México: Tres poderes: caros y contrarios al pueblo, ¿Para qué los queremos si sólo sirven a los ricos? Pedro Echeverría V.
1. Por medios impresos y por Internet han estado circulando manifiestos y
firmas para reducir el número de diputados y senadores de 500 a 300 o
200. Esa campaña, aunque tiene tintes derechistas y empresariales, es
apoyada por una parte de la población. ¿Por qué los derechistas y
empresarios? Porque ellos a través de la historia han pensado
–silenciando lo que ellos hacen- que Estado, gobierno y políticos son
muy corruptos y dilapidan el dinero del presupuesto en altos salarios,
gastos suntuarios y corrupción y, por otro lado, todo ese dinero –así
piensan- debe ser manejado por los empresarios privados para hacer más
grandes sus negocios y crear mayor cantidad de empleos. Gran parte de la
población, en particular las clases medias acomodadas, piensa casi de
igual manera. Esta campaña derechista se desarrolló mucho en los años
sesenta y setenta contra la Conasupo, el IMSS, las empresas eléctricas y
de petróleos, pero en particular contra todas las empresas
paraestatales.
2. La revolución burguesa mexicana de 1910-17 originalmente se hizo
contra los grandes terratenientes, los militares porfiristas, el alto
clero y la aristocracia de las ciudades, es decir, fue contra los
conservadores, los restos feudales y eso que se llama derecha mexicana;
sin embargo ésta en vez de considerarse derrotada se metamorfoseó,
decidió acomodarse a la nueva política y a los renovados funcionarios,
muchos de ellos sus hijos o parentela. Permaneció seis décadas
desarrollándose y viviendo bajo la protección o sombra del Estado hasta
que en los ochenta –ya muy fuerte- sacó la cabeza y reclamó abiertamente
el gobierno. Por eso 1982, año de la intervención de los bancos por
López Portillo y al mismo tiempo de la abierta protesta de los
empresarios encabezados por Clouthier, es significativo. Este mismo
personaje –presidente del Consejo Empresarial y destacado militante del
PRI- se transformó en militante del PAN y se convirtió en candidato
presidencial de
este mismo partido.
3. Esto fue lo que durante muchos años, sobre todo en las décadas de los
sesenta y setenta, planteamos los espartaquistas mexicanos como
burguesía burocrática (o política) que se hizo poderosa a partir de la
revolución, de los cargos de gobierno y los negocios a través del
Estado, que educó y protegió a la burguesía privada (comercial,
industrial y financiera) cuándo ésta no sabía manejar la política ni
agruparse para defender sus intereses en conjunto. También se puede
pensar, a través de esta idea, por qué los del PRI se hicieron ricos a
través del gobierno y la política y cuál es la causa que los sectores
privados –el PAN entre ellos- son muy ignorantes en política pero muy
profesionales en negocios y en abogados que los defienden. Sin embargo
esa división de intereses -aunque los hacían confrontarse- nunca les
impidió que estuvieran unidos en los negocios que siempre les produjeron
enormes ganancias.
4. Hay que decir que el problema no es que hayan 500, 300 o tres
legisladores sino saber a qué intereses responden. ¿Si sirven a los
intereses de la población mayoritaria, al de los millonarios o a sus
personales intereses? ¿Si son parte de un gobierno honesto por cobrar un
salario parecido al de los trabajadores o, por el contrario, de un
gobierno funesto, caro, que se asigna salarios como las “ganancias” de
los grandes empresarios? ¿Cambiaría algo si eliminamos a 200 o 400
legisladores aunque los que queden sigan siendo tan corruptos e
inefectivos como ha sido siempre? Más aún, podríamos reducirlos a tres
diputados –uno por cada partidos de los tres dominantes- que son en la
práctica quienes definen todo. Tres legisladores que lleven las
posiciones de su partido para llegar a acuerdos. ¿Y las comisiones
técnicas? Bastaría que cada partido analice y discuta internamente cada
propuesta para que su representante exponga los problemas.
5. Es decir, podrían desaparecer todos los legisladores y el mismo
parlamento. Para ahorrar tanto derroche de presupuesto público y de
funcionarios ineficaces podríamos reducir a casi nada los funcionarios
de cada dependencia, pero lo miles de millones de pesos que ahorraríamos
se irían a otros campos igual de ineficaces e improductivos y el pueblo
no ganaría nada. En la práctica abandonaríamos la República y la
llamada Democracia Representativa que defienden muchos funcionarios, por
falsas y engañosas para regresar a la Monarquía autoritaria,
“constitucional” y, en muchos aspectos hereditaria”, donde decide uno
con su corte de consejeros. Se diría: ¿Y qué es lo que se ha vivido en
México sino una falsa democracia representativa que degeneró en una
forma de monarquía –oligarquía si se quiere- en la que el presidente, el
legislativo y el judicial sólo han funcionado como una corte que decide
todo bajo la apariencia de una democracia?
6. Además, ¿para qué sirven gran cantidad de secretarías, de altos
funcionarios de Estado, un gigantesco aparato burocrático, enorme número
de legisladores, etcétera, que dilapidan un alto porcentaje
presupuestal, si son los acuerdos entre partidos y el presidente los que
deciden sin consultar más que a sus huestes? Si los legisladores
fueran realmente representantes del pueblo y sólo defendieran los
intereses de sus representados después de consultarlos habría que exigir
muchos más legisladores; y si éstos en vez de ganar 200 salarios
mínimos sólo se les pagaran 20, con la obligación de consultar e
informar, el poder legislativo sería un real representación. ¿Por qué un
cargo político o una representación “popular” pueden costar hasta diez
millones de pesos si con el salario normal apenas pueden reunirse en
seis años? ¿Por qué los políticos de todos los partidos se pasan más de
30 o 40 años brincando de un cargo a otro?
7. La realidad es que nadie puede negar la enorme corrupción que existe
en el país, pero no es por el gran número de legisladores y sus
exagerados salarios. Es esencialmente porque los gobiernos nunca han
servido a los intereses de la mayoría de la población. La realidad es
que fastidia al pueblo que en nombre de la democracia vivamos una
oligarquía (gobierno de pocos) que determina todo en perjuicio de la
mayoría de la población. Dicen: ¿Para qué queremos 500 diputados, 120
senadores, que sólo acuden a levantar su dedo, después que tres partidos
–como siempre sucede-se han puesto de acuerdo? Si los legisladores
representaran realmente al pueblo y no cobraran como empresarios podrían
ser hasta mil, el pueblo tendría mejor representado sus intereses; pero
el asunto es contra los tres poderes que sólo sirven a los millonarios
y, más aún, es el sistema capitalista que con su estructura bien
organizada para la explotación sigue oprimiendo al pueblo. http://pedroecheverriav.wordpress.com
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