México: Garrote y miseria a los trabajadores con la reforma laboral que cocinan Calderón, empresarios y PRI
Pedro Echeverría V.
Pedro Echeverría V.
1. La reforma de la Ley Federal del Trabajo persigue –como todo
capitalismo- dos objetivos básicos: a) incrementar la productividad para
elevar las ganancias empresariales, y b) destruir cualquier tipo de
organización de los trabajadores para mantenerlos explotados y
oprimidos. A partir de esas premisas esenciales el gobierno empresarial
urde todo lo demás: tecnologías modernas, aumentos de los tiempos y
movimientos, productividad intensiva, disciplina obrera, ninguna
autonomía, cero organización independiente, contratos individuales por
tiempos definidos, ninguna definitividad o base, sindicalismo blanco o
prohibición de sindicatos. En síntesis: se busca eliminar la
contratación colectiva, la seguridad en el trabajo, las conquistas
históricas, el derecho de huelga y la organización independiente. ¿Puede
aislarse cualquier reforma que la burguesía instrumenta del contexto
social capitalista?
2. La llamada reforma laboral será impuesta por el gobierno de
Calderón, los empresarios y el PRI entre algunas semanas. El funesto
gobierno calderonista no se ha puesto de acuerdo con el PRI para fijar
el día, pero la reforma empresarial está a punto de aprobarse. Ni los
trabajadores ni los movimientos han anunciado alguna paralización, ni
huelga general, ni bloqueo de avenidas o carreteras, ni nada. En este
campo parece que Fox y Calderón triunfaron en toda la línea porque en
los 10 años del gobierno lograron desmantelar al PRD, frenar a López
Obrador, destruir a la APPO, desaparecer al SME, absorber al sindicato
del IMSS, arrinconar al EZLN, perseguir a los líderes mineros, aislar a
la CNTE. ¿Quiénes van a salir a las calles para evitar que PRI, PAN,
PRD, legalicen en el legislativo una ley absolutamente antiobrera que se
ha venido aplicando en los hechos en los últimos 20 años, desde que el
“líder charro inmortal”, Fidel Velázquez vivía?
3. En tanto en Grecia, Francia, España y algunos países más, para
luchar contra las reformas laborales capitalistas, los trabajadores y
estudiantes salen a las calles a protestar y enfrentarse a la policía y
al ejército, incluso incendian vehículos como respuesta cuando les
lanzan gases lacrimógenos, manguerazos de agua y perros para
reprimirlos con brutalidad, parece que en México es evidente que el
gobierno ha logrado someter más a los trabajadores y ya nadie saldrá a
protestar a las calles. Si esto fuera así, sin alguna protesta
importante, sólo nos tacaría llorar como cobardes lo que no hemos sabido
defender como seres humanos. Pero es una realidad que tenemos que
aceptar: el tremendo desempleo y la necesidad de un ingreso, aunque sea
miserable, en vez de rebelar a la población la ha hecho más temerosa por
miedo de perder lo poco tiene. Y esto la burguesía lo sabe muy bien y
se aprovecha para imponer su ley.
4. Los impulsos por la imposición de una “nueva ley” del Trabajo
vienen desde los años noventa del pasado siglo, durante los gobierno de
Salinas y luego de Zedillo, cuando “monseñor” Carlos Abascal se hizo
presidente del Consejo Empresarial Nacional e invitó al jefe Charro de
la CTM, Fidel Velázquez a analizar juntos lo que los empresarios
proponían para aumentar la productividad de sus empresas. En aquellos
años, después del levantamiento zapatista de enero y la tremenda
devaluación económica de diciembre, ambos de 1994, Abascal y Velázquez
estaban muy alarmados y algo tenían que hacer para controlar el
descontento de la población que parecía crecer. Pero también en aquellos
años las empresas maquiladoras se habían introducido a México y crecían
rápidamente en número de empresas y trabajadores. La implantación de
esas empresas fue un ensayo del modelo de explotación que había que
imponerse.
5. ¿Qué fueron y siguen siendo aún esas empresas maquiladoras que
tienen como origen principal los EEUU? Lo primero que impusieron fueron
los contratos individuales por días y horas, luego la prohibición de la
organización sindical y el derecho de la empresa para despedir cuando
quiera a cualquier trabajador. El funcionamiento de las empresas
maquiladoras se convirtió en modelo para las propuestas empresariales.
Además ya también la SEP y las universidades del país habían introducido
esas formas de “modernización” imponiendo plenamente la privatización
educativa. Hoy los sindicatos de académicos y trabajadores de la SEP y
de las universidades valen un carajo porque los académicos compiten
entre ellos por cursos y grados para obtener dinero y ascensos, pero
también las contrataciones de investigadores con empresas nacionales y
extranjeras, los ha alejado de las luchas colectivas sindicales. Hoy el
sindicalismo vale un carajo.
6. El capitalismo es brutal. Si hoy los trabajadores no tienen
fuerzas suficientes para destruirlo hay que luchar para que todas las
reformas sean en beneficio de los obreros y los campesinos. Ninguna
reforma que esté al servicio de los empresarios debe pasar y hay que
evitarla con todas nuestras fuerzas. Es preferible que nuestros hijos
nos recuerden luchando con dignidad en las calles, como hoy recordamos a
nuestros padres y abuelos luchando por jornadas de ocho horas y
contratación colectiva, a dejarles en su memoria que permitimos que nos
impongan castigos y derrotas. Basta ya que los altos funcionarios y sus
asesores sigan cobrando de 200 a 400 veces el salario de un trabajador;
que los empresarios sigan convirtiéndose en multimillonarios mientras
los obreros sufren todas las carencias que le impone el capitalismo
despiadado. Encontremos las mejores estrategias para organizarnos y
luchar con más efectividad.
7. Así que la reforma a la Ley del Trabajo que busca imponer
Calderón, los empresarios y el PRI no persigue otra cosa que elevar las
ganancias empresariales y mantener sometidos a los trabajadores. Por eso
en todo el mundo las protestas en la calle no se hacen esperar y las
batallas de clases sociales se extienden. Eso de que PRI y Calderón
aparezcan estos días en la palestra “peleando” por la autoría de la ley
del Trabajo es sólo un teatro con el que pretenden engañar a los
trabajadores y a la opinión pública. Tanto PRI como PAN buscan imponer
una ley que intensifique la explotación y someta más a los trabajadores
porque ellos siempre han estado al servicio del poder empresarial. Por
eso la lucha en defensa de la contratación colectiva, la vigencia de los
derechos laborales conquistados, el derecho de huelga y la vigencia de
la organización sindical no puede dar ningún paso a atrás, aunque haya
que confrontarse con las fuerzas represivas.
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