Desde Lima
Cinco meses después de que Ollanta Humala asumiera el poder con el
apoyo de la izquierda, se ha instalado el debate sobre el
distanciamiento del presidente de sus aliados progresistas y populares y
su acercamiento al empresariado y la derecha. El prematuro cambio de
gabinete ministerial en la segunda semana de diciembre parece marcar ese
nuevo rumbo del gobierno. El nuevo primer ministro es el coronel en
retiro Oscar Valdés, identificado con posiciones de mano dura y poco
diálogo. La tecnocracia neoliberal ha ganado espacio en el nuevo equipo
ministerial y la izquierda ha perdido posiciones. Como telón de fondo
están los conflictos sociales, que estallaron en la norteña región de
Cajamarca con una protesta campesina contra las operaciones de una
transnacional minera. Para analizar esta situación, Página/12 consultó
con un congresista de izquierda que integra la bancada oficialista, un
ex asesor del gobierno y dos analistas políticos.Javier Diez Canseco, líder del Partido Socialista y miembro de la bancada oficialista, señala que con el cambio de gabinete “el gobierno pierde su carácter concertador y se ha desplazado hacia una posición más conservadora, más neoliberal, más de derecha; el nuevo gabinete ministerial expresa un mayor énfasis en el principio de autoridad”. En su opinión, estos cambios se explican por el peso de los poderes fácticos –grupos económicos, las fuerzas militares y los medios– y la debilidad de las organizaciones sociales y políticas progresistas. “No hay una ruptura de Humala con la izquierda –precisa Diez Canseco–, pero sí un debilitamiento de esa relación y un distanciamiento significativo. Ahora esa relación es compleja y difícil.”
El sociólogo Sinesio López, asesor político del gobierno de Humala hasta el cambio del gabinete ministerial, dice que “con el anterior gabinete el juego político central era de concertación, con el cambio ministerial ese juego ha terminado. Ya no tenemos un gobierno de concertación, sino un gobierno de los poderes fácticos: los grupos de poder económico y la fuerza militar, que han ocupado el espacio dejado por la izquierda y ahora gobiernan con Humala”.
“El cambio de gabinete ministerial lleva al gobierno hacia la derecha. El gabinete anterior era de concertación, dialogante, de un centroizquierda moderado; el nuevo gabinete prioriza en exceso la cuestión del orden y la autoridad, es poco partidario del diálogo y expresa una opción de cambiar muy poco”, afirma Carlos Reyna, politólogo y catedrático de la Universidad Católica. El analista opina que “Humala está perdiendo el respaldo de sectores populares que lo apoyaron y que lo podían haber seguido respaldando con mucha fuerza; ahora tiene el apoyo de los sectores empresariales, pero una cosa es que esos sectores aplaudan sus últimas medidas y otra que estén dispuestos a defenderlo y sostenerlo”.
Nelson Manrique, historiador y analista político, dice que el gobierno ha dado un giro a la derecha y explica que “una razón fundamental de ese giro a la derecha es la convicción de Humala de que lo decisivo para tener éxito es tener el apoyo de las grandes inversiones. No diría que hay una ruptura total de Humala con sus bases populares, pero sí un distanciamiento muy fuerte”.
Los políticos y analistas consultados por este diario coincidieron en que el gobierno de Humala ha pasado del centroizquierda al centroderecha y que si bien la izquierda mantiene alguna presencia en el nuevo gabinete, ésta ha quedado reducida a algunas individualidades en sectores sin mayor peso político.
El nombramiento del coronel en retiro Oscar Valdés como primer ministro y el poder que como asesor presidencial ha ganado el también coronel retirado Adrián Villafuerte, quien estuvo vinculado con el fujimorismo, han desatado las especulaciones de un probable giro autoritario y una posible militarización del régimen del ex comandante Humala. “Yo no diría que hay una militarización, pero sí una posición más autoritaria y vertical”, dice Diez Canseco. Por su parte, Reyna advierte que “si el gobierno sigue en la misma lógica, se va a reforzar más la presencia militar y se va a recurrir con más frecuencia a la represión frente a las protestas sociales”. “No se puede decir que ya se ha dado una militarización, pero ése es un escenario posible. Humala no tiene un partido político que funcione como tal y se está apoyando crecientemente en el estamento militar. Se ha reforzado el núcleo militar que lo rodea. El escenario más probable del gobierno es el autoritario”, apunta Manrique.
Sinesio López y Nelson Manrique coinciden en que el fantasma del ex presidente ecuatoriano Lucio Gutiérrez puede presentarse en el horizonte del presidente Humala. “Humala puede ser desbordado por las demandas de los sectores populares que lo apoyaron y terminar como Lucio Gutiérrez. Otra alternativa es que siga adelante con la cancha libre y se convierta en otro Fujimori. Una tercera posibilidad es que retorne a sus propuestas originales y retome su alianza con los sectores de izquierda y populares. En el Perú todo es posible y no descarto eso, pero creo que ésa es la opción menos probable”, dice López. Por su parte, Manrique señala que “habiendo Humala abandonado sus propuestas originales y sin un Plan B ni un aparato político sólido que lo respalde, el escenario de Lucio Gutiérrez está abierto. También podría darse un retorno de Humala a posiciones más moderadas y dialogantes, pero veo difícil un reencuentro con la izquierda. Las cosas todavía no están definidas. Estamos en las primeras escaramuzas”.
“El rumbo que ha tomado Humala lo hace depender cada vez más del sector empresarial y del respaldo militar para sostener ese rumbo”, afirma Carlos Reyna. Javier Diez Canseco prefiere no hacer pronósticos sobre el futuro del gobierno de Humala. En su opinión, las tensiones internas entre los sectores progresistas y conservadores del gobierno continúan y nada está dicho. “Estamos ante un proceso complejo. El rumbo no está definido, probablemente será un rumbo zigzagueante. La conducción del gobierno que hace Humala es bastante pragmática y él va a responder según las circunstancias. Lo que suceda dependerá de la correlación de fuerzas que se vayan armando y de-sarrollando. Ahora esa correlación de fuerzas favorece a las corrientes más conservadoras, pero eso puede cambiar. Este es un partido de varios tiempos.”
Fuente, vìa :
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-184286-2011-12-28.html
Imagen: efe
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