martes, 12 de enero de 2016

Argentina: El miedo al estado de emergencia ..Por Pablo Ezequiel Stropparo * Hasta hace un mes, para muchos argentinos (al menos para una parte de ese 51 por ciento que votó a Cambiemos) el país vivía uno de los períodos más oscuros de su historia: una dictadura estalinista, fascista, hitleriana, totalitaria, chavista, que socavó las instituciones y la democracia. Sin embargo....

Hasta hace un mes, para muchos argentinos (al menos para una parte de ese 51 por ciento que votó a Cambiemos) el país vivía uno de los períodos más oscuros de su historia: una dictadura estalinista, fascista, hitleriana, totalitaria, chavista, que socavó las instituciones y la democracia. Sin embargo, los últimos doce años constituyen el período más democrático de Argentina. A contramano de la historia, todas las voces fueron toleradas y las autoridades nacionales fueron sometidas a una devastadora crítica de los medios de comunicación y de una parte de la ciudadanía. La tolerancia ante las críticas fue total. Otro aspecto importante es que no se reprimieron las protestas sociales, lo que representó mucho en un país en el que la represión se llevó muchísimas vidas. Desde que asumió Néstor Kirchner, una de sus banderas fue no usar los garrotes ni las balas de goma. Al tener en cuenta, al menos, estos dos derechos cruciales, hasta el 9 de diciembre de 2015 hubo libertades que fueron ejercidas plenamente.
El hecho de que ese período haya sido juzgado como no democrático por algunos se opone a la definición de la democracia que sustenta al liberalismo. Joseph Schumpeter brinda una definición mínima y procedimental de democracia, como una competencia periódica por el voto del pueblo. Para Schumpeter, este modus procedendi es un indicador de si un país es democrático o no. Desde este punto de vista, la Argentina debe ser considerada una democracia: hubo elecciones periódicas en las que las elites políticas compitieron libremente.
Los gobiernos kirchneristas dejaron, como todo gobierno, deudas pendientes, por lo que sería cínico valorarlos positivamente por la sola práctica de este modus procedendi. Sin embargo, durante doce años, con todas las contradicciones habidas y por haber, se fue fortaleciendo la liberal democracia. Según Giovanni Sartori (1997), la liberal democracia intenta conciliar las lógicas de la democracia (igualdad) con las del liberalismo (libertad). Desde 2003, muchas leyes, medidas y decretos presidenciales intentaron fortalecer las libertades y la igualdad. El memorioso las recordará. No hace falta ser Funes para tener un poco de memoria.
En un artículo publicado en este diario el 30 de diciembre se citan ideas del filósofo italiano Giorgio Agamben, quien critica el proyecto del gobierno francés de François Hollande, que, entre otras cosas, propone el Estado de Emergencia mediante una reforma constitucional. Agamben señala los problemas que trae al Estado de Derecho gobernar en Estado de Emergencia, pues provoca miedo generalizado, despolitización de los ciudadanos y renuncia a toda certeza de derecho.
Teniendo en cuenta que el actual Gobierno argentino no convocará a sesiones extraordinarias del Congreso y que administra desde el 10 de diciembre mediante decretos de necesidad y urgencia, cabría preguntarse si no se está asistiendo a un Estado de Emergencia, con el slogan de la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico. A lo que se suma la implementación de medidas regresivas para racionalizar la economía nacional.
La libertad puede dar lugar a una disyuntiva: o se hace un uso activo de la libertad o se busca algún tipo de sumisión en la que el individuo se sienta protegido. La segunda opción, el miedo a la libertad, llevó a horrores como el fascismo durante el siglo XX. De acuerdo con el resultado de las últimas elecciones, la sociedad argentina parece estar dividida en dos mitades. Un interrogante abierto es si una de esas dos mitades (la del 49 por ciento), o, al menos gran parte de ella, quiso seguir haciendo uso de su libertad, sin miedo, y luchando por una mayor liberal democracia, buscando mayores libertades e igualdad, mientras que la otra mitad (la del 51 por ciento), o parte de ella, tuvo miedo a la libertad y prefirió la sumisión. Y, entonces, lo que quizá sentimos muchos del 49 por ciento que no votó a Cambiemos es un miedo en este caso no a la libertad, sino más bien a todo lo contrario: un miedo al Estado de Emergencia permanente con el que está gobernando la gestión actual desde que asumió el 10 de diciembre (así lo ratifican los principales referentes del Gobierno día a día: ellos gobernarán mediante decretos y DNU, por lo menos hasta marzo, sin convocar a sesiones extraordinarias del Congreso). Más allá de que sea aventurado decir mucho sobre un Gobierno que asumió hace un mes, ya se puede tener la sensación de que está generando un Estado de Emergencia.
* Doctor en Ciencias Sociales; docente en UBA y en la Universidad Nacional de Moreno.

vìa:
 http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-290026-2016-01-11.html

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