Una verdadera fiesta se vivió en Punta Arenas luego que se diera a
conocer el acuerdo alcanzado entre el Gobierno y la Asamblea Ciudadana.
Los mismos autos que hace siete días bloqueaban el acceso a la ciudad,
hoy se movían por las calles haciendo resonar bocinas, mientras se
culminaba con actos masivos un proceso que comenzó de la misma forma:
con la participación de todos los ciudadanos.
Y es que esta noche los magallánicos tienen mucho que celebrar
porque, pese a que las autoridades han insistido en que en este tipo de
conflicto “no se le dobló la mano a nadie”, los logros conquistados por
la Asamblea son claros: lograron rebajar desde un 16,8 por ciento a un 3
por ciento el alza del gas anunciada por el Ejecutivo. En la práctica,
esta conquista es aún mayor porque este 3 por ciento corresponde a la
variación del IPC del año pasado, por lo que el incremento es,
prácticamente, cero.
Además consiguieron 18 mil subsidios para los sectores más
vulnerables y de clase de media e impulsar un proyecto de ley que regule
de forma permanente la aplicación de tarifas del gas en la zona,
obligando al Estado a hacerse cargo del bienestar y la calidad de vida
de quienes ejercen soberanía en un punto geopolíticamente estratégico.
Un soporte que tampoco es perfecto, pues el Ejecutivo deja en manos del
Congreso la responsabilidad de otorgar una salida definitiva al
problema.
Los magallánicos no podrían haberse conformado con menos, pues las
inclemencias del clima en una zona donde el costo de la vida es mucho
más alto que en la capital simplemente no dan pie a un alza del insumo
básico para la calefacción, el transporte y la alimentación.
Un desenlace que el ex ministro de Energía, Ricardo Raineri, jamás
llegó a imaginar. Ese fue otro triunfo que se adjudicó la Asamblea. No
sólo logró su cometido inicial – impedir el radical incremento del gas –
sino que ejerció tal presión con su protesta que provocó el primer gran
remezón en el gabinete “de expertos” del Presidente Sebastián Piñera.
Raineri duró sólo un par de días en el cargo después del paro,
comprobando así que a la única persona a la que “se le acabó la fiesta”
fue a él y a la administración “de excelencia”.
Ni siquiera la aplicación de la Ley de Seguridad del Estado sirvió
para aplacar esta enorme protesta ciudadana que recordó a muchos el
“Puntarenazo” de 1985, donde la población salió a gritarle al dictador
Augusto Pinochet ¡Asesino! Es que en el último rincón del mundo tienen
una manera especial de hacer las cosas porque la lejanía, que se ve
aumentada por el enorme centralismo que impera en el país, los hace
entender que sólo se tienen los unos a los otros para defender lo que
consideran justo. En esta oportunidad la amenaza de la Ley de Seguridad
del Estado ni siquiera rozó a los magallánicos que mantuvieron sus
movilizaciones de forma cívica y democrática.
Este paro, que en una semana logró captar la atención de todo Chile,
dio cuenta también de la debilidad del gobierno regional encabezado por
la intendenta Liliana Kusanovic, quien en ningún momento fue capaz de
“tomar la batuta” y servir de puente entre los ciudadanos y el Gobierno.
Con justa razón la diputada DC por la zona, Carolina Goic, calificaba
el acuerdo como “un triunfo histórico para Magallanes” y añadía que con
este resultado “se marca un antes y un después para todas las regiones
del país, contra el centralismo y la toma de decisiones sin considerar a
la ciudadanía. Magallanes ha sido un ejemplo, especialmente la gente
sencilla, trabajadora, jóvenes y familias que en forma transversal
manifestaron su descontento”.
Precisamente, fueron estas miles de personas movilizadas en torno a
un objetivo común las que lograron torcerle el brazo a un gobierno que
ejecuta sin consultar y que tiende a imponer más que a dialogar. De
hecho, se conformará una mesa de trabajo en la que todos los
magallánicos tendrán algo que decir sobre los aspectos que cubrirá el
proyecto de ley que regulará en el futuro las tarifas del gas. Es decir,
participarán de manera directa en los asuntos que atañen y que,
eventualmente, los podrían perjudicar o beneficiar.
Con justa razón también se escuchaba fuerte y claro en Punta Arenas
la consigna “¡Chile escucha, así se va a la lucha!”. Una lección que
recuerda que los movimientos ciudadanos organizados de nuestra historia
reciente, como la Revolución Pingüina de 2006 y este “Puntarenazo”, son
capaces de cambiar el rumbo de las decisiones políticas en el país.
Fuente, vìa :
http://radio.uchile.cl/noticias/99870/
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