domingo, 16 de enero de 2011

Chile : El frío no admite pobreza. Por Roberto Meza

http://cms7.blogia.com/blogs/k/ka/kat/katheryne/upload/20080310174342-invierno.jpg
Acabo de llegar de un viaje por Estados Unidos y Canadá, ambos países del Norte que, como se sabe, están ingresando a su temporada de invierno 2011. Durante mi estada pude comprobar la rudeza de su clima: en Nueva York cayó la nevazón más grande de su historia, con alrededor de medio metro de nieve precipitada que paralizó las calles y el antiguo pero bien tenido Metro de la ciudad por casi 48 horas, con temperaturas que, merced a las ráfagas de viento llegaban hasta 15 grados bajo cero. Sin embargo, durante los días que estuve allí y en Canadá, sentí más calor que frío: tanto los lugares cerrados como los trenes metropolitanos que recorren gran parte de ambas ciudades están cálidamente calefaccionados.
Acostumbrado a pagar por lo que se consume, consulté por los costos de ese dispendio de energía. Llamó mi atención que apenas fuera una parte menor de los ingresos familiares. Se me aclaró que la energía y el Metro está muy subsidiados, pero se me explicó que, o se hace de esa forma o, dado el clima, la gente se muere. Mis consultados me aclararon que era una forma que gobiernos de distinto sello habían mantenido tradicionalmente como un modo de redistribuir el ingreso. Ambos servicios no solo son de buena calidad, sino además, accesibles para todos.
Pensé que Estados Unidos, con su actual estado financiero y una deuda externa de casi 14 mil millones de millones de dólares, no podría mantener por mucho tiempo esos subsidios. Y así fue. Justamente en los primeros días de 2011, el Metro subió sus tarifas desde unos 850 pesos por pasaje unitario, a 1.150 pesos. Pero de todas maneras, tanto la calefacción hogareña como el transporte siguen subsidiados. Por lo demás, el Metro tiene otras fórmulas, como pasajes bisemanales de uso ilimitado por 50 dólares, los que, sin embargo, también subieron a 110 dólares. No vi reacción de la gente. Supongo que entendieron la decisión y que un ajuste similar ocurrirá con la energía, la que amenaza con subir nuevamente a unos 100 dólares el barril de petróleo. Así son las cosas. Hay que pagar por lo que se consume. Ante noche volvió a nevar en Nueva York.
De regreso a Chile, en la calidez del avión, recordé que en nuestro país hay una sola área en la que no hay extrema pobreza: Punta Arenas, Magallanes y, en general, en el extremo sur del país. ¿Por qué? Porque nadie puede sobrevivir en esas condiciones climáticas sin mínimos de ingresos que permitan acceder a calor, energía y movilización. Eso lo entendieron las elites chilenas hace más de un siglo –no sin antes un par de guerras civiles protagonizadas por regionalistas que alegaban contra el asfixiante centralismo de Santiago-y desde entonces se ha subsidiado esa presencia nacional, en el entendido que la racionalidad económica se subordina aquí a la geopolítica y la soberanía. Por eso entendí de inmediato las fotografías que mostraban las fogatas en las calles de Punta Arenas. Subir los costos del gas, la energía, la calefacción, transporte y, en fin, la vida en esas zonas, es dar una clara señal para su despoblamiento. Ráfagas de viento como las que se viven en Magallanes –donde los perros vuelan- incrementar la sensación térmica del frío hasta muchos grados bajo cero y yo, que vengo de sufrir esa sensación en el Norte del mundo, sé lo que los magallánicos alegan. Si los chilenos más cerca del calor queremos presencia nacional en el extremo sur, habrá que apoyarla hasta los límites de la racionalidad económica. El frío no admite pobreza ni menos egoísmos.

Fuente, vìa :
http://radio.uchile.cl/columnas/98757/

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Malas noticias en los periòdicos, asesinatos, enfermedad, pobreza, dolor, injusticias, discriminaciòn, guerras, lo grave es que nos parece normal.

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