Hay una iglesia, heredera de las riquezas y poder de Constantino y otra, que representa la irrupción de los pobres; una al servicio del poder y de los ricos, y otra, de Cristo y el evangelio; hay curas, como el padre Correa, de la novela La casa grande, de Luis Orrego Luco, que lo presentaba como un pastor de vacas gordas, es decir, un sacerdote intrigante, lacayo de los ricos; hay curas que han consagrado su vida al servicio de los pobres, compartiendo sus penas, alegrías y esperanzas; hay una iglesia muy terrena, al servicio del capital y otra, profética y liberadora y, entre ambas existe una fosa insalvable . nada tienen que ver los Legionarios de Cristo o los del Opus Dei con la mayoría de los Jesuitas o los de Los Sagrados Corazones.
Durante estos días ha explotado el escándalo de la adopción de niños, declarados muertos para engañar a sus progenitores, que ha remecido a la opinión pública. La investigación del periodista de CIPER Chile, Gustavo Villarrubia, es lo suficientemente contundente para no dejar lugar a dudas sobre la asociación ilícita entre sacerdotes – muchos, según el padre Joannon, de los Sagrados Corazones, ginecólogos al servicio de los ricos de la clase alta y abogados muy bien remunerados. En este caso podrían configurarse varios delitos como asociación ilícita y falsificación de documento público, entre otros y, como estos hechos ocurrieron entre los años 1970 y 1980, están prescritos ante la justicia – ocurre lo mismo que en el caso Karadima -.
Con razón, este negocio de la iglesia de los ricos está perdiendo cada día más adeptos; en la encuesta de Latino-barómetro, los que se definen como católicos sólo alcanza al 50% de los encuestados
Conozco personalmente al padre Gerardo Joannon desde que era niño: estudiamos en el mismo Colegio -de los Sagrados Corazones – y fuimos compañeros de curso; posteriormente, tuvimos oportunidad de encontrarnos en numerosas ocasiones, pues vivía en la población Joao Goulard, en la misma casa que mi tío Esteban Gumucio, compartiendo la misión evangelizadora en medio de los pobres; puedo dar fe de que ha sido y es un cura carismático y de profundas convicciones de servicio a las clases populares.El periodista Villarrubia reconoce la valentía del padre Joannon al dar a conocer, con lujo de detalles, el mecanismo del cual se valieron sacerdotes, médicos y abogados para cometer estos ilícitos – actitud diferente a aquella de los dueños de farmacias y de La Polar, en que los primeros, se coludieron para aumentar simultáneamente los precios de los medicamentos y, así perjudicar a los enfermos, y, los segundos, unilateralmente re pactaron las deudas, infringiendo, de esta manera, un fuerte daño a los pobres, que hasta ahora los ejecutivos de esta tienda están en las más perfecta impunidad -.
El provincial de Los Sagrados Corazones, Alex Vigueras, actuó de inmediato – actitud que contrasta con la del arzobispado, en el caso Karadima – y suspendió de sus funciones parroquiales al padre Joannon, nombrando al sacerdote salesiano David Albornoz, quien tendrá como misión escuchar los diferentes testimonios y sistematizar en un informe los resultados y, a partir de esta conclusión, determinar si corresponde un proceso canónico.
Según la investigación de CIPER Chile, el sacerdote Joannon servía como intermediario entre la familia de la futura madre, los médicos y los adoptantes del recién nacido; los ginecólogos pertenecían a las clínicas más conocidas de la época, entre ellas de Clínica Santa María – que suma ya varias acciones condenables, entre ellas la del asesinato del ex Presidente Eduardo Frei Montalva -. En dicho informe se consignan hechos tan deleznables, como las misas de difuntos a niños vivos para engañar a las madres.
Este conmovedor caso demuestra la crueldad y brutalidad de una parte de la jerarquía de la iglesia católica, que ha convertido a Jesucristo en un verdadero ginecólogo: bajo la mentira de defender la vida y combatir el aborto, encubren actividades criminales, como las que denunció el reportaje de CIPER Chile; esta es la iglesia que está al servicio del poder y de lacaya de los ricos, es la heredera del testamento de Constantino.
Este caso pone de manifiesto la impunidad con que se tratan los delitos y abusos de la llamada “gente bien” y, sobre todo, los monstruosos prejuicios que, en los años 70 y 80 del siglo anterior, sobre todo, respecto a la sexualidad. El padre Joannon dice en la entrevista concedida al periodista de CIPER que una niña, al ser madre soltera, terminaba destruyendo su vida y, en esa época, de seguro, ningún hombre se hubiera casado con ella.
Estos sacerdotes, ginecólogos y abogados, pertenecientes a las castas poderosas, son unos perfectos fariseos, pues lo único que les interesaba era mantener las apariencias, recurriendo a medios ilícitos y no dudaban en avalar aquello de que “el fin justifica los medios” y, como “sepulcros blanqueados”, blancos por fuera y podridos por dentro.
Con razón, este negocio de la iglesia de los ricos está perdiendo cada día más adeptos; en la encuesta de Latino-barómetro, los que se definen como católicos sólo alcanza al 50% de los encuestados. Los casos de pedofilia, practicada por algunos sacerdotes, sumada a los robos del Banco Vaticano y a la mafia masónica que domina la curia romana, han hecho que la gente se aleje del catolicismo.
Rafael Luis Gumucio Rivas
El Ciudadano
Vìa:
http://www.elciudadano.cl/2014/04/19/104392/el-cristo-de-los-ricos/
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