor, y leyendo
tus desafortunados tweets. Ahora que tengo las tres cosas juntitas,
déjame que te comente algunas cosas.
Soy científico, investigador
del Centro Nacional de Biotecnología y actualmente “Visiting
Assistant in Research” en la Yale School of Medicine, en New Haven,
Conneticcut.
Trabajo en el desarrollo de varias vacunas para el
tercer mundo, aunque intento centrar mis esfuerzos en la Leishmaniasis,
una enfermedad olvidada que mata e incapacita en África, Asia y
Sudamérica. Sí, esos mismos sitios para los que, de vez en cuando,
puedes montar una parranda benéfica. Y aunque no lo sepas (y muchas
personas no lo saben) es esa enfermedad que hace que miles de pobres
niños tengan el vientre hinchado y mueran. La misma que hace que sus
padres no puedan trabajar. Entre nosotros, ese tipo de enfermedades que
hace que el Tercer Mundo siga siendo tercer mundo.
Cuando consigo
que mi trabajo funcione, tras muchísimas horas de laboratorio
exponiéndome a múltiples riesgos para mi salud, intento publicar mis
resultados. ¿Sabes lo que pasa cuando lo hago? Que la revista se queda
con todos mis derechos de autor. CON TODOS. Si quiero, no sé, poner una
figura de mi trabajo en algún otro formato, tengo que pedir permiso. Por
mi figura. Por mi trabajo. Y te hablo de figuras en blanco y negro. En
color no podemos pagarlas.
¿Sabes por qué? Porque PAGO POR
PUBLICAR. Sí, en serio, lo hacemos. Mi laboratorio tiene que pagar para
poder difundir los avances científicos que puedan curar a esos niños o a
sus padres en el futuro. PAGO POR PUBLICAR y tengo que pedir permiso
por mi figura, por mi trabajo.
Ahora podrías meter en 140
caracteres que luchar por mis derechos no impide que tú lo hagas por los
tuyos, yo seguiría leyendo.
Desde que el hombre es hombre, desde
que el ser humano es humano, ha demostrado que necesita expresar sus
sentimientos. Y de ahí surgió el arte. También, al mismo tiempo,
surgieron las preguntas de qué hacía aquí. Los famosos “de dónde vengo,
quién soy, y adónde voy”.
Y es que las dos cosas, ciencia y arte,
son humanas, pero no por ello profesiones.
Mira, no sé, 100 o 200
años atrás. El arte lo hacía el que podía permitírselo. Y la ciencia
también. Hasta Darwin descubrió el origen de las especies en un tour por
el mundo, en el que vio que los pinzones de unas islas tenían los picos
más grandes que otros. La gran revolución científica vino de un viaje
de alguien que pudo permitírselo.
Ahora, industria mediante, los
artistas cobran por entretener y los científicos cobran por descubrir
cosas. Una maravilla para los que no somos de familias ricas y queremos
hacer ciencia o arte.
Yo
me he quejado y mucho de mi falta de derechos. De intentar defender
lo que ahora, para mí, es más que un reconocido trabajo. Y también
creo cosas.
La diferencia es que yo con un salario tengo. Y
lucho por un salario digno. QUE ME PAGUEN POR MI TRABAJO. No creo que
tenga sentido que me paguen tiempo después por mis logros. Te recuerdo
que lo que yo quiero es una vacuna para el tercer mundo. Y pagar mis
facturas. No quiero ningún rendimiento extra que no me merezco. No
quiero derechos de autor, quiero que mis avances sigan derechos a
conseguir su objetivo.
Entiendo que quieras que te paguen por
tu trabajo. Y deberías (que lo haces) negociar lo que te paga una
discográfica por grabar un nuevo disco. O que defiendas tu caché en los
escenarios. Pero cobrar también impuestos sobre los CD, discos duros,
lo-que-sea que la S.G.A.E quiera inventar para sangrar al ciudadano
medio, perdóname muy mucho, pero yo lo veo excesivo. Intentar lanzar una
ley que te permita cobrar más de lo que te toca porque la industria que
a ti te trata bien se está muriendo, lo siento, pero no. Limitar las
libertades individuales para maximizar vuestro beneficio no es justo.
¿Sabes
por qué tengo un blog de divulgación científica? Para que el mundo
vea que la ciencia es importante. Para que posiblemente en el futuro sea
una profesión digna. Yo no busco hacerme rico. Yo no quiero
recortar libertades. Yo lucho por cambiar la industria que hace
que mi actual profesión me obligue a tener otra con la que, juntas,
poder pagar las facturas.
Y por favor, no vuelvas a comparar los
derechos a recibir medicamentos de los niños pobres con el derecho a
declarar culpable de piratería a diestro y siniestro. Que ya lleváis
demasiado tiempo cobrando por ello. Renovaos o morid. Pero no hables de
los que de verdad mueren aunque de vez en cuando reciban tu calderilla.
Atentamente,
Lucas
Sánchez.
Fuente: http://sonicando.com/?p=1925
Vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=120827
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