Panamá. Caminar por el
camino de piedra y tierra que bordea el río Tabasará para llegar al
sitio de construcción de la controvertida represa hidroeléctrica Barro
Blanco de Panamá, es un poco como entrar en la novela de Gabriel García
Márquez titulada Crónica de una muerte anunciada. El camino
está bloqueado por enormes árboles talados y aparentemente pilas de
rocas interminables. Uno sabe que viene la batalla, pero no se sabe
cuándo, ni qué tan violenta.
Las barricadas fueron colocadas por
activistas ngäbe-buglé, que acusan que la empresa panameña privada que
construye la presa Barro Blanco, Generadora del Istmo SA (Genisa),
construyó el camino para que la policía panameña pueda cruzar el terreno
y desalojar a los cientos de manifestantes. Los indígenas se niegan
firmemente a abandonar la tierra -su tierra– que la presa inundará, de
acuerdo con lo programado. Los árboles y las rocas que los activistas
utilizaron para bloquear el camino quizá no son un gran desafío para el
equipo pesado de Genisa, pero el enorme agujero que hicieron en el
puente temporal sobre el profundo y caudaloso Tabasará puede ser un
problema real.
En lo alto de un acantilado con vistas
al sitio de la construcción de Barro Blanco, y a las cicatrices en el
Tabasará, cientos de manifestantes ngäbe-buglé construyeron un
campamento de protesta repleto de pancartas y banderas y una estructura
de tres paredes pequeñas, hecha de hojas de palma. Decenas de
manifestantes duermen bajo las estrellas en lonas y cartones. Comen
puñados de Froot Loops, y se en botellas de refresco recortadas se
reparten frijoles refritos de un cubo de cinco galones.
A unos cientos de metros de distancia,
en un otro camino de tierra, un pequeño contingente de policías con
camisetas que dicen “Antidisturbios” mantienen un ojo en el campamento.
Desafiando el calor, que llega a los 40
grados, hay un joven cubierto de pies a cabeza que oculta su identidad.
Sólo sus ojos se asoman. “¿A dónde vamos a ir?”, exclama. “Esta es
nuestra tierra. Vivimos aquí. Siempre hemos vivido aquí”. Este
estribillo se repite una y otra vez en las voces ngäbe-buglé.
La construcción del proyecto
hidroeléctrico se inició en 2011, y la resistencia a ella es feroz. En
varias ocasiones, los ngäbe-buglé y las comunidades indígenas, latinas,
de trabajadores y sus apoyadores bloquearon la cercana carretera
Panamericana, principal sustento económico de Panamá. En una acción en
2012 lograron gran atención de la prensa nacional por cerrar la
carretera durante más de ocho días. Sin embargo, pagan un alto precio
por su defensa del territorio. Al menos dos manifestantes murieron en
enfrentamientos con la policía. Y ahora, con la terminación de la
construcción de la presa cerca, los riesgos son aún mayores.
Genisa señaló que sólo 14 hectáreas de
terreno y cinco familias indígenas serán afectadas por la represa. Los
activistas ngäbe-buglé indican que esas cinco familias rechazaron las
ofertas de la empresa -de entre mil y 4 mil dólares para cada una- de
abandonar las tierras que cultivan y donde cazan, pescan y viven desde
siempre.
Ricardo Miranda, activista que lucha
contra la presa, dice que más de 400 ngäbe-buglé serán desplazados y 3
mil 500 más perderán sus tierras de cultivo, caza y pesca, así como el
acceso a agua potable limpia y fresca. Un informe de 2013 del Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo concluyó que lo más probable
es que tres pueblos ngäbe-buglé sean inundados por el proyecto.
Desaparecerán también cuatro petroglifos precolombinos que, de acuerdo
con el arqueólogo panameño Jonathan González, son monumentos nacionales
protegidos.
Genisa está constituida en Panamá, pero
el presidente de su junta es Luis Kafie, uno de los hombres más ricos de
Honduras. De acuerdo con el sitio web de Genisa, el Congreso General de
los ngäbe-buglé delegó una decisión sobre Barro Blanco en el Congreso
Regional de Kädriri, que aprobó el proyecto. Pero Ricardo Miranda
insiste en que el acuerdo no es válido debido a que el Congreso no está
autorizado a negociar un acuerdo sobre las tierras con una empresa
privada, y que en tales casos se requiere un referéndum público.
La represa Barro Blanco es financiada
por el Banco holandés FMO, el Banco Alemán DEG y el Banco
Centroamericano de Integración Económica (BCIE). Todos los sitios web de
los bancos promocionan su responsabilidad ambiental y social, y Miranda
espera que los grupos de solidaridad en Holanda y Alemania presionen a
FMO y DEG para adherirse a los estándares oficiales de responsabilidad
social de la Unión Europea y que abandonen Barro Blanco.
Mientras tanto, los ngäbe-buglé escalan
su lucha frente a Genisa y el gobierno panameño. Su primer campamento de
protesta estuvo un par de millas por fuera de la vista de la obra de
construcción de la presa. Pero en marzo, la apuesta subió y se
trasladaron el campamento aguas abajo, a su ubicación actual, a plena
vista de la obra. Panamá tiene elecciones nacionales el 4 de mayo, y
pocos piensan que el gobierno emprenderá una acción contra los
manifestantes antes de eso. Los manifestantes anunciaron que entrarán al
área de la obra, aunque no precisan cuándo.
Miranda es el coordinador general del
Movimiento 10 de abril (M-10), una organización fundada por activistas
ngäbe -buglé en abril de 1999 para defender la cuenca del Tabasará de
proyectos hidroeléctricos. En una entrevista en la Ciudad de Panamá,
indicó que el M-10 está listo si el gobierno se mueve contra los
manifestantes. Miranda indica que 20 sindicatos y grupos indígenas y
campesinos se comprometieron a cerrar las principales carreteras y
autopistas en al menos 15 lugares por todo el país si la construcción de
Barro Blanco no se detiene pronto; añadió que al menos algunas
carreteras se cerrarán si el gobierno ataca el campamento de protesta
ngäbe-buglé.
Mientras tanto, el gobierno panameño
sube la presión. El 20 de marzo, el gobierno emitió órdenes de detención
contra Miranda y su tío activista, Manolo Miranda. Los defensores del
territorio culpan al gobierno por la reciente ola de mal funcionamiento
de teléfonos celulares que afecta a sus filas. Con la economía de Panamá
en pleno auge, cortes de electricidad cada vez más frecuentes, y los
ngäbe-buglé profundizando su defensa de sus tierras, la verdadera
batalla por Barro Blanco puede estar apenas empezando.
http://desinformemonos.org
http://desinformemonos.org/2014/05/la-batalla-de-los-ngabe-bugle-por-su-rio-apenas-empieza/
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