El Centro Prodh condena el endurecimiento de las penas por considerar
que son medidas políticas que, en el contexto del México actual, traerán
como resultado mayor corrupción e impunidad.
El día de ayer, la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la Ley
General para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestros,
misma que, de ser promulgada por el Presidente de la República,
instauraría en el país la pena de prisión vitalicia a quienes sean
sentenciados por secuestro y mutilen, asesinen o torturen a sus
víctimas.
El Centro Prodh manifiesta su preocupación ante la postura de los
legisladores, quienes en una actitud poco prudente y demagógica, han
dejado de lado la obligación de respetar los derechos humanos por encima
de cualquier acusación o posible conducta.
En un México en el que la creación y promulgación de leyes no implica
la vigencia cotidiana del derecho, el simple aumento a las penas de
conductas condenadas por la sociedad en ausencia de medidas integrales y
políticas públicas adecuadas en materia de prevención del delito,
conlleva de manera sistemática al abuso de policías investigadores y
ministerios públicos, quienes configuran delitos y falsean pruebas con
la intención de encontrar rápidamente culpables. Está demostrado que el
incremento exponencial de sanciones no se traduce en la reducción de la
incidencia delictiva y también que actualmente existe un porcentaje
elevado de personas injustamente presas que son criminalizadas por su
condición social. En un país en el que domina la ausencia del debido
proceso legal estas medidas punitivas implican la criminalización de la
pobreza y privar de por vida de la libertad a grupos sociales que siendo
inocentes son procesados con el objeto de demostrar la eficacia
institucional en la persecución de los delitos.
Muestra de lo anterior son los casos litigados por el Centro Prodh de
las indígenas de Querétaro Jacinta Francisco Marcial, Alberta Alcántara y
Teresa González, quienes fueron acusadas del secuestro de seis agentes
federales de investigación y sentenciadas a prisión, aún a pesar de las
graves irregularidades que integraban el expediente. Hoy en día, el
Centro Prodh se encuentra a la espera de la resolución de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación por el caso del joven indígena Hugo
Sánchez Ramírez, a quien le fue fabricado el delito de secuestro por
policías ministeriales del Estado de México y quien, a pesar de no tener
prueba alguna en su contra, fue condenado injustamente a casi cuarenta
años de prisión.
Por otra parte, el Centro Prodh manifiesta que el uso de penas
vitalicias es semejante a la cadena perpetua y, por lo tanto, va en
contra de lo que se supone pretende el sistema penitenciario en México,
que es la reinserción social de quienes han cometido algún delito. En
este sentido, el endurecimiento de las penas es sólo una medida
populista que no contribuye, de ninguna manera a terminar con las causas
económicas y sociales que provocan la comisión de los delitos.
Ante la situación actual de militarización de ciertas zonas del país y
el contexto de guerra contra el crimen organizado, es necesario que
reformas como éstas se desechen y, en su lugar, se construyan programas
políticos y sociales tendientes a eliminar la impunidad y la corrupción
en las instituciones, quienes hasta ahora parecen estar únicamente
preocupadas por mostrar al público el éxito de sus operativos, sin
cuidado alguno por preservar los derechos humanos.
Para mayores informes o gestión de entrevistas favor de contactar a:
Quetzalcoatl g. Fontanot
Área de comunicación y análisis del Centro Prodh
Tels. 5546 8217, ext. 110; 5546 6559 (directo); 55 8531 2218 (celular)
Correo electrónico: comunicacion@centroprodh.org.mx
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30 de noviembre de 2011
Información difundida por el Área de Comunicación y Visibilidad de Cencos
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