Si hay algo en lo que Colombia es indudablemente líder mundial, es en la violación de los derechos laborales y atentados en contra de sindicalistas. Desde hace décadas, año tras año, Colombia es el país en el que, de lejos, más sindicalistas son asesinados y en el cual se violentan toda clase de derechos a los trabajadores. Desde hace 900 días un grupo de 30 obreros colombianos, en la ciudad de Buga (Valle del Cauca) se han convertido en un símbolo de la resistencia en contra de este estado de cosas.
La primera acción del sindicato fue presentar, el 24 de Octubre del 2011, el pliego de peticiones para negociar a nombre de los trabajadores afiliados. La empresa no solamente se negó a negociar y desconoció el derecho a sindicalización de los trabajadores, sino que desde el 22 de Noviembre del mismo año que negó la entrada a casi todos los miembros del sindicato a la empresa. Desde entonces que los obreros realizan un plantón de protesta a las afueras de la empresa. En éste participan 30 trabajadores, sólo 7 de ellos se encuentran trabajando actualmente en la empresa, en calidad de prestación de servicios.
“La respuesta de la empresa fue botarnos a la calle por el sólo hecho de habernos sindicalizado”, dice indignado el líder de los obreros Arlex Antonio Mejía. “Hemos decidido acampar al lado de la compañía para que en Colombia y en todo el mundo se escuche que acá no se respetan los derechos laborales. Claro, no somos los únicos en el país que estamos en la misma situación. Yo he sufrido mucho, me enfermé en la compañía y ahora tengo que hacerme una diálisis durante 12 horas al día. El problema es que en los mismos sindicatos, y hasta en la misma CUT, hay elementos incrustados que están confabulados con el patrón, por eso estamos en este embotellamiento”.
Según él, la denuncia es esencial porque “hasta el Inspector del Trabajo de Buga, Luis Alberto Valencia Soto, y la Inspectora departamental, están confabulados con la empresa para que no se reconozcan nuestros derechos. Necesitamos presión, porque se están violando garantías constitucionales, estatutos de la OIT, y hasta el famoso acuerdo ese que firmaron Obama con Santos por el Tratado de Libre comercio Colombia-EEUU, en el que prometían que se respetarían los derechos laborales y se acabaría la subcontratación, pero los temporales se reproducen como ratas. A nosotros se nos niegan los derechos y gente como Álvaro Suárez Quiceno, representante legal de la empresa, gana la bobadita de $120 millones (ed. unos €45 mil) mensuales y no solucionan el pliego de los trabajadores dizque porque quebramos a la empresa. Ahí tiene usted al gerente de producción de la planta de Buga, Hernando Sistiva Vargas, quien se echa al bolsillo la bobadita de $47 millones (ed. unos €17 mil) mensuales, junto con el director de recursos inhumanos, Jorge Eduardo Mejía, el director de seguridad industrial Marco Tulio Castaño, quienes persiguen a los trabajadores y nos prohíben el derecho a la sindicalización, mientras el patrón ha hecho un pacto colectivo que beneficia sólo a los trabajadores directos y a los demás nada.”
(*) José Antonio Gutiérrez D. es militante libertario residente en Irlanda, donde participa en los movimientos de solidaridad con América Latina y Colombia, colaborador de la revista CEPA (Colombia) y El Ciudadano (Chile), así como del sitio web internacional www.anarkismo.net. Autor de "Problemas e Possibilidades do Anarquismo" (en portugués, Faisca ed., 2011) y coordinador del libro "Orígenes Libertarios del Primero de Mayo en América
Latina" (Quimantú ed. 2010).
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
ANEXO:
Vía:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=182980
No hay comentarios:
Publicar un comentario