YA NO HAY duda respecto a que nuestro actual
Presidente de la República, Sebastián Piñera Echenique, obtuvo tal
galardón merced –principal y definitivamente- a los sufragios emitidos
por concertacionistas desengañados de su propia coalición. Cualquier
analista político coincidirá con la afirmación de que -a lo menos- el
30% de la votación obtenida por la Alianza y por Piñera en la última
elección presidencial, procedía de las filas que en los años anteriores
constituían las fuerzas oficialistas, adversarias del bloque de derecha
que hoy gobierna.
Si a lo anterior agregamos que
el 40% de los sufragios obtenidos por el candidato independiente Marco
Enríquez-Ominami en esos mismos comicios pertenecía también a antiguos
adherentes y simpatizantes de la Concertación, deberemos concluir
entonces que Piñera no ganó la elección con méritos propios ni programa
aceptado urbi et orbi, pues lo que acaeció en estricto rigor fue que la
Concertación la perdió merced a sus errores, sus traiciones y, por
último, debido a llevar como candidato a un ya pasmado político (Frei
Ruiz-Tagle) que creyó ‘rejuvenecer’ porque entró a taller cosmético,
pero sus promesas de gobierno se contradecían palmariamente con lo que
había realizado en La Moneda años ha. Así de simple, así de claro. Era
la crónica de una derrota anunciada –si el Gabo García Márquez me
permite parafrasearlo- que concluyó en severo castigo popular a una
pusilánime y desgastada Concertación.
Ahora que
ese bloque se encuentra alejado del poder gubernativo han comenzado a
florecer las discrepancias internas que antes, en beneficio de continuar
con el control del país en sus manos, fueron ocultadas bajo las mantas
del cinismo, la hipocresía y la demagogia. No bien el recuento oficial
de votos ratificó el triunfo de Piñera en las urnas, algunos inefables
dirigentes de partidos concertacionistas iniciaron la recogida de redes y
lanzaron sus arrumacos a los nuevos vencedores. No se sabe si en estos
avatares los pioneros fueron democristianos o fueron socialistas o
fueron pepedeístas. No obstante, luego de algunas semanas, la mezcolanza
partidista era un asunto caótico a la hora de ejecutar el juego “quién
se arrastra más y mejor a los pies del patroncito”.
Porque en estos asuntos hay un ‘patroncito’ y hay un
‘patrón’. Piñera es el primero de los nombrados, y el segundo, por
cierto, es el gobierno de Estados Unidos de Norteamérica. ¿Le parece
raro, estimado lector, ver a socialistas y otros antiguos marxistas, hoy
renovados in extremus, lanzando loas al sistema neoliberal y
alabando públicamente a una administración yanqui? No hay que
extrañarse; ellos no son socialistas…con suerte (y con mucha suerte)
pueden ser calificados de socialdemócratas.
Esos
especimenes pertenecen a las cofradías de politacastros que “apretaron
cachete” el ’73, exiliándose en países del primer mundo, como Francia,
Canadá, Suecia, Inglaterra, Australia y similares, donde recibieron
ayuda “cantante y sonante” de los gobiernos socialdemócratas de turno
para, luego, en un proceso tan vertiginoso como la conveniencia, quemar
lo que habían adorado y adorar lo que habían quemado, ya que esa era la
máxima valórica que el imperio del norte les exigía aplicar a objeto de
permitirles el regreso a la patria en gloria y majestad…y por supuesto
–gracias a la soberana desinformación que caracterizaba (y caracteriza
aún) a nuestro soberano pueblo- ocupar cargos principales en la
administración de esta capitanía general llamada Chile.
Esos hijos pródigos reconvertidos a la fe neoliberal
enseñada por la religión capitalista, eran recibidos en este reino por
sus adversarios de antaño, pero queahora, habida consideración del
maravilloso milagro que la eucaristía bancaria logró operar en los
retornados más conspicuos, eran entusiastamente albergados en los brazos
de quienes habían sido sus antiguos enemigos en el Sanedrín
ideológico-comercial (los demócratas cristianos), quienes a su vez, con
mucha antelación, ya habían sido bautizados por Pinochet el Autista en
las aguas del río FMI, confirmados como fieles creyentes anti herejes
por la cofradía de los Templarios del Opus, e incorporados en calidad de
mayordomos primates a la familia duopólica binominal por la pandilla de
los chicos de Chicago.
De esa forma, el vía
crucis del pueblo chileno continuaba sin pausa, y en el Gólgota de su
agonía se encontraban las tarjetas plásticas y el endeudamiento sin
fronteras que en el templo de la casa de piedra les había prometido la
biblia ultraderechista para eliminar la pobreza.
Más
allá de las ironías, ¿quiénes son los que traicionaron al pueblo del
plebiscito del NO a las pocas horas de haberse ganado esa consulta
histórica? Hubo de correr mucha agua bajo los puentes para que el país
aceptara una verdad dolorosa: le habían engañado, le habían traicionado,
le habían mentido. La Concertación, en un acto propio de traidores,
arrió las banderas del triunfo y se sometió a los devaneos capitalistas y
a las exigencias de los asesores de Pinochet con el nada convincente
argumento de que “no se podía apurar la transición”.
En ese caminar de bueyes, desde Aylwin hasta Bachelet,
la derecha económica obtuvo las mayores granjerías, garantías y
ganancias líquidas de toda su historia…en desmedro de los trabajadores,
por cierto, quienes hasta hoy ven con decepción cómo “sus” gobiernos
(que creyeron eran de izquierda) les condenaron a vivir sometidos por un
sistema que tiene poco de civilizado, mucho de clasismo y todo de
injusticia.
Pero siempre que la luz del día se
impone sobre las tinieblas, o cuando la luna ilumina los senderos en las
noches, el caminante logra descubrir las guaridas de chacales e
identifica a los predadores por el hedor de sus fecas o el tamaño de sus
huellas.
De esa misma forma los chilenos han
podido descubrir que muchos dirigentes concertacionistas son, en
esencia, más derechistas que la gente de RN o de la UDI, y es por tal
motivo que un amigo huaso -que por estos rumbos se las da de gurú en
política- dijo que, por fin, “lograremos meter a cada putita en su
pieza”, refiriéndose claramente a la actitud de ciertos senadores del
PDC, del PPD y del PS que creyeron ser epítomes de la democracia y
amenazaron viajar a Venezuela para (lea bien y no se espante)
“garantizar el proceso eleccionario venezolano”, mientras en Chile,
ellos y sus compadres del hemiciclo, mantienen a nuestro país asfixiado
por un sistema binominal que es una vergüenza, un asco y un atentado a
la democracia de verdad.
Esos guarapos
senatoriales, ¿aceptarían que en las próximas elecciones presidenciales o
parlamentarias, Ollanta Humala y Keiko Fujimori –a nombre del Partido
Nacionalista Peruano y del Partido Fujimorista, respectivamente -
obtuvieran del senado de su país la autorización para “venir a Chile a
observar el proceso” porque el sistema binominal no ofrece garantías
democráticas?, (lo cual es absolutamente cierto por lo demás).
Me imagino cómo chillarían indignados algunos conocidos yanaconas del imperio, junto a muchos lamebotas concertacionistas que les acompañan desde hace poco con sus aullidos de lobos hambrientos. Bien, pues, esos mismos chillones y lobos son los que pretenden sorprender a los chilenos haciéndoles creer que ellos son la ‘crème de la crème’ de la democracia institucional, disfrazando su yanaconismo pro neoliberal con una burda teatralización que es propia solamente de cipayos corruptos.
Me imagino cómo chillarían indignados algunos conocidos yanaconas del imperio, junto a muchos lamebotas concertacionistas que les acompañan desde hace poco con sus aullidos de lobos hambrientos. Bien, pues, esos mismos chillones y lobos son los que pretenden sorprender a los chilenos haciéndoles creer que ellos son la ‘crème de la crème’ de la democracia institucional, disfrazando su yanaconismo pro neoliberal con una burda teatralización que es propia solamente de cipayos corruptos.
¿Para qué perder el tiempo procurando descubrir los
nombres de los concertacionistas que traicionaron al pueblo y a los
trabajadores durante 20 años?; para ello basta con enterarse de quiénes
son los que se alinearon de inmediato junto a las montoneras
empresariales en el gobierno de Piñera (Fernando Flores, Adolfo
Zaldívar, Alejandra Sepúlveda, Jaime Ravinet, etc.), o que hoy se han
convertido –obedeciendo las instrucciones del Pentágono norteamericano-
en “enemigos públicos” del socialismo e izquierdismo, como es el caso de
los hermanos Ignacio y Patricio Walker, Ximena Rincón, Fulvio Rossi,
Soledad Alvear, Roberto Muñoz Barra, Mariano Ruiz-Esquide,y otros más,
incluyendo a Isabel Allende Bussi y su tardío -y nada creíble-
arrepentimiento que deslinda con una gigantesca torpeza que es impropia
en una senadora cuya procedencia muchos respetamos.
Se sacaron el falso sayo de aquel progresismo que
nunca sintieron…ya se desnudaron, y ahora se les conoce en cueros. La
historia entonces será distinta de aquí en más. El pueblo lo sabe, y
ellos –los nuevos ‘templarios’ anti latinoamericanistas- acaban de
pispar que la trinchera popular no tiene dispuestas vacantes para sus
nalgas, y que la otra trinchera, la derechista, difícilmente les hará un
espacio ya que de mayordomos y ‘mocitos’ el patrón se hartó, porque no
los necesita.
Pero es bueno y sano saber por
fin quién es quién en política; ya era hora de mostrar las verdaderas
cartas y los auténticos intereses para que la ciudadanía tenga claro con
cuántos apoyos reales contará concretamente en el Poder Legislativo…de
esa forma los electores chilenos podemos “meter a cada putita en su
pieza”, como bien dice mi amigo huaso.
fuente, vìa :
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