Pedro Echeverría V.
1. Los dos gritos libertarios, las grandes y movilizadoras consignas
de la revolución armada en Cuba (Patria o Muerte, Venceremos) y de la
revolución pacífica en Venezuela (Hacer la revolución o morir en el
intento) me parecen tener el mismo significado porque ponen adelante la
necesidad de hacer una revolución; sin embargo mientras la de Cuba
suena más fuerte la venezolana se lee más reflexiva. Recuerdo que la
consigna de los revolucionarios franceses -quizá era de los Jacobinos-
que luchaban contra el sistema feudal a finales del siglo XVIII fue
“Libertad, igualdad y fraternidad” y la de los bolcheviques rusos, muy
radicalizados en ese momento (1917), buscando brincarse la etapa
capitalista, lanzaron la consigna de: “Todo el poder para los soviet”
(consejos obreros). En México quizá fue el PRI, quien se apropió de la
revolución de 1910-17, quien resumió la consigna: “Democracia y justicia
social” en los años 30.
2. Con excepción a la venezolana que parte de un procesos electorales
pacíficos, las revoluciones francesa, mexicana, rusa y cubana, fueron
violentas. Tres de esos grandes movimientos se plantearon la
construcción del socialismo; la francesa y la mexicana buscaron
construir una sociedad burguesa justa. ¿Qué pasó después para que ningún
gobierno pudiera cumplir con lo que se propuso en sus consignas? La
revolución francesa, encabezada por los Dantón, Robespierre, Marat,
después de confrontar a la monarquía y la aristocracia, llevó al
enfrentamiento interno de los revolucionarios dando lugar a la
instalación de la monarquía y la dictadura de los Bonaparte. Aunque el
capitalismo logró imponerse, la realidad es que “libertad” fue sólo para
clase dominante y la “igualdad” y “fraternidad” fueron enterradas para
dar paso al nuevo sistema de dominación capitalista cruel y
despiadado, pero tapada con el velo de la modernidad.
3. La revolución mexicana, cuyos defensores se ufanan en decir que
fue la primera del siglo XX, correspondió al periodo de las revoluciones
burguesas que habían iniciado los franceses. Con excepción de los
anarquistas magonistas que desde 1911 denunciaron a la revolución de
estar al servicio de los ricos, porque era una revolución capitalista,
los diferentes sectores de dirigentes: maderistas, zapatistas,
carrancistas, obregonistas, villistas, sólo lucharon por una revolución
agraria y de justicia social. La revolución avanzaba mientras no se
tenía claro hacia dónde; sólo se buscaba la instauración de un nuevo
Estado autoritario que desde arriba organizara y ordenara todo. El
resultado, que es el que define su característica “democrática
burguesa”; fue la instauración de una sociedad con relaciones
capitalistas de producción. Nada de democracia real mucho menos de
justicia social como fue la divisa que el PRI manejó durante 70 años.
4. Los bolcheviques, dirigidos por Lenin, aprovechando la coyuntura
de la guerra y la derrota del ejército zarista, asumieron bajo violencia
el gobierno y el poder en noviembre de 1917. La consigna fue: “Todo el
poder para los soviet”, o sea para los consejos obreros; sin embargo
esa consigna sólo fue de agitación porque las condiciones para ello la
hacían casi imposible. Lenin tuvo que reconocer que se tenían que dar
pasos atrás porque el capitalismo estaba muy atrasado y la clase obrera
era poco numerosa, muy minoritaria en la sociedad campesina rusa.
Además el capitalismo estrechó un cerco a su alrededor y acudió a
métodos de provocación. Esa consigna que partía de la idea de Marx para
los países capitalistas altamente desarrollados no en la Rusia
semifeudal y autocrática no cabía. Jamás las fábricas fueron entregadas
a los obreros, sino que esas fueron administradas por una burocracia
centralizada.
5. La combativa consigna de Patria o Muerte, Venceremos, que Fidel y
los revolucionarios agitaron en Cuba y América Latina, fue un
maravilloso grito de combate. Liberar a la Patria o Morir luchando por
ella fue esencialmente una consigna antinorteamericana porque EEUU tenía
hasta 1959 el control absoluto de la política y economía cubana. Cuba,
aunque algunos de sus dirigentes tenía simpatías por el socialismo, no
se planteó caminar por ese rumbo en dos años (1959 y 1960) porque
buscaba el reconocimiento del gobierno yanqui y demás gobiernos del
mundo; podría probarse que fueron los bloqueos, los bombardeos y demás
agresiones de los gobiernos Eisenhower y Kennedy –que reclamaban el
respeto a las propiedades de los empresarios yanquis- los que obligaron
al gobierno cubano a decretar la construcción del socialismo. Cuba
logró cumplir la consigna de “una patria libre” pero bloqueada por los
EEUU.
6. En Venezuela -así como en Bolivia- se vive un ensayo pacífica, el
primero después del allendista asesinado en Chile por militares y los
yanquis, por construir el socialismo desde el gobierno enfrentando a
una gran burguesía aliada a los EEUU que tiene el poder. Hugo Chávez ha
dicho, como los revolucionarios cubanos en su tiempo, que la
alternativa es: hacer la revolución o morir en el intento. Lo que salga
en Venezuela y Bolivia en los próximos 10 años será sin duda una gran
experiencia para el mundo. El problema es que el gobierno
norteamericano –después de instalar siete bases militares en Colombia,
situar barcos de guerra frente a Costa Rica y arreciar su guerra contra
las guerrillas de las FARC- está queriendo estrangular esa
experiencia. Se espera que ese “intento socialista” se haga más real y
radical para evitar un sangriento fatal golpe de Estado al estilo
Pinochet-Nixon. No se trata de morir sino de avanzar y de ser en
ejemplo para los
explotados.
7. Aunque hoy Wikileaks haya denunciado que el Vaticano ha buscado
que los gobiernos de Cuba y los EEUU se alíen para frenar el socialismo
de Chávez, el papado olvida que los gobiernos de Cuba y Venezuela están
hermanados en su lucha contra el imperio y por el socialismo. Y a
pesar que no ha habido algún país socialista en el mundo sino simples
experiencias llenas de honestidad y voluntarismo, los cubanos,
venezolanos y bolivianos están en este momento en la vanguardia de la
lucha contra los gobiernos guerreristas de los EEUU y, al mismo tiempo,
los que se encuentran en la mira de cualquier invasión de los señores
de la guerra. Si bien las consignas no se consiguieron porque ninguna
revolución logró realmente la liberación de su pueblo, me parece que la
que nos enseñó como enseñanza filosófica la revolución francesa como
consigna: “Libertad, igualdad y fraternidad”, siguen muy pendientes y
vigentes para cualquier lucha porque son valores
universales superiores.
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