martes, 23 de marzo de 2010

México: Pax global Por: Laura M. López Murillo


En algún lugar inconmensurable, en un territorio sin colindancias donde se desvanecen las fronteras, en el núcleo de un imperio sin ubicación geográfica, reside un poder con atribuciones excedidas para sojuzgar y avasallar…

La tendencia al dominio es una predisposición genética que distingue a la especie humana, pero el sometimiento de los débiles es una especialización del dominio que adquiere rasgos grotescos cuando se imponen verdades absolutas y criterios inflexibles.

Dicen los que saben, que la creación de las verdades totales y los criterios absolutos es la manifestación exacerbada de la búsqueda del poder, que la imposición de una visión para interpretar al mundo es el primer síntoma de una hegemonía que pretende extenderse y deglutir las divergencias.

Hoy por hoy, el pensamiento único emerge en el imperio norteamericano que no conoce ni admite límites ni fronteras, que impone un estilo de vida adecuado a la sociedad de mercado; ese imperio, que se ha consolidado por la destrucción de naciones y el derramamiento de sangre, se autoproclama como el adalid de la democracia y el paladín rampante de la paz global

No sé cuál de los atributos del imperio posmoderno me asusta más… todos son espeluznantes. Pero el rasgo imperial que ahora nos vulnera como nación es el afán intervencionista del gobierno norteamericano ante la evidente impericia y la contundente ineficiencia de las autoridades mexicanas para mantener el orden social.

La cruzada contra el crimen organizado ha sido un reverendo fracaso, divulgado a diestra y siniestra a través de la mediocracia. La impericia del calderonismo como un estado fallido es el titular de todos los días en todos los medios. La divulgación cotidiana de las derrotas en esta guerra sin cuartel sólo puede entenderse como el argumento que justifica la intervención de las autoridades norteamericanas.

El asesinato de tres personas vinculadas al Consulado estadunidense en Ciudad Juárez precipitó la implementación y modificó los plazos y condiciones de la Iniciativa Mérida, es por eso que ahora Washington pretende que sus servicios de inteligencia controlen la lucha contra el narco en México (1). La intervención de los servicios estadounidenses de inteligencia se sustenta en la declaración de Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interior del gobierno de Obama quien reprobó públicamente la estrategia militarizada del gobierno de Felipe Calderón.

La Segunda Reunión de Alto Nivel del Grupo Consultivo México-Estados Unidos sobre la Iniciativa Mérida se efectuará el martes 23 de marzo en territorio mexicano y se analizará la evolución de ese proyecto de apoyo a nuestro país. La implementación de la Iniciativa Mérida se pactó a tres años, ahora se pretende extenderla a ocho; se extenderá también el monto presupuestado: el gobierno de Barack Obama ya solicitó 310 millones de dólares adicionales para esta iniciativa.

Y así, ante la derrota en esta fatua cruzada, es inexorable la intervención del imperio para conquistar la paz y restablecer el orden social. Los argumentos son infalibles y las justificaciones se han divulgado hasta el hartazgo por los esbirros del régimen; y ahora, desde el núcleo de un imperio sin fronteras llegará a nuestro país un poder con atribuciones excedidas, y extendidas, para sojuzgar y avasallar…

Nota:
1) Esquivel, J. (2010). EU por el control de la lucha antinarco. Revista Proceso. (Semanario 21 de marzo del 2010). Recuperado el 21 de marzo del 2010, de http://www.proceso.com.mx/rv/modHome/detalleExclusiva/77665

Laura M. López Murillo es licenciada en Contaduría por la UNAM. Con Maestría en Estudios Humanísticos, Especializada en Literatura en el Itesm.

fuente, vìa:
http://www.argenpress.info/2010/03/mexico-pax-global.html

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