La filtración de material reservado de la diplomacia estadounidense a través de Internet es
un hecho de la mayor trascendencia, susceptible de ser analizado desde
un punto de vista político y cultural. Se trata, según los entendidos,
de un hecho histórico que desclasifica antes de tiempo una serie de
documentos relativos a la actividad diplomática que despliega la primera
potencia mundial en los más diversos rincones del orbe.
Desde un punto de vista político, se
pone en evidencia que la era de la globalización no ha alterado el
actuar de los gobiernos del mundo. Tal como se ha dicho con crudeza, la
arena política – a nivel nacional o internacional – es la confrontación
por todos los medios de fuerzas e intereses. Cada gobierno, acaso todos,
en la medida de sus capacidades, cuentan con un séquito de
funcionarios, militares, diplomáticos y agentes que hacen el “trabajo
sucio” para lograr los objetivos dispuestos por el poder. Estados Unidos es el caso ejemplar, pero no el único. En pocas palabras, Wikileaks nos viene a mostrar que existe, y siempre ha existido, el “lado B” de la política, un hecho que la mayoría de los medios oculta.
En estas cloacas del mundo político se
juega el poder y el sometimiento de gobiernos y pueblos enteros. El
diccionario básico de este mundo incluye términos tales como: chantaje,
asesinato, bloqueos, intervenciones militares, presiones económicas,
espionaje, coimas y un largo etcétera. Este tipo de actividades se hacen
más sensibles en las llamadas cuestiones estratégicas que dicen
relación, hoy por hoy, con el petróleo, la venta de armas, el manejo de
grandes medios de comunicación, la alta tecnología y, desde luego, el
flujo de capitales y mercancías alrededor de todo el planeta.
Desde un punto de vista cultural, llama
la atención que no estamos ante una filtración de cartas o documentos
impresos sino de bases de datos digitales. El poder se administra a
través de redes digitalizadas que instituyen un nuevo “lenguaje de
equivalencia”. Dicho lenguaje era la escritura, de modo que el ejercicio
del poder o su impugnación se hacían desde la palabra escrita, cartas y
edictos, discursos y manifiestos. Esto era cierto tanto para los
delegados de los Imperios Coloniales como para los próceres
independentistas, todos formados en universidades europeas. En la
actualidad, cualquier pretensión de resistencia ante los poderes del
mundo exige manejar los nuevos lenguajes digitales.
Es lícito sospechar que los antecedentes
expuestos por Wikileaks, constituyen, apenas, la punta de un iceberg
mucho más contaminado y tenebroso. De aquí se pueden colegir dos
lecturas posibles: desde una mirada escéptica y cínica, habría que
repetir con el filósofo que la historia avanza, de manera ineluctable,
pisando las florecillas al borde del camino. Sin embargo, este episodio
puede ser entendido en un sentido democrático, en cuanto insta a los
ciudadanos del mundo a exigir de sus gobiernos una mayor trasparencia y
responsabilidad en el manejo de las cuestiones nacionales e
internacionales.
Fuente, vìa :
http://www.elciudadano.cl/2010/12/07/wikileaks/
http://www.elciudadano.cl/2010/12/07/wikileaks/
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