El objetivo de este esfuerzo es el hacer patente, a
los ojos de todos, la decisión de un muy importante número de mexicanos
de repudiar un régimen de gobierno que, además de incumplir sus
compromisos de campaña electoral, se caracteriza por haber provocado el
más severo deterioro de las condiciones de bienestar de la sociedad
nacional. Independientemente de ser un ejercicio no contemplado en la
ley y, por tanto, sin capacidad de que sean aplicados sus resultados, el
hecho mismo deberá impactar en la adopción de un propósito común de los
sectores mayoritarios de la ciudadanía: participar en la transformación
afirmativa de la realidad nacional.
Es una
convocatoria de grupos de la llamada sociedad civil, integrados en las
redes sociales de diversa composición. Participan los sindicatos
independientes y agrupaciones de productores del campo; estudiantes de
las instituciones de educación superior, tanto públicas como privadas;
profesionales, empresarios de la industria y el comercio, amas de casa,
maestros, burócratas, incluso algunas corrientes progresistas del PRD
sin que, por ello, sea un acto partidista. El movimiento que encabeza
AMLO no participa de manera oficial por elemental congruencia: no puede
reclamar la renuncia de Calderón a un cargo que no se le reconoce; no
obstante, sus simpatizantes en lo individual también estarán presentes.
Lo importante de la configuración del grupo convocante es que no se le
puede encajonar en una intencionalidad política diferente de la
enunciada, en términos de respetar la particular inclinación de los
distintos organismos participantes.
Para su
operación. Los organizadores colocarán mesas de recepción en todas las
capitales estatales y en las principales cabeceras municipales del país y
permanecerán durante tres días, ofreciendo las mayores facilidades
posibles para la participación ciudadana, tomando en cuenta que el
ejercicio no cuenta con más recursos que los de la patriótica
disposición de los ciudadanos participantes. El pequeño esfuerzo
individual para acudir a expresarse en las mesas, es ese granito de
arena que hace las grandes obras. No permitamos que la desidia y la
poltronería deje pasar esta excelente oportunidad de expresarnos. Es
importante acudir e invitar a otros a que lo hagan.
Conforme
pasan los días, las semanas y los meses, las causales del repudio a
Calderón acumulan puntos, especialmente en lo que se refiere a la
descomposición del entramado social. La desaparición de Fernández de
Ceballos y su tratamiento oficial son una muestra de ello (no deseo que
le quiten la vida, pero qué agradable es su ausencia); se levanta una
gran alharaca por el suceso, pero se guarda un silencio sepulcral y
mediático respecto de la huelga de hambre de más de noventa
electricistas que protestan por la extinción criminal e ilegal de su
fuente de empleo y vida. Los españoles premian a Calderón “por su
liderazgo carismático que ha fortalecido la cohesión social” y aquí
pretendemos castigarlo precisamente por lo contrario; allá le premian la
obsecuencia a los dictados e intereses de las empresas españolas, aquí
le reclamamos lo mismo. Se celebra el segundo centenario de la
iniciación de la Guerra de Independencia, al tiempo que el premiado se
solaza en malbaratar los recursos nacionales y la soberanía.
Se
conmemora el centenario del inicio de la Revolución Mexicana, pero el
espurio se esmera en reconstituir las condiciones que la provocaron;
Cananea reivindica su vocación de resistencia y de ser sede de la
insurrección ante la injusticia. Electricistas y mineros resisten ante
el embate del régimen que pretende sojuzgarlos y someterlos a la
indignidad del trabajo esclavo; los demás aguantan para conservar lo
poco que les queda; los muchos que ya perdieron el empleo se guardan de
cualquier expresión que los marque para no volver a trabajar.
fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/05/que-renuncie-calderon.html
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