En coincidencia con la
conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, la
Organización de Naciones Unidas (ONU) destacó ayer la circunstancia de
precariedad que enfrentan esos grupos en el planeta, que representan 15
por ciento de la población mundial. De acuerdo la Alta Comisionada para
los Derechos Humanos del organismo, Navi Pillay, los pueblos indígenas
siguen estando
Dicha valoración es un punto de contraste obligado respecto de la
vacuidad de los discursos oficiales en nuestro país en materia indígena,
que se caracterizan por ser puñados de buenas intenciones y lugares
comunes y que soslayan, en cambio, la realidad de miseria y exclusión
que padece ese grupo poblacional: como se señaló ayer en estas páginas,
76.8 por ciento de los connacionales que hablan lenguas indígenas viven
en condiciones de pobreza, y 44 por ciento obtienen ingresos inferiores a
la línea de bienestar, es decir, carecen de recursos para adquirir la
canasta alimentaria básica.desproporcionalmente afectados por la pobrezay enfrentan discriminación y exclusión sistemáticas de los entornos de toma de decisión políticos y económicos.
Por lo que hace a los derechos indígenas, no se necesita mucha investigación para desnudar en toda su crudeza la circunstancia de abuso y atropello que padecen los integrantes de los grupos originarios cada vez que deben relacionarse con instituciones de procuración e impartición de justicia: casos como los de Jacinta Francisco y Teresa Alcántara y como el del profesor Alberto Patishtán son destacados botones de muestra de una cadena de historias en las que se entrelazan el racismo con la inoperancia y la corrupción institucionales. Según datos de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), de los 8 mil 334 indígenas presos en el país, 80 por ciento sufrieron violaciones al debido proceso.
En una circunstancia como la descrita, las palabras oficiales de simpatía hacia los indígenas son insuficientes. Un paso fundamental, si se quisiera empezar a corregir esta situación, sería la recuperación de los términos originales de la llamada Ley de Derechos y Cultura Indígenas redactada por la Comisión de Concordia y Pacificación del Congreso de la Unión, un conjunto de reformas legales que resultó desvirtuado hace 13 años, cuando el Legislativo aprobó un remedo que dejó irresueltas las circunstancias legales que han hecho posible la marginación, la explotación y la discriminación de los pueblos indios por parte de la institucionalidad y de diversos sectores privados.
vía:
http://www.jornada.unam.mx/2014/08/09/edito
No hay comentarios:
Publicar un comentario