La
APPO, la gloriosa APPO, la Comuna de Oaxaca, el experimento radical
brutalmente reprimido el 25 de noviembre de 2006, parece ser hoy una
mera bandera deshilachada que grupos de todos los colores arrastran
ocasionalmente por las calles de Oaxaca y provocan indiferencia o
rechazo.
¿Queda algo del experimento? Es un hecho que ahuyentó el turismo y
contribuyó a agravar la situación económica. El movimiento dejó una
sociedad intensamente polarizada –con bandos que se perciben como
enemigos y lo demuestran a menudo a balazos. Y a esto debe agregarse el
desencanto de muchos tanto los que dejaron las filas del movimiento al
sentirse traicionados por quienes se apoderaron de sus mecanismos de
coordinación para llevar agua a sus molinos ideológicos y políticos,
como aquellos que se dieron por vencidos: aparentemente, de nada sirvió
el rechazo espectacular contra un régimen económico y político y quien
lo encarnaba. Como consecuencia, algunos se fueron a engrosar algún
intento de emprender la que todavía se llama
vía armaday otros convirtieron su desencanto en cinismo y apatía.
¿Es eso todo? Desastre económico y social, rabia, frustración,
desencanto, ¿es éste el saldo? La pregunta se ha repetido en el país y
en el mundo en los años recientes. ¿Se ha agotado la calle? 30 millones
de personas fueron incapaces de impedir la insensata guerra contra Irak.
Los trabajadores franceses o los italianos no han podido evitar o
siquiera reducir las atrocidades de Sarkozy y Berlusconi. La más
impresionante movilización pública de los indocumentados en Estados
Unidos, una de las más grandes en la historia del país, no hizo sino
agravar su situación. Así ocurre también en Grecia, cuando millones de
personas padecen el agresivo
ajuste estructuralque se impuso al país para salvar a los bancos europeos y sus movilizaciones no logran detenerlo.
Merece reflexión cuidadosa el hecho de que los gobiernos parecen
haber encontrado fórmulas de inmunidad ante la movilización en las
calles. Muchos analistas, por ejemplo, se apresuraron a señalar que la
movilización de los trabajadores franceses contra la reforma de las
pensiones marcaría una gran derrota de la dictadura financiera. Tuvieron
que tragarse sus palabras. Como nos tragamos las nuestras cuantos
consideramos imposible que las clases políticas de México sostuvieran a
Ulises Ruiz hasta el último día de su mandato, a pesar de sus crímenes
evidentes y de su manifiesta incapacidad de gobernar a ciudadanos que lo
rechazaron de forma tan general y contundente.
Antes que analizar ese aspecto necesitamos tomar en cuenta que
lo de Oaxaca fue más que la calle. Se trató de un experimento radical
muy hondo, para escapar a la falsa disyuntiva que parece confinarnos a
escoger entre una
Para explicar la necesidad de las organizaciones dirigentes, Trotsky empleó alguna vez una metáfora mecánica: consideraba que sin ellas
Oaxaca se mantiene
Fuente, vìa :vía armadaque la mayoría de la gente rechaza y parece condenada al fracaso, y una
vía electoralcada vez más ilusoria: quienes se aferran a ella contra toda experiencia y a pesar de la decadencia evidente de partidos e instituciones resultan atrapados en un empeño reaccionario de cambiarlo todo para que nada cambie –reduciendo la lucha a una mera sustitución de dirigentes que prometen proyectos alternativos de país.
Para explicar la necesidad de las organizaciones dirigentes, Trotsky empleó alguna vez una metáfora mecánica: consideraba que sin ellas
la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera, aunque subrayó que los movimientos sociales no son impulsados por la caldera o el pistón, sino por el vapor. Al comentar estas ideas en 2007, en torno a los acontecimientos de Oaxaca, Adolfo Gilly consideró que esa
materia real, inasible e indefinibleque Trotsky llama
energía de las masas
vaportiene
sentido, entendimiento y razón y por eso no se disipa, como el vapor, sino que perdura transmutada en experiencia, invisible para quien cree que el movimiento reside en el pistón y la caldera (es decir, en los aparatos organizativos), pero presente en aspectos posteriores inesperados de la vida cotidiana. y compara con el
Oaxaca se mantiene
a todo vapory así ilustra de nuevo lo que parece estar ocurriendo en el mundo entero. En medio del desastre, cuando todo lo que es sólido se desvanece en el aire (por retomar la frase clásica), cuando gobernantes e instituciones muestran su incapacidad de enfrentar los desafíos actuales, hasta los más urgentes, la esperanza se nutre con las rebeldías que surgen en todas partes. La principal de ellas es la insurrección de las imaginaciones reprimidas que desgarra continuamente las prisiones del pensamiento constituido y se atreve a inventar los nuevos caminos. Se encuentra ahí la fuerza que permitirá esperar con entusiasmo el nuevo año.
http://www.jornada.unam.mx/2010/12/27/index.php?section=opinion&article=017a1pol
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