Rodríguez Pardo, referente de
la oposición a la megaminería dentro de la Unión de Asambleas Ciudadanas
(UAC), cree que fue error gravísimo el haberle cedido, en 1994, el
dominio sobre los recursos naturales a las provincias, ya que sus
funcionarios están muy comprometidos con la actividad minera. Y cita un
ejemplo: En el caso de Bajo de la Alumbrera (Catamarca), hay una
sociedad entre el Estado, una universidad y dos empresas, una canadiense
y la otra suiza. No se puede ser juez y parte.
Para
el periodista de 66 años -autor del libro Vienen por el oro, vienen por
todo- la nueva ley de glaciares pretende permitir una mayor
participación ciudadana. Sin embargo, aclara, las leyes tienen puntos y
comas, y una coma mal colocada o una definición mal hecha va a traer
discusiones en el futuro. Eso es lo grave, advierte.
Se aprobó toda
-De la ley votada sólo se aprobaron los primeros 5 artículos...
Rodríguez
Pardo.-En su momento hubo modificaciones a la ley original presentada
en las comisiones de labor parlamentario. Por ahí hay algún diputado
que, ante esas modificaciones, quiera opinar y preguntar qué es tal o
cual cosa modificada. En realidad la ley se aprobó toda.
-¿No son los otros puntos donde se genera mayor conflicto?
Rodríguez
Pardo.-El artículo 2 es el más importante y ya fue aprobado. Quiero
decir: los artículos que ya se aprobaron tal vez sean los más
importantes. El artículo 6 define las prohibiciones que deben llevarse a
cabo en estas áreas glaciares y periglaciares. Se menciona no crear
estructuras industriales ni arquitectónicas de ningún tipo. Mañana no se
podrá hacer en esas áreas un hotel 5 estrellas ni tampoco explotación
minera, hidrocarburífera o fundido de metales.
Buscando audiencias mayores
-En
tu última nota de opinión afirmás que para la minería que se está
desarrollando en Argentina no hay controles ni métodos de vigilancia
eficaces.
Rodríguez Pardo.-No, no hay.
Necesitaríamos gente muy proba, muy honesta, en cantidad suficiente como
para tener un especialista en cada una de las áreas, al lado de cada
uno de los trabajadores. En Veladero (San Juan) se vertió una cantidad
importante de gasoil y fue un empleado de la planta el que hizo la
denuncia. Y eso llevó a que lo echaran. Todos los días ocurren
desgracias de esta naturaleza que no se mencionan, que se tapan
permanentemente. Ahí arriba, con el rigor del lugar y sobre todo después
del mediodía, la falta de oxígeno genera mucha perturbación,
desconocimiento... Por eso mueren muchos trabajadores, por errores que
podrían haber sido evitados. Muchas veces no saben por qué están ahí
arriba. Esta es una minería que no tiene control, no hay forma de
controlarla.
-¿Qué sentido tuvo entonces el debate parlamentario?
Rodríguez
Pardo.-El debate parlamentario tuvo una razón política.
Fundamentalmente, fue exigido por medios televisivos, medios de
comunicación que viven de esas confrontaciones, buscando audiencias
mayores. El debate en sí permite instalar la cuestión minera en el país,
porque más que de glaciares se habló de minería, del papel de la
Barrick Gold.
Mirando siempre para otro lado
-Uno
de los problemas que mencionás es que la autoridad de aplicación de la
ley estará en manos de los gobiernos provinciales, ¿es una cuestión de
federalismo?
Rodríguez Pardo.-Quisieron darle
incumbencia a ese concepto de federalismo, pero hay cosas que van contra
natura. En la cordillera de los Andes están instalados el 80% de los
proyectos mineros. Las formaciones de los ríos nacen ahí y terminan
abarcando no solamente las provincias cordilleranas donde se lleva
adelante la explotación minera, sino por ejemplo hasta la provincia de
Buenos Aires.
Los glaciares son patrimonio del
país, la Cordillera es patrimonio del país entero. Que aquí en Buenos
Aires estén mirando siempre para otro lado es otra historia, pero no es
la realidad. La realidad es la que estoy contando del papel que juega la
Cordillera en todas las cuencas que tenemos en el país. La Cordillera
es verdaderamente una fábrica de vida: creación de suelos, creación de
aguas, vertientes..., hasta las precipitaciones produce.
-¿Pensás que es factible reemplazar el paquete de leyes mineras vigente?
Rodríguez
Pardo.-El Código de Minería tiene que eliminarse y las leyes mineras
también. No pasa solamente por más regalías -un 15% en lugar de un 3%-
si el daño sigue siendo el mismo. Además, te vas a quedar sin minerales,
porque ya escasean. Esto no es sostenible en el tiempo. No hay
posibilidad alguna de dejarles nada a las generaciones futuras. Fueron
muchos milenios sacando minerales, y en algún momento se tenían que
acabar. En Sudamérica, después de 500 años, inevitablemente la forma de
llevar adelante esta actividad pasó de una tecnología simple a la
teledetección y los sistemas geográficos locales que determinan cuáles y
cuántos minerales hay. En los países del norte están con un
conocimiento que a nosotros se nos oculta: ya no tienen minerales, los
agotaron. Alcanzaron ser potencias del mundo por eso. Arrasaron con lo
que tenían y ahora necesitan continuar.
El arte del negocio es el soborno
-¿Es la legislación minera argentina la madre del cordero?
Rodríguez
Pardo.-Son varias las leyes mineras que se crearon antes y después de
la década de los noventa. Las trasnacionales tienen mucho poder, y el
arte del negocio de una trasnacional no es el que conocemos nosotros. Es
el soborno, la imposición de ventajas en la zona. Desde arreglar una
capilla hasta darle tecnología de punta a un hospital o los pupitres a
una escuela; o bien, como han hecho en la zona de Jáchal (San Juan),
cosechadoras a los campesinos en comodato: si te portás mal, te la
quito.
-También señalás que la posición de
todas las comunidades afectadas es que las empresas extractivas tienen
que retirarse, ¿en la Argentina futura la minería no tendrá lugar?
Rodríguez
Pardo.-Tendría lugar si nos hacemos preguntas clave. Tienes que hacerte
una pregunta antes que ninguna: ¿qué país quieres? Si quisieras ser
como los países del norte, que los admiramos por su desarrollo, también
tenemos que pensar que consumen 19 toneladas de mineral por año cada
individuo. Si los chinos hicieran eso, no quedaría posibilidad alguna de
vivir en este planeta.
-¿Hay forma de implementar un método distinto de minería, quizás más responsable?
Rodríguez
Pardo.-Sí. Una vez que te preguntas qué país quieres o qué país
pretendes tienes que preguntarte qué minerales necesitas, qué cantidad,
de dónde los sacarás y cómo. Esas preguntas te van a permitir atender la
sostenibilidad en el tiempo de la actividad. La palabra sustentable
está muy mal aplicada, no existe. Yo no la uso nunca. La gente habla de
ecología sustentable, economía sustentable; esto es una mentira, una
falacia. De lo que se trata es de hacer una actividad sostenible en el
tiempo.
Peleas contra una y hay 12 alrededor
-Sobre esta retirada de las empresas mineras que piden, ¿están trabajando esa posición hacia el resto de la sociedad?
Rodríguez
Pardo.-No hay una sola empresa que no esté aquí. Si no está la empresa
propiamente está la subsidiaria. Hay muchas empresas de gran renombre
que mandan subsidiarias a hacer el trabajo sucio. Después de hacerse el
trabajo de exploración y expulsión de comunidades aparece la propia
empresa. Por ejemplo, acá tenemos la Barrick Gold, pero dos empresas del
lado argentino y dos chilenas, que son de la Barrick, son las que hacen
el trabajo. Y tienen su asiento en las Islas Caimán, en paraísos
fiscales. Si tenemos que litigar con ellas por algún motivo tenemos que
ir a los tribunales de las Islas Caimán. Son muchas las mineras, por eso
hablo en mi libro de las invasiones. Cuando peleas contra una te das
vuelta y hay 12 alrededor con cateos y prospecciones. El impacto ocurre
en el mismo instante... Queremos que se retiren.
-¿Es un objetivo de las asambleas a largo plazo?
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