Primero
aprobó una Ley Antisecuestro, cuyo contenido y utilidad puede
discutirse, y en los últimos días sorprendió promulgando una Ley
Antiterrorista, cuyo proyecto había concitado el rechazo masivo de las
fuerzas progresistas, que temen se convierta en una herramienta
represiva, contra la decisión popular de profundizar el proceso de
cambios iniciado hace dos años.
En su función
de sabotear toda iniciativa progresista del Ejecutivo Nacional y apoyar
cuanta idea aparece a favor de los intereses de la rosca mafiosa que ha
detentado el poder político y económico en los últimos setenta años, la
oposición se regocija, feliz con esa última normativa, aprobada por el
mandatario.
La primera ley, decidida por el
Parlamento a instancias de Lugo desde meses atrás, faculta el
congelamiento de los capitales de la víctima de un secuestro y los de su
familia más cercana, generando dudas acerca de los criterios que serán
empleados para reabrir, en tiempo y forma, el o los depósitos bancarios a
cada propietario o, a su/s herederos, una vez que termine la extorsión,
por liberación o por asesinato.
El proyecto
presidencial había sido presentado a los legisladores por uno de los
ministros más convencidos de su necesidad, el titular del Interior
Rafael Filizzola, contra interpretaciones diversas, entre juristas,
políticos y algunas de las personas que han sufrido secuestro o han
estado involucradas de manera cercana.
Envalentonado
por esa aprobación que, sin dudas, asesta un golpe duro al objetivo de
extorsión, principal móvil de más de treinta secuestros ocurridos en
Paraguay en los últimos 15 años, con unos 10 millones de dólares que
habrían sido pagados, el sector más reaccionario del país, concentrado
en el Congreso, presionó fuerte al Presidente para que ampliara y
profundizara esa primera medida.
La Ley
Antisecuestro simplemente fue parte de la estrategia de la derecha para
forzar la promulgación por el mandatario de la Ley Antiterrorista, que
era su real objetivo que desde tiempo atrás impulsa el Gobierno de
Estados Unidos, a través de sus sicarios locales que, en su débil
argumentación, utilizan el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y
el terrorismo.
Errónea elección de
socios
Militante progresista,
parlamentario de izquierda hasta la instalación del Gobierno del Cambio,
el 15 de agosto del 2008, Filizzola se manifestó desde el inicio
partidario de aceptar una cooperación militar en inteligencia y en
operativos de contrainsurgencia ofrecida por el Pentágono a través del
régimen colombiano, que finalmente quedó acordada en Bogotá, al
acompañar a Lugo en su sorpresivo primer viaje al exterior, apenas 15
días después de asumir la presidencia.
Es fácil
de suponer que alguna relación tiene con ese acuerdo, esta curiosa
decisión de Lugo y Filizzola de combatir la inseguridad y a las bandas
mafiosas del narcotráfico con la colaboración de dos países que se
destacan por su fracaso en el combate de ambos flagelos.
Colombia
está muy mal parada para dar clases de combate al narcotráfico y de
contrainsurgencia, por dos razones fundamentales. La primera es que
continúa impulsando el cultivo de cocaína, que ocupa el 43 por ciento de
la cosecha total del planeta, según el reciente Informe Mundial de
Drogas de Naciones Unidas y porque, además, continúa calificada como un
Narco-Estado por conocidos estudiosos.
La
segunda razón es que, durante más de medio siglo, ha sido incapaz de
acabar con la guerrilla en su territorio, de la que el Gobierno de Uribe
se sirve como pretexto para aplicar una feroz y sistemática represión
de todos los movimientos sociales, de los pueblos indígenas y de la
población campesina, víctima de los escuadrones paramilitares,
sembradores de la muerte y ladrones de tierra de humildes labriegos.
Mal
ejemplo, entonces, para combatir el terrorismo y el narcotráfico es
Colombia, donde la mayoría de sus gobernantes desde “el bogotazo” en
1948, tienen complicidad con los capos narco-mafiosos, con particular
destaque el saliente Álvaro Uribe y su incondicional Manuel Santos,
recién electo Presidente con el voto del 22 por ciento de los 37
millones 500 mil colombianos habilitados, con 66 por ciento de
abstención.
Estados Unidos, por su parte, está
desacreditado en el combate al narcotráfico porque en su interior tiene
20 millones de adictos a los estupefacientes, con el 40 por ciento de
consumidores de cocaína y creciente suba de las drogas sintéticas,
acaparando el 40 por ciento del mercado mundial de drogas, según la ONU.
Ante
esos datos, se hace difícil comprender el móvil de Lugo y su Ministro
del Interior, para mantener tan fracasada cooperación de los servicios
de inteligencia, que rechaza el titular de Defensa Luis Bareiro Spaini,
quien la califica de apertura de las puertas para que continúe la
injerencia imperial en los asuntos internos del país.
Temeraria
negociación de Lugo
Esa postura del
jerarca militar ha provocado una intensa campaña mediática exigiendo su
reemplazo, tras un juicio político que la derecha parlamentaria ha
postergado hasta conseguir algunas prebendas en la riesgosa negociación
política que ha emprendido Lugo con todas las fuerzas opositoras.
Un
principio de pacto ha conseguido, pero a un precio muy alto, porque
permitió el retorno del Partido Colorado a las presidencias del Senado y
de Diputados, dejando al oviedismo algunas comisiones. Versiones
oficiosas, dejan entrever que recibiría, a cambio, que el Congreso
cambie de posición y acepte el ingreso de Venezuela al MERCOSUR,
terminando con ese último obstáculo para ampliar el acuerdo regional.
El
trato iría acompañado, asimismo, de la aceptación por ambas cámaras de
los candidatos a Embajadores propuestos por el Ejecutivo para resolver
las largas acefalias en las misiones diplomáticas en Brasilia, Buenos
Aires, Montevideo y La Paz.
Acorralado por
efecto de la incapacidad de su equipo de repeler la ofensiva de las
fuerzas más reaccionarias, con un apoyo mediático donde anida el
verdadero conductor de la oposición, el mandatario se lanzó a una pileta
con poco agua, considerando oportuno negociar con el enemigo, para
enfriar el clima y ganar tiempo.
La coyuntura
que se ha ido armando en la escena nacional, ha permitido a la derecha
pasar al frente, no por méritos propios sino por oportuno, aunque
grotesco y nada creativo, aprovechamiento de los errores y poco acierto
del Gobierno en la aplicación de una política social nueva, que convenza
a la población de que realmente hay cambios importantes en la vida del
ciudadano común, que algunos casos de corrupción obscurecen aún más el
panorama.
fuente, vìa :
AHORA SE RECTIFICAN, PERO YA ES TARDE, YA COMETIERON LA GRAN CHAMBONADA PUBLICITANDO A ESTE CURA PEDERASTA. TAMBIÉN DEBERÍAN PEDIR DISCULPAS POR SU ESTUPIDEZ.
ResponderEliminar