sábado, 13 de noviembre de 2010

Chile : El caso Marcelo Bielsa ; Una cápsula de cómo se administra el sistema Por: Juan Francisco Coloane. El fútbol, una de las actividades más mediáticas en Chile, está conmocionado, y esa conmoción se trasladó a la política.

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El fútbol, una de las actividades más mediáticas en Chile, está conmocionado, y esa conmoción se trasladó a la política. En los pasillos de la dirigencia chilena tanto política como deportiva, se baraja la posibilidad de que el popular entrenador rosarino que renunció hace una semana, regrese a su puesto de entrenador nacional.

Se estima que sería la clave para comprimir una crisis expandida a todos lo niveles. Entre la oposición y el gobierno hay una lucha abierta de tonos incendiarios inédita con otros temas. ¿Chile se futboliza? No, el fútbol se politizó y no porque el rosarino quiera marcharse, sino porque en algunas esferas del gobierno no lo soportan, aunque digan lo contrario.

Es así que ahora algunos directivos que rechazaban su filosofía, hablan de que el regreso de Bielsa sería esencial para soldar una fractura mayor en un sistema institucional del fútbol que demostró toda su precariedad, al estar basada en quién pone más dinero y no en quién pone mejores argumentos. Es la cápsula de cómo se administra el sistema mayor, me atrevería a decir el país.

Esta nueva propuesta de algunos de sus detractores para continuar con la “Era Bielsa”, lleva a pensar que efectivamente hubo una intervención desde algún cuartel y que la estrategia falló. Al referirse a Bielsa y su ya histórica conferencia de dos horas, un dirigente -Jaime Estévez; 5-11; Bio Bio La Radio- expuso el mejor repertorio de la xenofobia insular chilena: “En Chile se hacen las cosas de otra forma”. En la frase se encontraba parte de la explicación de por qué Chile vive bajo un sistema precario.

La razón es relativamente simple. En la concepción del negocio de las sociedades anónimas que se ha apoderado del juego a través de la compra de los clubes de fútbol, los hinchas y el público más apasionado no forman parte de la matriz económica. El fútbol puede ser espectáculo rentable en la medida que genere ingresos en el consumo masivo del merchandising de objetos y derechos de televisión que genera la actividad, pero no en la capacidad de re-encantar a un público abúlico y pasivo para ver y sentir el fútbol.

Lo aseveran dos voces vinculadas al fútbol. Una es la del célebre jurista Jorge Ovalle cuando señala en Bio Bio La Radio, que “En el juego accionario de la Bolsa, no se contempla el intangible de la pasión del hincha por determinada preferencia”. El hincha y su pasión, no tiene un número en la contabilidad. Un periodista de quién reservaré el nombre, me señala hoy (11-11-2010), “Bielsa se equivoca. Es un nostálgico del pasado y un impulsor de las hinchadas bravas. El fútbol es un espectáculo que se debe regir por normas comerciales y Chile está muy distante de tener hinchadas civilizadas como en Europa”. Le pregunté cuál hinchada europea. He visto en Madrid, Milán como en Londres, a los hinchas pegarse en las calles y la pregunta es quiénes son los que se pegan y por qué se pegan. NO es un problema de ser hincha de un equipo de fútbol obviamente.

Claramente, Marcelo Bielsa en su interpretación pedagógica del juego, -como una herramienta de crecimiento personal en una sociedad capitalista pero más colectiva, haciendo un símil con la pedagogía de Paulo Freire, constituía una amenaza para el incipiente desarrollo de sociedades anónimas apoderándose gradualmente de todo el espectro del fútbol y sus divisiones.

No es que Bielsa, con su mentor, el saliente Presidente de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional Harold Mayne-Nicholls, sean socialistas desbocados. Lejos de ello. Lo que esta dupla planteaba era una concepción de crecimiento económico de la actividad con buenos jugadores y profesionales de excelencia, y que, gradualmente hicieran crecer el negocio sobre bases más reales y paritarias. Me imagino, en mi percepción, dentro de la modalidad planteada por David Stern el prestigiado comisionado de la Asociación Nacional de Basketball en EEUU, la famosa NBA.

Según Roberto Zuban Salvaro, un sociólogo ítalo-argentino radicado en Estados Unidos hace 40 años y especialista en comunicación y deporte, “La NBA en su manejo, es lo más próximo a una empresa de tipo socialista en la cual se reparten las ganancias. Algunos ganan más, dependiendo del éxito y la competitividad, pero el piso básico se mantiene para que el sistema se mantenga sobre bases competitivas y de calidad hacia el progreso y no hacia la destrucción de las franquicias. Así se beneficia el espectáculo y el que gana más es el público, porque recibe un producto de calidad”.

Por su bien ganada popularidad y su filosofía de trabajo, Marcelo Bielsa podría gravitar negativamente en un sistema de sociedades anónimas muy arcaico y poco moderno en su concepción de la repartición de las utilidades.

El impacto de su renuncia ha sido captada por la gente en esa veta de que él no se prestaría para una administración que plantea ganancias y rentabilidades rápidas (Fast Money), sobre bases especulativas que perjudican la formación integral del que sostiene el juego, que es el jugador, y depreciando en el fondo el valor intrínseco del hincha y del público en la construcción de la industria y su producto.

La “Doctrina Bielsa”, por llamarla de una manera que por cierto él mismo negaría, es una amenaza a una concepción muy medieval de la actividad. Una en donde se beneficia fundamentalmente un circuito cerrado de sociedades anónimas tendiente a monopolizar el poder y las ganancias en estrictas leyes de Darwin, sin la horizontalidad que la NBA privilegia en Estados Unidos.

La posible intervención del gobierno para derrotar a Mayne-Nicholls su mentor, y así hacer salir a Bielsa, no se descarta. Una masa importante de gente en las redes sociales siente que el caos y la incertidumbre que experimenta el fútbol profesional chileno es producto de una intervención del gobierno. Esta supuesta intervención ha sido desmentida por las autoridades oficiales con una agresividad inusual y en el límite del protocolo. Las declaraciones oficiales “de que la acusación de intervención del gobierno era una canallada”, en el fondo perjudican a la imagen del gobierno. Esta exacerbación es síntoma de debilidad y como se dice, por la boca muere el pez.

La posibilidad de intervención no es desechable aunque no se tengan pruebas en la mano. En el peor de los casos la situación merece una investigación. Además, la legitimidad del presidente electo de la ANFP para asumir está cuestionada por funciones incompatibles con los estatutos.

La legitimidad de cualquier político es frágil, como es frágil cualquier gestión de gobierno. Para el buen gobierno, lo tangible que gratifica a la gente es tan esencial como la construcción de imagen. En este sentido, la popularidad de Bielsa es contraproducente para el gobierno y había que despedirse de él lo antes posible. Recién están apareciendo declaraciones oficiales del gobierno diciendo que Bielsa había hecho un buen trabajo, para no echarse a la gente descontenta, que son muchos, encima.

El gobierno de la derecha en Chile está en una carrera contra el tiempo por legitimar una imagen de gran gobierno para hacer olvidar los 20 años de gobierno de la Centro Izquierda. Bielsa con su renuncia y el caos institucional generado por aquello, comienza a impactar negativamente en el gobierno y su popularidad ganada con el éxito del rescate de los 33 mineros. De esto ya poco se habla, y en esta vertiginosa vida moderna, todo éxito es reemplazado por el siguiente, o en este caso por el revés.

Fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/11/el-caso-marcelo-bielsa-en-chile-una.html

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