Los medios
están repletos de referencias sobre el rescate de la economía irlandesa.
Pero es más correcto hablar de un salvamento para los bancos del Reino
Unido, Francia y Alemania. Eso sí, las duras condiciones que se imponen
al pueblo irlandés corresponden a un tributo oneroso. Ese pueblo pagará,
pero eso no lo convierte en sujeto del rescate.
¿Cómo evolucionó la crisis en Irlanda? En los años noventa la
expansión de la burbuja de bienes raíces fue espectacular. Buena parte
del crecimiento del PIB entre 1994 y 2007 se debe al desarrollo de
proyectos inmobiliarios. El comportamiento del sistema bancario fue
totalmente irresponsable: se recurrió a préstamos de tres meses para
financiar proyectos con vencimientos de dos o tres años. La palabra
prudenciafue expulsada del léxico de los banqueros.
En septiembre de 2008 la bomba explotó. El año siguiente el gobierno
decidió salvar a los bancos y estableció la NAMA o Agencia Nacional de
Administración de Activos, entidad especial para comprar los activos
tóxicos de los bancos cubiertos con el seguro de depósitos. El valor en
libros de esos activos ascendía a 88 mil millones de euros (mmde); su
valor de mercado era de 47 mmde. El déficit público se fue a las nubes
(32 por ciento del PIB) y la vulnerabilidad externa aumentó
abruptamente.
Todavía en septiembre Irlanda hubiera podido enderezar el barco de
otra manera, menos onerosa e injusta. En ese mes vencieron bonos de los
bancos irlandeses por unos 55 mil millones de euros. Esos bonos eran
detentados por bancos ingleses, alemanes y franceses. El gobierno
cometió un gran error: pidió ayuda y pudo pagar con dinero prestado del
Banco Central Europeo (BCE). Vale la pena detenerse para ver los
detalles.
Hasta ese momento Dublín tenía una buena razón legal para repudiar
todos sus compromisos legales con los bancos. La razón es que varios de
ellos violaron la legislación vigente al disfrazar información sobre su
estado de solvencia. Eso liberaba al gobierno y le hubiera permitido
ejecutar un rescate mucho menos costoso e injusto. Podía haber ordenado
la intervención de los bancos y que el saldo remanente de sus pasivos se
convirtiera en acciones de los bancos, lo que le hubiera permitido
salir menos dañado y más rápido de la crisis bancaria. Pero el pago de
los 55 mmde con ayuda del BCE hizo imposible seguir la opción de
compartir los costos con los tenedores de bonos.
Hace dos meses Irlanda estaba en la encrucijada. O adoptaba la
decisión de solucionar la crisis bancaria de una manera más sensata o
pedía ayuda para regresarle hasta el último centavo a los tenedores de
bonos. Y escogió la segunda opción, dando la espalda a sus compromisos
con el pueblo irlandés y confirmando su entrega a los bancos. El BCE le
otorgó esa ayuda sabiendo que Irlanda regresaría de rodillas para
aceptar un nuevo rescate, lo que hoy ha quedado confirmado. Dublín pudo
haber nacionalizado a todos los bancos, pero parece que la banca
internacional se le adelantó y compró primero al gobierno.
La principal preocupación del BCE es la solvencia de los
bancos alemanes y franceses que tanto se expusieron en Irlanda y otros
países. Y el plan de rescate está diseñado para mantener sus estados
financieros en buena situación. Los bancos y sus dirigentes quedarán
satisfechos del rescate, mientras el gobierno en Dublín tendrá todo el
agradecimiento de sus amos en Londres, París y Berlín.
Sin embargo, la carga fiscal de este tipo de compromisos rebasa todo.
Y, por otra parte, los mercados financieros han colocado la deuda
soberana irlandesa en el mismo nivel de riesgo que los bonos chatarra de
Ucrania, Pakistán, Grecia y Argentina.
El plan del BCE-FMI consiste en reducir el déficit fiscal a 3 por
ciento del PIB, imponiendo recortes al gasto social, reducciones de los
salarios mínimos y del seguro de desempleo. Pero los impuestos a las
sociedades seguirán en el nivel más bajo de la Unión Europea (12.5 por
ciento) y las transacciones financieras se mantienen sin gravamen. Será
difícil reducir el déficit de ese modo, y el estancamiento reducirá
todavía más la recaudación. La receta de
bajar impuestos para crecerha quedado más desprestigiada que nunca.
Irlanda ha dejado de ser una república independiente y se convirtió
en el protectorado del BCE y del FMI. El gobierno de Irlanda ha
defraudado a su pueblo. Lo engañó primero haciéndole creer que su modelo
económico era un éxito. Le tendió una trampa después con el rescate de
los bancos locales y europeos. Se sometió al diktat del BCE, el cual
determinó el formato y contenido de las negociaciones para el
rescate. Hoy los poderosos han sido rescatados. Los demás pueden hundirse y trabajar para pagar el tributo.
En el Ulises, la novela de James Joyce, Stephen Dedalus se
queja de que Irlanda era el esclavo de dos amos, el imperio británico y
la santa Iglesia apostólica y romana. Hoy podría quejarse del yugo que
le imponen los pontífices del capital financiero y sus agentes en el
Banco Central Europeo.
Fuente, vìa :
http://www.jornada.unam.mx/2010/11/24/index.php?section=opinion&article=032a1eco
http://www.jornada.unam.mx/2010/11/24/index.php?section=opinion&article=032a1eco
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