Este medio lo ha dicho en más de un par de ocasiones: al amparo de la
extática luna de miel del rescate de los 33 mineros, Piñera está pasando
de contrabando proyectos políticos que en otra circunstancia habrían
dejado el desparramo. Con la intervención del diputado Alberto Cardemil,
su estrategia enfilada a la reforma constitucional que le permita la
reelección inmediata, dio un nuevo y significativo paso, ante la
impavidez de un sector de la oposición y la complicidad de otro.
Bajo
el título “Diputado Cardemil destaca ‘flexibilidad y realismo’ de
sectores políticos que plantean reelección presidencial”, el tema lo
difundió el boletín informativo de la Cámara de Diputados el 5 de
noviembre.
El texto de la nota señala lo que sigue:
“El
diputado de Renovación Nacional y miembro de la Comisión de
Constitución de la Cámara, Alberto Cardemil, coincidió con la idea
planteada por sectores de la DC y el PRI en relación con estudiar una
reforma que permita la reelección presidencial.
“Celebro
que los diputados de la Concertación, y especialmente del PRI, hayan
planteado una apertura para la discusión de un eventual alargamiento del
período presidencial, por una parte, y replantear la idea de una
reelección sin dramatizar que esto se aplique al actual Presidente”,
dijo el diputado.
Cardemil calificó la propuesta como “un
gesto de realismo que ayuda al análisis sistemático de las reformas
políticas que pronto se iniciará en el Congreso”.
El
parlamentario explicó que “en esta agenda se deben incluir también temas
como las correcciones al binominal, el aumento del número de senadores
mediante la creación de nuevas circunscripciones, el voto de los
chilenos en el extranjero y la modernización de la ley de partidos
políticos”.
Para el diputado estas reformas políticas “son
temas claves que debemos abordar en estos cuatro años y la flexibilidad
y realismo con que se plantean propuestas que modifiquen el período
presidencial ayudan a tener un buen debate”.
El primer
aspecto que llama la atención es esa astucia tan propia de la derecha
criolla, maestra en el oficio de sacar las castañas con la mano del
gato.
Así, según Cardemil, no es la derecha la que coloca
el tema -no vaya a ser cosa- sino “sectores de la DC y el PRI”. Él sólo
“coincide” con esos sectores, que plantean “estudiar una reforma que
permita la reelección presidencial”, lo cual, en todo caso, considera
como un dechado de “flexibilidad y realismo”.
Luego
aquello que había omitido pudorosamente el diputado Gaspar Rivas, autor
de la iniciativa, hoy lo desempaca Cardemil, aunque siempre en tono
asordinado, oblicuo y sibilino.
No es que el proyecto
apunte a la reelección de Piñera, pero tampoco es dramático si se aplica
al actual Presidente. En una de esas pasa.
La intención
de la maniobra queda más clara aún cuando Cardemil desenfunda la moneda
de cambio; o sea, una agenda en la que se incluyen temas como “las
correcciones al binominal, el aumento del número de senadores mediante
la creación de nuevas circunscripciones, el voto de los chilenos en el
extranjero y la modernización de la ley de partidos políticos”.
En
otras palabras, los mismos temas vetados por la derecha casi por
principio durante veinte años, hoy están en subasta, a cambio de la
reelección presidencial.
Y para remachar, Cardemil se
despacha el siguiente tiro por elevación, que seguramente hará poner los
ojos blancos a los buenos entendedores:
“La flexibilidad y
realismo con que se plantean propuestas que modifiquen el período
presidencial ayudan a tener un buen debate”.
La operación
política en marcha para instalar, en lo posible en forma indolora, la
reeleción inmediata de Piñera, dio una nueva señal el domingo, esta vez
por el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, en el diario La Tercera, que la consignó de la siguiente manera:
"El
ministro del Interior abordó otro tema de la agenda política: la
posibilidad de que el gobierno elabore un paquete de reformas políticas e
incluya la reelección a partir de este gobierno, en el caso de que
exista consenso en todos los sectores".
A estas alturas
parece oportuno aclarar que el dilema no consiste en la reelección
inmediata del Presidente de la República, y que el tema no es de
principio, sino de oportunidad.
En la medida en que sea un
mecanismo constitucional transparente y legítimamente
institucionalizado, ningún demócrata debería temer al veredicto de las
urnas.
El problema es el secular oportunismo de la derecha
para explotar y extraer beneficio del más mínimo elemento que
contribuya a preservar su dominio.
De hecho, el proyecto no es nuevo y ni siquiera tan antiguo.
El
Boletín N° 7197-07, del 8 de septiembre de 2010, que establece la
reelección inmediata de Piñera, es idéntico, hasta en la redacción, al
Boletín 4194 07, del 9 de mayo de 2006, archivado el 9 de junio de 2009,
porque la derecha no le dio la pasada.
La única diferencia es que permitía la reelección inmediata de Michelle Bachelet en lugar de Sebastián Piñera.
Huelga
consignar que si no fuera por la miopía característica de quienes velan
sólo por su metro cuadrado, y la derecha hubiera apoyado esa reforma,
hoy tendría la leche casi cocinada.
La derecha hondureña
propició el golpe de Estado el 28 de junio de 2009 bajo la falsa
acusación de que Manuel Zelaya pretendía pasar de contrabando un
proyecto de ley que permitía la reelección inmediata. Inviertiendo el
argumento, si hoy hubiese fuerza, sería legítimo sacar a Piñera con
camas y petacas, y mandarlo al exilio, por ejemplo, a Colombia.
Una
de las premisas más recurrentes y socorridas de la odiosa y sistemática
campaña de la derecha chilena contra el Presidente Hugo Chávez apunta a
que se trata de un dictador, porque pretende perpetuarse en el poder
mediante la reelección indefinida.
¿Con qué cara podrá sostener, de aquí en más, ese argumento?.
Tratándose de la derecha chilena, capaz que lo consiga.
Vìa: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=116379
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