lunes, 1 de marzo de 2010

Vecinos de Iloca se organizan contra el pillaje

Pedro Lezaeta
ILOCA.- Unas 80 familias de esta localidad costera de la Región del Maule acampaban hasta la tarde de ayer en los cerros colindantes, debido a la inseguridad que les generó el terremoto y posterior tsunami del sábado.
Son aproximadamente 400 personas que debieron abandonar lo que quedó de sus casas, pues el 95% de las existentes en el pueblo fueron arrasadas por al menos cuatro olas que rompieron 45 minutos después del sismo.
La fuerza del agua arrastró las viviendas unos 400 metros hacia los cerros. El comercio quedó en la misma condición, por lo que hay desabastecimiento. Además, inescrupulosos saquearon las ruinas de esos locales. Uno de los más afectados fue el céntrico supermercado Rancura.
Carabineros reforzó sus patrullajes, pero según algunos residentes ello no habría sido suficiente porque en la noche del sábado se descubrió a varios grupos que fueron a robar enseres de los damnificados.
Por ello, las familias de Iloca se organizaron y crearon una especie de patrulla ciudadana -conformada por civiles- que recorría el pueblo de punta a cabo para evitar sustracciones. Entre esas personas están Leticia Maldonado y Verónica Arce.
"Tuvimos que ponernos firme nosotros, porque acá, inmediatamente después de la tragedia, llegaron los ladrones y no nos han podido ayudar de mejor manera para evitar estos hechos", dijo Maldonado, dueña de El Espigón, conocido centro de recreación ahora reducido a escombros.
"Hacemos lo que podemos, pero parece que se les olvidó que existe Iloca. Nadie nos ve, nadie sabe de nosotros y necesitamos leche, frazadas, todo", agregó Arce.
Hasta anoche Iloca estaba sin energía eléctrica, agua potable y combustible. La mayoría de los pescadores artesanales, actividad clave en la subsistencia de la localidad, se encontraban de brazos cruzados. Lo único que han hecho en las últimas 48 horas es buscar a las personas supuestamente desaparecidas y rescatar enseres de las casas destruidas.
El maremoto también dejó en ruinas la tenencia de Carabineros de Iloca. Una patrulla del Ejército se concentró ayer en ese recinto y se sumó a la búsqueda de personas. Al costado del cuartel estaba ubicado el terminal de buses de Iloca, que fue borrado del borde costero por el oleaje.
Absolutamente destruidas también terminaron la posta, la escuela local y el cuartel de bomberos, que cayó sobre un carro de emergencia.
En similares condiciones de ruina quedo la caleta de Duao, balneario cercano a Iloca.
Los residentes de Iloca que escaparon hacia los cerros permanecían ayer en sectores de altura y protegidos por frondosos bosques. Allí instalaron ollas comunes, carpas y precarios sistemas de iluminación, que sólo pueden ocupar un par de horas porque son alimentados por batería, según contó María Jara, una de las refugiadas. Explicó que ellos mismos debieron buscar alimentos y agua, pues el municipio de Licantén sólo les habría entregado una pequeña bolsa de mercadería.
La búsqueda de posibles desaparecidos se concentró en cuatro sectores de Iloca: La Pesca, puente Iloca II, el lugar donde estaba la discoteca del balneario y el sitio donde estaba emplazado el circo de Las Montini.
El personal de búsqueda estaba supeditado a las informaciones de presunta desgracia recogidas por Carabineros, que según trascendió serían unos quince casos.
Sobreviviente de Pelluhue: "Era como estar ahí, en la película 2012"
PELLUHUE A Sara Cárdenas, sobreviviente del maremoto de Pelluhue, le tiembla la voz cuando dice que no sabe cómo se va a reponer de esta experiencia. "Vi la película 2012 (sobre una catástrofe que asuela al mundo) y se me vino a la mente, era como estar ahí. Grité mucho, arrancamos cincuenta metros... el agua revienta, se lleva mi cabaña. La gente gritaba, arrancábamos, arrancábamos del mar".
La furia de la ola gigante, que varias versiones de lugareños indican que se elevó por casi diez metros, dejó una cicatriz imborrable en el tranquilo balneario de la costa de Cauquenes.
Las playas quedaron cubiertas de escombros de las viviendas y los enseres fueron triturados por el mar. Algunos sobrevivientes pernoctan en los cerros por temor a las réplicas. Todos vieron a algunos desaparecer, gente que estaba de vacaciones y de la zona. Nadie sabe cuántos.
"Estábamos durmiendo con mis tres hijos y una amiga en una cabaña. Nos demoramos en salir y sabíamos que era peligroso. El mar empezó a recogerse y subimos a un cerro", recuerda Ana Sandoval Flores. Tras la huida, el agua arrasó y cambió el paisaje traumáticamente: "Eran techos flotando en el agua, lavadoras, refrigeradores, de todo. Se veía de todos lados y era como islas de cosas. Fue terrible", dice.
Siguen incomunicados y con accesos cortados. En un blog (panconmiga), el testimonio de María Inés Viveros relata episodios de la tragedia: "El camino costero de Pelluhue a Curanipe está destrozado, lleno de escombros, no se puede pasar". Ella logró hablar con su hijo y le contó nombres de familias que vio en buenas condiciones, luego del paso de la ola destructora.
De otros, no hay buenas noticias: no quisieron salir de las casas en una zona que fue azotada por la ola, que arrancó las viviendas de cuajo y las dejó totalmente destrozadas. Hay muchos desaparecidos, gente de la zona y veraneantes, y les preocupa que aún no haya un catastro.
No hay árboles, casas, casi todo está en el suelo. "Es un pueblo muerto", nos dicen.
Tragedia enluta a la familia Carey Moring
Una cruel experiencia enlutó a la familia de Guillermo Carey Claro. La gran ola, que inmediatamente después del sismo azotó la zona de Pichilemu, en la VI Región, se llevó a sus dos hijos menores: Juanita, de 4 años, y León, de 2, quienes siguen desaparecidos, y a su mujer, Florencia Moring, quien apareció con vida.
La familia venía del sur con sus cuatro hijos. Habían estado de vacaciones en el fundo del padre del abogado en Los Ángeles. Camino a Santiago, pasaron la noche en Pichilemu, en el fundo de Eustaquio Baztán, casado con Lucy Claro, madre de Guillermo. Dispusieron de una casa liviana, cercana al mar, con más de 100 años de antigüedad, nunca antes alcanzada por olas.
Alojaron en la misma cabaña junto a la familia de Francisco Carey, primo de Guillermo, casado con Paz Larraín, y sus tres hijos. Ambos son abogados del estudio Carey y Compañía.
Después del fuerte remezón, asustados, empezaron a vestirse y a prepararse para abandonar la casa, cuando Guillermo advirtió que se les venía una ola encima. No alcanzaron a arrancar. La furia del mar arrolló la casa junto a sus 11 habitantes y la arrastró 300 metros cerro arriba. Cuando recuperaron la conciencia, todos magullados por el impacto, se dieron cuenta de que faltaban Florencia y sus dos hijos menores.
El embestir de la ola había quebrado la casa y le abrió un forado por donde habría arrastrado fuera a la madre y a sus pequeños. Empezaron a buscarlos por todos lados. Apareció Florencia, con vida, pero ninguno de sus dos hijos, hasta ahora.
Milagrosamente, todos los demás salvaron. Ayer se ofició una misa por las víctimas en la iglesia de Los Trapenses.
Testimonios
DORMÍA FRENTE AL MAR
A la hora del terremoto, Patricio Rivas dormía frente al mar en la casa rodante que comparte junto a su mujer. Al ver que el mar se recogía varios metros, ambos huyeron hacia los cerros en la camioneta de unos parientes. La primera ola, sin embargo, golpeó el pick-up , que se desestabilizó por unos segundos en los que casi pierde a su mujer: "Se iba a caer, pero la tomé del brazo con fuerza".
MALA SUERTE
"Siempre pensé que tener seguro era atraer la mala suerte", dice Pablo Arredondo, quien invirtió $380 millones en el complejo náutico "A Viva Mata Quito", que terminó completamente destruido. Ocupaba 18 mil metros cuadrados y 90 metros de muelle, estrenados el 24 de diciembre. Arredondo tuvo apoyo de la municipalidad para potenciar el turismo.
fuente:
http://diario.elmercurio.com/2010/03/01/nacional/especial/noticias/8160E0C2-48A8-416D-BF65-9A954C61CA4C.htm?id={8160E0C2-48A8-416D-BF65-9A954C61CA4C}

1 comentario:

  1. QUE DIOS TENGA ENTRE SUS BRAZOS A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE HAN SUFRIDO TAN PENOSA PERDIDA... A SUS JÒVENES PADRES LES DE CONSUELO Y FUERZA PARA SEGUIR ADELANTE... ESOS ANGELITOS QUE SE FUERON LOS CUIDARÀN ETERNAMENTE... UN ENORME ABRAZO CON TODO MI CARIÑO, CON TODOS MIS BUENOS DESEOS.... SIENTO TANTO LO OCURRIDO....

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