(apro).- Dicen que la historia no se repite, pero a veces hay hechos
que parecen contradecir esa afirmación. Tal es el caso del secuestro de
miles de inmigrantes centroamericanos y mexicanos por parte del crimen
organizado, en connivencia con autoridades de México, para extorsionar a
sus familias o para usarlos como esclavos en los plantíos de mariguana y
amapola, o bien para el transporte de cocaína y drogas sintéticas hacia
Estados Unidos.
En realidad no se tiene una cifra exacta de los inmigrantes
que cada año son secuestrados en México, pero un informe de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos (CNDH) de 2009 señalaba que en sólo seis
meses, alrededor de 10 mil indocumentados habían sido secuestrados por
células de Los Zetas o pandillas que se los entregaban. Éstas, a
su vez, pedían a los familiares de las víctimas el pago de hasta 2 mil
500 dólares por cada inmigrante, lo que dejó una ganancia a los
delincuentes de cerca de 25 millones de dólares.
Este fenómeno inició a finales de la década pasada, pero en
ésta ha cobrado mayor relevancia por los casos de los 72 inmigrantes
centroamericanos asesinados en San Fernando, Tamaulipas, al negarse a
participar como sicarios de Los Zetas; y la desaparición de 50
indocumentados de distintas nacionalidades en una localidad de Oaxaca.
Esos hechos vergonzosos han llamado la atención del mundo, especialmente
por la crueldad con que son tratadas las víctimas por parte de las
mafias mexicanas.
Según un informe de la CNDH, en promedio 54 indocumentados
son secuestrados cada día en México. De acuerdo con testimonios
recogidos por la institución, se trata, muchas veces, de secuestros
masivos de personas que son obligadas a trabajar como esclavos o a
prostituirse, o someterse a todo tipo de humillaciones para conseguir su
libertad.
"Agarraron un fierro que tenía una zeta dibujada, lo
calentaron y me dijeron: Ahora sí te va a llevar tu chingada madre",
relató un hondureño de 18 años, quien no sólo vivió en carne propia la
tortura, sino que también vio padecer a otros jóvenes que fueron
secuestrados en su grupo. "Él no quería hablar, no quería hablar, y (un
secuestrador) le dijo: sos mudo que no hablas o no tienes lengua... Te
voy a quitar la lengua para que de verdad no hables. Y agarraron un
cuchillo, un puñal, le abrieron la boca y le rajaron la lengua."
Entre los siglos XVI y XIX la esclavitud fue uno de los más
prósperos comercios de los países de Europa, principalmente España,
Inglaterra, Portugal, Francia y Holanda. A este comercio también le
entró Estados Unidos, que trajo de África la mano de obra que necesitaba
para echar a andar su economía.
Millones de africanos e indígenas de América fueron marcados,
golpeados, tratados como animales y expoliados hasta la muerte. Se
erigieron entonces verdaderas empresas que se dedicaban a la caza,
transporte y venta de hombres, mujeres y niños que se convirtieron en el
motor de las economías de los países que hoy conocemos como
“desarrollados”.
Hoy, en México, estamos ante una nueva versión del
esclavismo con los inmigrantes nacionales y de otros países que son
secuestrados por bandas del crimen organizado para realizar las labores
que necesitan y que les generan ganancias millonarias, que al final del
ciclo financiero realimentan las economías más poderosas del mundo.
Hace poco el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad
Pública, Alejandro Poiré, reconoció que los cárteles de las drogas
secuestran a inmigrantes para obligarlos a integrarse a sus filas.
“Algunas organizaciones están enfrentando una situación muy
adversa para abastecerse de recursos y para reclutar personas que
voluntariamente quieran participar en estas bandas criminales”, dijo el
funcionario.
Por su parte, el comisionado del Instituto Nacional de Migración
(INM), Salvador Beltrán del Río, reveló que en lo que va del año han
recibido la denuncia de 222 supuestos secuestros de indocumentados
centroamericanos.
"Son casos que a nosotros nos han denunciado, que nos han señalado
los migrantes que han sido asegurados por el Instituto Nacional de
Migración, o sea que son migrantes que pasan por una estación migratoria
y dicen: 'yo sí fui objeto de un secuestro o tuve conocimiento de un
secuestro', pero hasta ahí", explicó.
Para investigar estos y otros casos, el pasado 31 de agosto la CNDH
firmó con las secretarías de Gobernación y Seguridad Pública el Acuerdo
sobre la Estrategia Integral para la Prevención y Combate al Secuestro
de Migrantes, y actualmente elabora un nuevo diagnóstico sobre el plagio
de indocumentados.
Pero lo que no han contemplado ni el gobierno de Felipe Calderón ni
la CNDH son los secuestros de inmigrantes mexicanos por parte de los
cárteles, que se han llevado camiones repletos de campesinos, de quienes
hasta ahora no se conoce su paradero. Es el caso de los labriegos de
Querétaro que desaparecieron de la Sierra Gorda en febrero pasado.
Un caso más reciente fue el de los 50 jornaleros –15 de ellos menores
de edad– originarios de Eloxochitlán, Puebla, quienes fueron privados
de su libertad por un grupo armado en la ciudad de Caborca, Sonora. Los
campesinos plagiados fueron hallados con vida en el interior de un
domicilio de la colonia Las Lomas, con huellas de golpes.
En octubre pasado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena)
informó que tenía un registro de mil 700 personas desaparecidas, sea
porque habían sido víctimas de levantones o bien por secuestros realizados en Tamaulipas y Nuevo León.
Y reconoció que otros cientos de personas habían denunciado a la IV Región Militar que algún familiar había sido plagiado o levantado
por algún comando. Sin embargo, muchas familias ya no continuaban con
la búsqueda de sus desaparecidos ni seguían el curso de las indagatorias
por las amenazas de los grupos criminales.
Las desapariciones, según las fuentes militares, obedecen a tres razones fundamentales: en el caso de los levantones,
para engrosar las filas de las organizaciones criminales ante las
detenciones o muertes de sus miembros, o como una táctica para
exterminar a los rivales, y en el caso de los plagios, para pedir
rescates y financiar con ello sus actividades delictivas.
El 10 de agosto pasado, al celebrarse el Día Internacional del
Desaparecido, la Federación Latinoamericana de Asociaciones de
Familiares de Detenidos-Desaparecidos calculó que durante el gobierno de
Felipe Calderón han desaparecido más de 3 mil personas: 400 por razones
políticas, 500 mujeres y niños relacionados con la trata de personas y 2
mil 100 por razones de narcotráfico.
Este registro de más de 3 mil desapariciones es sumamente grave, y si
seguimos la lógica del gobierno y de los militares, muchos de ellos
habrían pasado a formar parte de las nuevas cuadras de esclavos que el
crimen organizado ha formado para seguir con un negocio que día a día
crece sin que las autoridades puedan detenerlos.
Fuente, vìa :
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/86802
http://proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/86802
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