1. Andrés Manuel López Obrador –lo último que queda en las izquierdas
y centro izquierdas en sus esperanzas electoralistas- demandó respeto
absoluto a la soberanía de México, en el encuentro del presidente Felipe
Calderón y su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama. Dijo en Chiapas
hoy jueves: "No aceptamos intervencionismo, no queremos protectorados,
sí a la cooperación, pero hacia el desarrollo"; "La cooperación militar
no va a resolver los problemas de inseguridad y violencia, sino que
éstas deben combatirse con la cooperación para el empleo y el
desarrollo". Y advirtió que, no obstante, el país transita por la ruta
del saqueo de los bienes nacionales, de los recursos naturales. Empresas
extranjeras se llevan nuestras riquezas, de ahí que el Movimiento de
Regeneración Nacional (MORENA) busque con el apoyo popular recuperar lo
que ha entregado la actual clase política y la mafia en el poder".
2. La realidad es que en el “mundo global” sólo puede existir
interdependencia, asociación, competencia; la soberanía es sólo una
posición política que suele ser muy endeble manejada por países y
gobiernos fuertes. México, como casi todos los países, jamás ha sido
soberano o realmente independiente. No habíamos logrado desligarnos de
España cuando ya Francia, Inglaterra, EEUU, penetraron en nuestro país
para reclamar derechos y propiedades; y cuando triunfó en 1911 la
revolución mexicana ya EEUU estaban poniendo sus condiciones. Por ese
motivo no podríamos entender nuestra historia ni mucho menos comprender
los motivos por los que México jamás pudo realizar alguna política
independiente o de desarrollo autónomo. ¿Cómo explicar nuestra
permanente dependencia de la deuda externa, los déficit comerciales, la
deformación de nuestra economía, las políticas de exportaciones, la
migración y nuestro desempleo?
3. AMLO -he leído- no es partidario de meterse en discusiones
ideológicas por ser un político activo y pragmático. Ha tenido muchas
oportunidades para analizar el papel imperialista que han mantenido los
EEUU en el mundo, de explicar cómo ese imperio ha caminado, como dijo en
su discurso en Tuxtla Gutiérrez, por “la ruta del saqueo de los bienes
nacionales, de los recursos nacionales” y de demostrar cómo las empresas
extranjeras se llevan nuestras riquezas”; sin embargo ha preferido
guardar silencio. En su libro sobre “La mafia…” cita al ex panista
Conchelo cuando éste denunció a la Casa Blanca, al FMI, al Banco
Mundial, los programas de ajuste estructural de América Latina y lo que
significan las privatizaciones de la petroquímica; pero no parece
comprometerse directamente explicando con mayor profundidad acerca del
papel del imperialismo yanqui en el dominio de los países. Confieso que
me desespera.
4. Desde que se impuso en 1982 el neoliberalismo de la Thatcher y
Reagan en el mundo, ningún presidente mexicano ha realizado una mínima
crítica a la política saqueadora y guerrerista de los EEUU. Nadie ha
defendido la “soberanía”. Lázaro Cárdenas expropió el petróleo y
nacionalizó los ferrocarriles golpeando intereses imperialistas, así
como rompió relaciones con el franquismo; López Mateos, acuñó la frase
demagógica de ser “de izquierda atinada del de la Constitución” y
mantuvo relaciones con Cuba a pesar de que EEUU obligó a todos los
gobiernos a romper relaciones; Echeverría y López Portillo, de manera
diferente, pronunciaron discursos antiimperialistas y realizaron
rompimientos con Pinochet, Videla, Somoza, dando asilo a refugiados. Los
cuatro gobiernos fueron calificados de “nacionalistas revolucionarios” o
“populistas” por el PAN y la derecha. Sin embargo, desde 1982 nuestros
gobiernos le han chupado las botas al imperio.
5. Por eso es muy importante para la izquierda que AMLO, repito: la
única lucecita electoral que prolonga algunas esperanzas para abrir
espacios de lucha social, deje muy claras sus ideas acerca de las
relaciones con las clases sociales y el imperio. Me gustó siempre la
consigna de “Primero los pobres”, no he dejado de aplaudir sus batallas
contra Fobaproa y he sido entusiasta apoyador de sus luchas contra la
privatización de PEMEX y la electricidad, así como en sus políticas
movilizadotas; sin embargo tampoco he dejado de criticar su aislamiento
de las luchas sociales (Oaxaca, EZLN, electricistas, mineros, CNTE y
otras luchas) que le han ocasionado fuertes críticas, incluso mucha
oposición a sus actividades electoralistas. Por eso la izquierda es muy
exigente –como no lo es con sus enemigos burgueses gobierno, PAN, PRI y
ahora PRD- con lo que AMLO declara, dice y hace. La realidad es que AMLO
quiere ganar y debe ganar, pero “sin dejar a su paso “trozos de
dignidad”.
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