viernes, 28 de enero de 2011

Tecnologìa Sociedad : Internet de mis amores; Películas y Canciones . Internet que ha revolucionado hasta lo más íntimo de nuestras costumbres. Obtener información en todos los soportes posibles es ya más que un capricho; se ha convertido en una necesidad compulsiva. Carlos Tena

Teddy Bautista hablando de Ética y Moralidad
En la red de redes, en ese Internet que ha revolucionado hasta lo más íntimo de nuestras costumbres, obtener información en todos los soportes posibles es ya más que un capricho; se ha convertido en una necesidad compulsiva.
En este año 2011 la Agencia de Comunicaciones, que depende de Naciones Unidas, ha anunciado que ya son dos mil millones de personas las que se lanzan diariamente a la búsqueda de fotos, videos, canciones, amigos y si es posible, amores eternos, aunque en estos últimos casos la psiquiatría tenga mucho que ver con tamaña pesquisa, dado el imponente número de casos en los que Romeos y Julietas virtuales han mentido de forma continuada en sus mensajes protocolarios. La música, sin embargo, como el algodón, no engañan.
Recuerdo que una corporación mediática de cierto renombre, me propuso hace muchos años (cuando comenzaba la enfermiza manía del chateo entre desconocidos/as, eso sí, agrupados en torno a un tema común), colarme entre los chateadores de una web determinada, para hacer un trabajo de análisis e investigación, junto a un conocido psiquiatra cuyo nombre me niego a desvelar.  El objetivo era advertir a los incautos de que la primera condición que desarrolla el ser humano ante la pantalla del ordenador, cuando de “ligar” se trata, es mentir de manera palmaria sobre edad, trabajo, sentido de la ética, filiación política, etc.
La conclusión de mi amigo y experto sobre el seguimiento de 100 casos   fue demoledora: paranoicos (65%), maniacodepresivos (67%), esquizoides (24%) y otros derivados, retrataban la personalidad de buena parte de los entrevistados, que nunca supieron que quienes les interrogábamos de forma subliminal, en realidad formábamos parte de un equipo de análisis sobre el comportamiento humano en la Red. Dato curioso: el cantante por ellos y ellas más nombrado (en idioma castellano) fue Joaquín Sabina, seguido de Serrat y Alejandro Sanz. De las películas, “Casablanca” era una de las habituales, seguida por varias obras de Almodóvar, Douglas Sirk y Woody Allen.
Llevo más de dos años recopilando otros datos en forma de miles de canciones, que reparto buenamente (no vendo, lo prometo por la constitución cubana) entre amigos y hermanos. El proceso es simple y el resultado magnífico, porque se convierten en archivos mp3 por defecto. ¿Acaso la ley Sinde impediría que un portal, legalizado y sin deudas con su seguro servidor, que está abonando miles de euros a las sociedades de autor correspondientes, deje de funcionar como simple emisora, por el hecho de que exista un pequeño artilugio llamado Orbit?
Ahí dejo el consejo, amigo lector. Entra desde Mozilla Firefox (previamente habrás seguido los pasos indicados por Orbit, que a su vez habrás descargado con anterioridad) en las webs de Listengo, Grooveshark, Italiasiempre, Fulltono, etc., y cada vez que suene un tema, el piloto de Orbit cambiará de color (más intenso) concediéndote 180 segundos para que decidas si quieres o no grabar la canción, que se descarga de inmediato en la carpeta que hayas elegido, en menos de diez segundos.
No hay ley Biden-Sinde que se permita el lujo de prohibir o coartar la libertad de cargarse de emociones amorosas o eróticas, aunque no haya que abonar por ello otros derecho de autor que el desgaste personal. Pero sí existen muchas páginas legales, de todos conocidas, en las que puedes escuchar millones de canciones y descargarlas con un simple programa ad hoc. Todo legal y sencillo. Son amores más fieles y menos mendaces.
La Ley Biden-Sinde no logrará sus objetivos, máxime cuando el PP ha metido mano en el proyecto. Alejandro Sanz seguirá barritando. Alex de la Iglesia no volverá a hacer el ridículo junto a la ministra. Teddy Bautista se irá a su casa refunfuñando en nombre de las editoriales, que no de los creadores, negándose a devolver el canon que ha cobrado la SGAE, también ilícitamente, durante el tiempo que duró la ley hoy derogada que obligó a gravar todos los soportes informáticos. Ah, y cobrando una pensión por jubilación (de júbilo, claro) de más de 24.500 euros mensuales. Como suena.
Pero yo continuaré con mi maravilloso hobby: regalar música a mis amigos melómanos, como ellos me obsequian con sus palabras, amabilidad y gratitud. Un creador debe denunciar a una empresa que afirme defenderá su copyright, porque lo primero que un artista firma en una compañía discográfica, es un contrato en el que se le descuenta más del 75% de sus derechos, más del 75% del dinero que pudiera recibir por la venta de un CD, y otros desvíos económicos que las multinacionales impusieron desde que la reina Ana de Inglaterra* dictó la que sería hoy tarde considerada como primera norma sobre la protección del derecho de autor.
El filósofo alemán Enmanuel Kant decía que "una obra de arte no puede separarse de su autor". Todas las multinacionales del disco, hicieron caso omiso del pensador, decretando que un creador no pueda separarse de su compañía.
Nota.- El Estatuto aprobado por el parlamento inglés en 1710,  establecía que todas las obras publicadas recibirían un plazo de copyright de 14 años, renovable por una vez si el autor se mantenía con vida (o, sea, un máximo de 28 años de protección). Sin embargo, el dominio público en el derecho anglosajón sólo nació en 1774, tras el caso Donaldson contra Beckett, en el que se discutió la existencia del copyright a perpetuidad (la Cámara de los Lores resolvió 22 votos a 11 en contra de esa idea).
En un principio, Estados Unidos incorporó tales normar sobre el copyright. Así la Constitución de 1787, en el artículo I, sección 8, cláusula 8 (la cláusula del progreso) permitía establecer en favor de los autores derechos sobre la propiedad creativa por tiempo limitado. Pasado el tiempo, el copyright se convirtió en un derecho de propiedad comerciable, con todas sus desventajas y variantes para el creador, que veía cómo una obra era adquirida por pocos dólares, pasando a manos de una corporación discográfica.

Vìa :
http://www.kaosenlared.net/noticia/internet-mis-amores-peliculas-canciones

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