Por Juanita León / La Silla Vacía
La encuesta Gallup publicada esta semana, que coincide en líneas generales con la de Cifras y Conceptos, muestra inequívocamente que habrá segunda vuelta y que esta será entre Juan Manuel Santos y Óscar Iván Zuluaga. En esa segunda ronda, el candidato uribista le saca al presidente-candidato una ventaja de siete puntos.
Las cifras son así: Zuluaga sube nueve puntos y se ubica en un 29,3 empatado con Santos, que pierde tres puntos. Después los sigue la candidata conservadora Marta Lucía Ramírez con un 14 por ciento y atrás, con un 10 por ciento, están Clara López y Enrique Peñalosa. El voto en blanco pierde 10 puntos y se ubica en un 5,8 por ciento, más parecido a sus niveles históricos.
En una segunda vuelta, Santos sacaría 35 puntos y Zuluaga 42,5, según la Gallup. Pero en esta ronda, el voto en blanco sigue siendo muy alto, del 19 por ciento, lo que todavía crea un margen de incertidumbre sobre el resultado final.
Sin embargo, hay varios datos de esta encuesta que no favorecen a Santos en una eventual segunda vuelta.
Cuando se cruza la intención de voto en segunda vuelta con la afinidad por partido, Zuluaga recoge más gente de los partidos por fuera de la Unidad Nacional que Santos.
La gente del Polo, de la Alianza Verde y del Partido Conservador está más dispuesta a moverse hacia las toldas de Óscar Iván que hacia las de Santos. El antisantismo en los tres partidos es evidente. Incluso, contraintuitivo.
Por ejemplo, en caso de una segunda vuelta entre Santos y Clara López, el 51 por ciento de los conservadores dicen que se irían con la candidata de izquierda y el 35 por ciento con Santos, con quien en principio hay más afinidad ideológica.
Si la segunda vuelta fuera entre Santos y Marta Lucía Ramírez, el 41 por ciento de los del Polo dicen que preferirían votar por la candidata conservadora y de derecha mientras que solo el 28 por ciento lo haría por Santos.
La esperanza que tendría Santos es que entre los sin partido, los del Polo y la Alianza Verde uno de cada tres sigue diciendo que votaría en blanco. Ese se convertiría en el segmento a seducir.
Aunque lo que revela la evolución de la intención de voto en la primera vuelta, es que los que decían que votarían en blanco no eran los indignados –como lo supusieron los analistas- sino en realidad los uribistas que no conocían a Óscar Iván.
El otro dato que indicaría que –si no sucede nada raro en los próximos días- Santos podría perder es que el 68 por ciento de los encuestados considera que el país va por mal camino, un ocho por ciento más que el mes anterior.
Como una reelección es un plebiscito para el gobierno, esa cifra es un abierto rechazo a la continuidad. Y por el contrario, encaja con la narrativa de los uribistas, de que “ibamos bien, Santos nos traicionó, ahora vamos mal, hay que retomar la senda del futuro”.
El tercer factor que también va en contravía de las intenciones reeleccionistas tiene que ver con las principales preocupaciones del electorado.
Al principio de su campaña, cuando Santos nombró a Germán Vargas Lleras como su fórmula vicepresidencial, se la jugó por mostrar resultados, sobre todo en el tema de viviendas gratis. Pero a medida que avanzó la campaña, centró su mensaje en la necesidad de un “segundo tiempo” para la paz.
La paz es el hilo conductor de toda su estrategia de comunicación, tanto de él como candidato como de la publicidad institucional del gobierno. Y esta encuesta muestra que la paz está en la cola de las preocupaciones de la gente.
Primero está el desempleo, la salud, la seguridad urbana. La negociación con la guerrilla solo es un tema prioritario para el 4,7 por ciento de la gente.
El gobierno filtró el ‘globo’ en Caracol sobre la posibilidad de suspender los diálogos en La Habana hasta después de la segunda vuelta, seguramente para medir qué tanta favorabilidad tendría esta idea que cuenta con adeptos entre los estrategas santistas. Sin embargo, es posible que ya sea demasiado tarde para cambiar el eje del mensaje reeleccionisa.
La campaña uribista, por el contrario, ha enfocado sus cuñas de televisión hacia los problemas que más le importan a la gente como la seguridad en las ciudades, la salud y la educación. En ellas aparece Zuluaga ofreciendo soluciones concretas, lo que contrasta con un mensaje más gaseoso de las de Santos a favor de la paz.
Zuluaga ahora es visto como el “mejor capacitado” para lidiar con la mayoría de los problemas del país, salvo negociar con la guerrilla. Esto puede ser producto de las cuñas de televisión. Pero también de las movilizaciones sociales de los últimos días.
“El paro de maestros, de campesinos, de trabajadores de la salud crea una desconfianza en la capacidad del presidente para manejar esos temas”, dijo una fuente. “Santos está luchando contra un ambiente negativo que paradójicamente generaron los enemigos de Óscar Iván y Uribe”.
No en vano, políticos como Piedad Córdoba e Iván Cepeda, que son cercanos a los líderes de estas movilizaciones y también activistas a favor del proceso de paz, se movieron en las últimas semanas para tratar de desactivar el paro y hacerle el guiño a Santos. Saben que al final esos paros solo crecen a su archirrival Uribe.
Las cifras son así: Zuluaga sube nueve puntos y se ubica en un 29,3 empatado con Santos, que pierde tres puntos. Después los sigue la candidata conservadora Marta Lucía Ramírez con un 14 por ciento y atrás, con un 10 por ciento, están Clara López y Enrique Peñalosa. El voto en blanco pierde 10 puntos y se ubica en un 5,8 por ciento, más parecido a sus niveles históricos.
En una segunda vuelta, Santos sacaría 35 puntos y Zuluaga 42,5, según la Gallup. Pero en esta ronda, el voto en blanco sigue siendo muy alto, del 19 por ciento, lo que todavía crea un margen de incertidumbre sobre el resultado final.
Sin embargo, hay varios datos de esta encuesta que no favorecen a Santos en una eventual segunda vuelta.
Cuando se cruza la intención de voto en segunda vuelta con la afinidad por partido, Zuluaga recoge más gente de los partidos por fuera de la Unidad Nacional que Santos.
La gente del Polo, de la Alianza Verde y del Partido Conservador está más dispuesta a moverse hacia las toldas de Óscar Iván que hacia las de Santos. El antisantismo en los tres partidos es evidente. Incluso, contraintuitivo.
Por ejemplo, en caso de una segunda vuelta entre Santos y Clara López, el 51 por ciento de los conservadores dicen que se irían con la candidata de izquierda y el 35 por ciento con Santos, con quien en principio hay más afinidad ideológica.
Si la segunda vuelta fuera entre Santos y Marta Lucía Ramírez, el 41 por ciento de los del Polo dicen que preferirían votar por la candidata conservadora y de derecha mientras que solo el 28 por ciento lo haría por Santos.
La esperanza que tendría Santos es que entre los sin partido, los del Polo y la Alianza Verde uno de cada tres sigue diciendo que votaría en blanco. Ese se convertiría en el segmento a seducir.
Aunque lo que revela la evolución de la intención de voto en la primera vuelta, es que los que decían que votarían en blanco no eran los indignados –como lo supusieron los analistas- sino en realidad los uribistas que no conocían a Óscar Iván.
El otro dato que indicaría que –si no sucede nada raro en los próximos días- Santos podría perder es que el 68 por ciento de los encuestados considera que el país va por mal camino, un ocho por ciento más que el mes anterior.
Como una reelección es un plebiscito para el gobierno, esa cifra es un abierto rechazo a la continuidad. Y por el contrario, encaja con la narrativa de los uribistas, de que “ibamos bien, Santos nos traicionó, ahora vamos mal, hay que retomar la senda del futuro”.
El tercer factor que también va en contravía de las intenciones reeleccionistas tiene que ver con las principales preocupaciones del electorado.
Al principio de su campaña, cuando Santos nombró a Germán Vargas Lleras como su fórmula vicepresidencial, se la jugó por mostrar resultados, sobre todo en el tema de viviendas gratis. Pero a medida que avanzó la campaña, centró su mensaje en la necesidad de un “segundo tiempo” para la paz.
La paz es el hilo conductor de toda su estrategia de comunicación, tanto de él como candidato como de la publicidad institucional del gobierno. Y esta encuesta muestra que la paz está en la cola de las preocupaciones de la gente.
Primero está el desempleo, la salud, la seguridad urbana. La negociación con la guerrilla solo es un tema prioritario para el 4,7 por ciento de la gente.
El gobierno filtró el ‘globo’ en Caracol sobre la posibilidad de suspender los diálogos en La Habana hasta después de la segunda vuelta, seguramente para medir qué tanta favorabilidad tendría esta idea que cuenta con adeptos entre los estrategas santistas. Sin embargo, es posible que ya sea demasiado tarde para cambiar el eje del mensaje reeleccionisa.
La campaña uribista, por el contrario, ha enfocado sus cuñas de televisión hacia los problemas que más le importan a la gente como la seguridad en las ciudades, la salud y la educación. En ellas aparece Zuluaga ofreciendo soluciones concretas, lo que contrasta con un mensaje más gaseoso de las de Santos a favor de la paz.
Zuluaga ahora es visto como el “mejor capacitado” para lidiar con la mayoría de los problemas del país, salvo negociar con la guerrilla. Esto puede ser producto de las cuñas de televisión. Pero también de las movilizaciones sociales de los últimos días.
“El paro de maestros, de campesinos, de trabajadores de la salud crea una desconfianza en la capacidad del presidente para manejar esos temas”, dijo una fuente. “Santos está luchando contra un ambiente negativo que paradójicamente generaron los enemigos de Óscar Iván y Uribe”.
No en vano, políticos como Piedad Córdoba e Iván Cepeda, que son cercanos a los líderes de estas movilizaciones y también activistas a favor del proceso de paz, se movieron en las últimas semanas para tratar de desactivar el paro y hacerle el guiño a Santos. Saben que al final esos paros solo crecen a su archirrival Uribe.
vía:
http://otramerica.com/temas/las-elecciones-colombia-seran-plebiscito-sobre-regreso-uribe-poder/3201
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