Fabio Hamilton da Cruz, 23 años, era un obrero
que trabajaba en las obras del Mundial de Brasil de verano de 2014.
Murió el pasado 29 de marzo al caer de una de las estructuras de las
gradas provisionales del estadio Arena Corinthians, la sede del partido
inaugural del campeonato que arranca el próximo 12 de junio [1]. Es la
octava víctima mortal en las obras de remodelación de los estadios.
Al día siguiente de su muerte, representantes del Ministerio de Trabajo brasileño comprobaron que en la obra existían riesgos para los trabajadores. De las ocho muertes, tres (en torno al 40%) se han producido en la sede del Arena Corinthians. El retraso en los preparativos, las críticas de la FIFA, han hecho que el ritmo de las obras se acelerase.
No siempre con garantías. Deprisa, deprisa, deprisa. Hay que llegar, sea como sea. No importan los costes. Son simples recursos humanos intercambiables.
Edson Arantes do Nascimento, Pelé, considerado uno de los grandes jugadores de la historia del fútbol (algunos hemos admirado su juego en muchas ocasiones) ha hablado sobre lo sucedido y sobre lo que él considera normal y no-normal, sobre lo que a él le parece preocupante y no preocupante.
Don Arantes do Nascimento considera “normal” la reciente muerte de Fabio Hamilton da Cruz. “El accidente es normal, son cosas de la vida, puede suceder. Fue un accidente. No creo que asuste”. Es más preocupante, en cambio, el estado de los aeropuertos de cara al campeonato. “La manera en la que se está administrando la entrada y salida de turistas en los aeropuertos de Brasil... eso sí que es preocupante. Pasé por varios países y la preocupación es grande. Nadie entiende por qué no tenemos más entradas al país”.
Lo que también llamó la atención, lo que también es preocupante “fue el problema que hubo en Río en las pacificaciones de las favelas, con asaltos y muertes. Los extranjeros quieren saber si va a haber peligro”. Pelé, recuérdese, pidió a los brasileños que detuviesen las protestas sociales que nacieron en junio de 2013, coincidiendo con la Copa Confederaciones. No tocaba. El pueblo brasileño protestaba por los gastos de las obras en los estadios, los más caros de los últimos torneos.
De este modo, para don Arantes do Nascimento lo preocupante, lo no normal, es la situación de los aeropuertos, la manera de administrar las entradas al país, y lo normal, lo no preocupante, es la muerte de trabajadores en la construcción o remodelación de estadios de fútbol. Es lo que hay y no hay más. ¿Hay alguna mejor forma de representar la impiedad del neoliberalismo realmente existente? ¿Esto es el avance, la gran mejora social que representa la globalización?
¿Podemos seguir admirando a alguien que tal vez jugara bien, muy bien o magistralmente a fútbol pero que es capaz de escupir de esa manera sobre la muerte reciente de un ciudadano-trabajador, un accidente laboral acaso evitable si las condiciones y los ritmos de trabajo fueran otros, los razonables, los humanamente admisibles?
Definitivamente: tampoco en los alrededores de los Mundiales de fútbol se ubican gotas de humanismo. Tampoco en la mente y el corazón de “una estrella de fútbol” cabe un átomo de respeto. Los trabajadores son, somos, mano de obra de usar, explotar y tirar. En ocasiones, sin vida.
Notas: [1] http://deportes.elpais.com/deportes/2014/04/07/actualidad/1396905663_959728.html
CALPU
vìa:
http://www.lahaine.org/index.php?p=76784
Al día siguiente de su muerte, representantes del Ministerio de Trabajo brasileño comprobaron que en la obra existían riesgos para los trabajadores. De las ocho muertes, tres (en torno al 40%) se han producido en la sede del Arena Corinthians. El retraso en los preparativos, las críticas de la FIFA, han hecho que el ritmo de las obras se acelerase.
No siempre con garantías. Deprisa, deprisa, deprisa. Hay que llegar, sea como sea. No importan los costes. Son simples recursos humanos intercambiables.
Edson Arantes do Nascimento, Pelé, considerado uno de los grandes jugadores de la historia del fútbol (algunos hemos admirado su juego en muchas ocasiones) ha hablado sobre lo sucedido y sobre lo que él considera normal y no-normal, sobre lo que a él le parece preocupante y no preocupante.
Don Arantes do Nascimento considera “normal” la reciente muerte de Fabio Hamilton da Cruz. “El accidente es normal, son cosas de la vida, puede suceder. Fue un accidente. No creo que asuste”. Es más preocupante, en cambio, el estado de los aeropuertos de cara al campeonato. “La manera en la que se está administrando la entrada y salida de turistas en los aeropuertos de Brasil... eso sí que es preocupante. Pasé por varios países y la preocupación es grande. Nadie entiende por qué no tenemos más entradas al país”.
Lo que también llamó la atención, lo que también es preocupante “fue el problema que hubo en Río en las pacificaciones de las favelas, con asaltos y muertes. Los extranjeros quieren saber si va a haber peligro”. Pelé, recuérdese, pidió a los brasileños que detuviesen las protestas sociales que nacieron en junio de 2013, coincidiendo con la Copa Confederaciones. No tocaba. El pueblo brasileño protestaba por los gastos de las obras en los estadios, los más caros de los últimos torneos.
De este modo, para don Arantes do Nascimento lo preocupante, lo no normal, es la situación de los aeropuertos, la manera de administrar las entradas al país, y lo normal, lo no preocupante, es la muerte de trabajadores en la construcción o remodelación de estadios de fútbol. Es lo que hay y no hay más. ¿Hay alguna mejor forma de representar la impiedad del neoliberalismo realmente existente? ¿Esto es el avance, la gran mejora social que representa la globalización?
¿Podemos seguir admirando a alguien que tal vez jugara bien, muy bien o magistralmente a fútbol pero que es capaz de escupir de esa manera sobre la muerte reciente de un ciudadano-trabajador, un accidente laboral acaso evitable si las condiciones y los ritmos de trabajo fueran otros, los razonables, los humanamente admisibles?
Definitivamente: tampoco en los alrededores de los Mundiales de fútbol se ubican gotas de humanismo. Tampoco en la mente y el corazón de “una estrella de fútbol” cabe un átomo de respeto. Los trabajadores son, somos, mano de obra de usar, explotar y tirar. En ocasiones, sin vida.
Notas: [1] http://deportes.elpais.com/deportes/2014/04/07/actualidad/1396905663_959728.html
CALPU
vìa:
http://www.lahaine.org/index.php?p=76784
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