Se calcula que
en todo el mundo, principalmente en América Latina, unas 10 millones de
personas están infectadas por el Trypanosoma cruzi, el parásito que
causa la enfermedad de Chagas, informó recientemente la Organización
Mundial de la Salud (OMS). Asimismo, dicho organismo internacional
estimó que en 2008 cerca de 10 mil personas murieron a causa de esa
patología.
Para el doctor Edgardo Schapachnik,
cardiólogo del Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich” de Buenos
Aires y fundador de la sección de Enfermedad de Chagas en el citado
Hospital , el abordaje histórico que se ha hecho de la Enfermedad de
Chagas en el mundo, por parte de la mayoría de los investigadores
provenientes del campo del sanitarismo, la epidemiología y la
investigación biomolecular, por lo menos en los últimos 30 a 40 años,
han hecho foco en el parásito y el insecto vector, lo cual hubiera sido
absolutamente correcto, si no hubiese quedado afuera de este análisis el
protagonista principal de esta historia que es el paciente.”
Y
agregó que “sólo, sufrido, callado, ignorado por las sociedad, el
paciente afectado por el ‘Mal’ ni siquiera era capaz de ser testigo de
los complejos debates en el terreno de la ciencia que ponen el acento
más en mecanismos biológico moleculares que en su propia condición de
ser portador de una enfermedad que lo puede llevar tempranamente a la
muerte.”
Un caso opuesto es el rol activo que
juegan y han jugado los portadores de VIH en el conocimiento de la
enfermedad y en la defensa de sus derechos como pacientes “a los que el
Estado tiene la obligación de proteger”, indicó a la Agencia CyTA el
doctor Schapachnik que también se desempeña como secretario de la
Asociación Carlos Chagas para la Vigilancia Médica Activa del Mal de
Chagas. Y continuó: “Esto se debe en gran medida a que la mayoría de las
personas que padecen enfermedad de Chagas pertenecen a los sectores
sociales más desfavorecidos que no han tenido las suficientes
herramientas para ejercer la defensa de sus derechos.”
Avance
tecnológico
Prácticamente desde el
descubrimiento de la enfermedad en el año 1909, hasta hace muy poco
tiempo, en el ámbito médico se empleaba el concepto equívoco de “fase
indeterminada” de la enfermedad. “Este concepto establecía que el 70 por
ciento de los pacientes parasitados por el Tripanosoma Cruzi no iban a
desarrollar enfermedad cardíaca, considerándoselos como ‘portadores
sanos’ por presentar el electrocardiograma y la radiografía normales.
Sin embargo, con la incorporación al arsenal diagnóstico de modernas
tecnologías como la cámara gamma, la resonancia magnética y otros, se
pudo comprobar que muchos de esos pacientes presentaba alteraciones
precoces, sobre todo localizadas en el corazón, que de ser adecuada y
precozmente detectadas permitirían un cambio drástico en el enfoque
terapéutico y muy posiblemente en la evolución natural de la
enfermedad”, explicó Schapachnik. Y agregó que esas alteraciones
precoces están referidas al terreno de la circulación coronaria, “en
particular a los pequeños vasos coronarios que responden anormalmente a
ciertos estímulos.” Dichos estímulos pueden generarse a través de
diversos estudios para detectar ese tipo de alteraciones.
De
acuerdo con el especialista el concepto de “fase indeterminada” produjo
“el nefasto efecto que por un lado la sociedad le vedaba su acceso al
trabajo, al detectársele serología reactiva. Por otro lado, ser le ha
negado la posibilidad de acceder a una jubilación o a un subsidio por
cursar su padecimiento sin manifestaciones evidentes de cardiopatía que
pudieran ser evidenciables con los métodos simples como ser el
electrocardiograma, la radiografía y/o el ecocardiograma”.
Esta
situación se modificó desde la vigencia de la nueva ley 26.281 sobre
Chagas promulgada en septiembre de 2007, que prohíbe la inclusión del
diagnostico serólogico para enfermedad de Chagas como requisito para el
ingreso laboral, lo que también establece la realización del diagnóstico
de las mujeres embarazadas. “Se ha avanzado, pero hay que tener en
cuenta que aun en muchos lugares del país, se producen nacimientos sin
atención medica, lo cual dificulta la detección del Chagas connatal, en
todos los casos”, enfatizó el cardiólogo.
Atención
del recién nacido
Según indicó, Schapachnik,
el recién nacido con Chagas connatal, no sólo es un paciente que está
parasitado, sino que “es un pacientito que puede tener ya
manifestaciones de cardiopatía tan sólo por el hecho de estar
parasitado. Por lo tanto, cuando se afirma que tal niño debe ser
estudiado y tratado, lo cual es una verdad absoluta, la pregunta que
debe formularse para que dicha verdad no quede a mitad de camino es si
¿es suficiente con detectar los parásitos en las muestras de sangre y
tratar al bebé con los medicamentos disponibles? ¿Por qué no pensar que
este niño parasitado ya puede tener precoces manifestaciones de
disfunción endotelial (el endotelio es el tejido que recubre
interiormente a los vasos sanguíneos) a la que sólo podremos poner en
evidencia si lo estudiamos más allá de la simple detección del
parásito?”
Para demostrar tal hipótesis, el
especialista considera que los profesionales de la salud deberían
estudiar la evolución de la salud cardiológica de ese paciente a lo
largo de la vida desde su nacimiento. “No es suficiente con detectar los
parásitos y luego eliminarlos”, subraya Schapachnik. Y continua: “Todos
estos fenómenos que ocurren en la intimidad del sistema
cardiocirculatorio, y que parecen haber sido ‘olvidados’ por el
paradigma dominante en la concepción de la enfermedad, deben ser tomados
en consideración. Quizás durante el nacimiento, o incluso antes, el
bebé ya sufre daños en el corazón a causa del parasito presente en el
organismo de la madre”.
Para Schpachnik son
varios los temas que están en el tapete del debate médico actual.
“Muchas de estas hipótesis acerca del modo en que evoluciona la
enfermedad en los pacientes deben ser corroboradas con nuevas
investigaciones que permitan ensamblar las piezas aún no unidas de este
complejo rompecabezas que la ciencia ha dado en llamar Enfermedad de
Chagas y que popularmente es conocida como Mal de Chagas”, concluyó el
especialista.
Recuadro Rechazo al concepto de
“fase indeterminada” del Mal de Chagas
El 20 de
marzo de 2010 concluyó el Consenso Internacional sobre Fase
Indeterminada de la Enfermedad de Chagas” impulsado por el Comité de
Chagas de la Federación Argentina de Cardiología, que aprobó eliminar de
la terminología médica el concepto de “Fase indeterminada”, como
sinónimo de “portador sano”.
“El concepto de
‘fase indeterminada’ ignoraba numerosas publicaciones que han demostrado
que ya desde las fases más precoces de la afección son pasibles de
detectar con métodos modernos de diagnóstico alteraciones precoces aún
en aquellos pacientes que eran considerados como ‘pacientes sanos’”,
explicó a la Agencia CyTA el doctor Edgardo Schapachnik, cardiólogo del
Hospital Argerich, fundador de la sección de Chagas en el Hospital
General de Agudos “Dr. Cosme Argerich” y secretario de la Asociación
Carlos Chagas para la Vigilancia Médica Activa del Mal de Chagas
De
acuerdo con el especialista, diversos estudios como la medición de la
variabilidad de la Frecuencia cardíaca y el disbalance entre los
componentes del Sistema Nervioso Autónomo (simpático y parasimpático),
entre otros fenómenos, deberían ser “la prioridad del sistema de
atención médica en lo referente a la enfermedad a fin de evitar la
progresión de la patología a partir de estadios precoces”.
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/06/enfermedad-de-chagas-la-importancia-de.html
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