lunes, 22 de marzo de 2010

Los escándalos sexuales de la Iglesia "Vergüenza y remordimiento"

Benedicto XVI anunció ayer que el Vaticano hará inspección a "algunas diócesis de Irlanda, así como a los seminarios y congregaciones religiosas" donde se han producido casos de pederastia, con el objeto de "ayudar a la Iglesia local en su camino de renovación". En su esperada pastoral a los católicos de Irlanda, dada a conocer ayer, Joseph Ratzinger se muestra rotundo en su denuncia de la pederastia clerical; expresa "vergüenza y remordimiento" por lo ocurrido, se declara "profundamente consternado" por el sufrimiento al que se han visto sometidos "jóvenes indefensos", critica con dureza a los curas y religiosos culpables de los abusos por haber "traicionado la confianza de los jóvenes y de sus familias", y reprocha a los obispos la "inadecuada respuesta" ofrecida a las víctimas, motivada, dice, por la preocupación por evitar el escándalo.
La inspección a las diócesis implicadas es el punto más novedoso del documento. Dicha inspección, llamada, en el argot de la Curia, visita apostólica, significa que el Papa deplora la actitud de la jerarquía irlandesa. Los detalles de la inspección se conocerán "en breve". Entretanto, el Papa hace un llamamiento a obispos, sacerdotes y feligreses a que renueven su confianza en Cristo y en la Iglesia. En el documento no hay ninguna mención a otros países. Ratzinger se limita a recordar que el problema de los abusos no es específico de Irlanda ni de la Iglesia.
La pastoral constituye un desesperado intento de mostrar firmeza para tratar de frenar la crisis de credibilidad causada por los escándalos de Holanda, Alemania, Austria, Suiza, Italia y ahora también España. Las palabras más duras van dirigidas a los sacerdotes y religiosos que han cometido los abusos. Deberán responder, afirma Ratzinger, "ante Dios Todopoderoso y ante los tribunales debidamente constituidos". Son responsables de haber causado "un inmenso daño a las víctimas, a la Iglesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa". Y de arrojar "vergüenza y deshonor" sobre sus semejantes.
El Papa comparte la "desazón y el sentimiento de traición" que muchos han experimentado al conocer esos "actos pecaminosos y criminales y el modo en que fueron afrontados por las autoridades de la Iglesia en Irlanda". Y explica que ha decidido escribir la misiva por la "gravedad de estos delitos y la respuesta a menudo inadecuada" que han recibido las víctimas por parte de las autoridades eclesiásticas irlandesas.
Las víctimas reaccionaron ayer divididas en Irlanda ante las disculpas del Papa. Algunos esperaban que se pidiera la dimisión de quienes lo encubrieron, informa Patricia Tubella. "Nos sentimos muy abatidos porque el Papa ha eludido la cuestión clave, la protección de los sacerdotes pedófilos a costa de niños vulnerables. Eso anula toda esperanza en que el Vaticano vaya a responder al problema de forma efectiva", subrayó Maeve Lewis, responsable de uno de los principales grupos de apoyo a las víctimas. Encarna esas críticas el papel del jefe de la Iglesia católica de Irlanda, el cardenal Sean Brady, quien a pesar de haber encubierto en los años setenta reiteradas denuncias de abusos sexuales, no piensa dimitir mientras el propio Pontífice no se lo reclame.
La organización Supervivientes Irlandeses de los Abusos, dedujo de las palabras del Papa, sin embargo, la anhelada demanda de justicia. "Es una clara petición para que los culpables de delitos se sometan al escrutinio de los tribunales", sostenía su portavoz, Patrick Walsh.
El Papa se muestra especialmente crudo con los obispos; les acusa de haber "fracasado, a veces lamentablemente, a la hora de aplicar las normas del derecho canónico sobre los delitos de abusos de niños" y de haber cometido "graves errores en respuesta a las acusaciones". Ahora, les exhorta a cooperar con las autoridades civiles y alienta a los laicos a que desempeñen un papel más activo en la Iglesia.
Además, el Pontífice dirige palabras de afecto a las víctimas: "Habéis sufrido inmensamente y eso me apesadumbra mucho", escribe. "Vuestra confianza ha sido traicionada y vuestra dignidad ha sido violada", añade.
La carta esboza una breve valoración de la Iglesia irlandesa; Ratzinger achaca la "crisis" vivida en las últimas décadas a su argumento favorito: la transformación y secularización que ha sufrido la sociedad. Un cambio demasiado veloz, escribe, que ha llevado incluso a "sacerdotes y religiosos a adoptar formas de pensamiento y de juicio de la realidad secular sin referencia suficiente al Evangelio", dice, y en algunas ocasiones a "entender mal el programa de renovación propuesto por el Concilio Vaticano II".
El Papa se refiere a la tendencia a "evitar los enfoques penales de las situaciones canónicamente irregulares" y señala otros factores que a su juicio han conducido a esa crisis. Entre ellos, cita los "procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa"; la "insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados"; la "tendencia social a favorecer al clero y otras figuras de autoridad", y una preocupación "fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos" cuyo resultado fue la falta de aplicación de las penas canónicas en vigor y de la salvaguardia de la dignidad de cada persona.
Es decir, Ratzinger cree que el Vaticano tenía los mecanismos suficientes para impedir los abusos y responder adecuadamente a las víctimas. Si los abusos han sucedido o la Iglesia irlandesa ha respondido mal, es culpa de las Iglesias locales.
fuente, vìa:
http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Verguenza/remordimiento/elpepisoc/20100321elpepisoc_3/Tes

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