Sociedad : Navidad 2011... ¿Dónde está Dios? Fernando Bermúdez

La Navidad nos ha llevado a hacer una lectura de fe de la realidad que vivimos. Finaliza un año que ha estado cargado de grandes contradicciones.
Hemos visualizado signos de esperanza, en los cuales percibimos el soplo del Espíritu.
Entre estos signos aparecen: el movimiento de los indignados que se ha extendido por la mitad del planeta, exigiendo democracia real y fin de la especulación y corrupción; las aspiraciones de los pueblos árabes reclamando justicia y libertad; la creación del CELAC (Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe); y, sobre todo, los innumerables signos de solidaridad, de amor y de ternura que cada día, silenciosamente, multitud de hombres y mujeres y grupos, derraman a lo largo de la tierra.
Sin embargo, no deja de golpearnos la cruda realidad de sufrimiento humano, que nos obliga a preguntarnos: ¿dónde está Dios?
Cuando observamos la injusticia, la corrupción, la especulación financiera y el abuso de poder de los poderosos de este mundo, que nos ha llevado a una profunda crisis y al incremento del hambre en el mundo, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?
Cuando vemos a ese padre y madre de familia o a ese inmigrante llorar desesperado porque ha perdido su puesto de trabajo y no tiene nada que llevar a su hogar, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?
Cuando vemos a esa familia que ha sido desalojada de su casa hipotecada, buscando angustiada donde cobijarse en este invierno, nos preguntamos:¿dónde está Dios?
Cuando contemplamos a los niños de Somalia desnutridos y agonizando en los brazos de sus madres famélicas, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?
Cuando observamos la represión que sufre el pueblo palestino o miramos al desierto en donde miles de saharauis sobreviven anhelando libertad y dignidad, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?
Cuando vemos que se utiliza la tortura en las cárceles de China o de Guantánamo, y se lapida a mujeres en algunos países, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?
Cuando vemos tantas guerras que matan y destrozan la alegría de vivir de miles de hombres y mujeres, y contemplamos a esos niños destrozados por los bombardeos de Occidente, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?
Cuando vemos los desastres naturales golpeando y matando siempre a la gente más pobre, nos preguntamos: ¿dónde está Dios?
Después de un largo silencio escuchamos una voz que nos dice:
Dios está ahí, en ese niño débil, pobre, nacido en la gruta de Belén. Desde esa debilidad anuncia al mundo un mensaje de paz y esperanza. Nos dice que la última palabra no la tiene el miedo, ni el poder del dinero, ni los grandes de este mundo, ni las armas de la muerte, sino el Dios de la vida, que da sentido a la existencia de cada hombre y mujer. Esto es Navidad. Hagámosla posible.


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