El viejo terrorismo se ha convertido en la nueva
careta con la que el imperialismo sataniza a los gobiernos que quiere
invadir. Recordemos que George W. Bush, después de que su pueblo fue
atacado por un terrorismo claramente vinculado con Arabia Saudita, el
país con mayores reservas de petróleo del Medio Oriente, controlada ya
por Estados Unidos, decidió atacar a Irak sin encontrarle vinculación
alguna, por controlar también la tercera reserva, siendo la segunda la
de Irán al cual tiene en la mira.
En la reunión
del Capitolio del 17 de noviembre 2010, los radicales del partido
republicano hicieron grandes esfuerzos para conectar a Venezuela,
Bolivia y Ecuador: países también petroleros, con el terrorismo islámico
supuestamente promovido por Irán. Empezaron por decir que los
mencionados gobiernoseran hostiles a Estados Unidos, y por lo tanto
anti-americanos. Que estaban estrechando relaciones con Irán, haciéndose
“amigos de nuestros enemigos” y por lo tanto eran ya una amenaza que
implica armas de destrucción masiva.
Percibí el
miedo de la audiencia al escucharlos, y me di cuenta que ese era
exactamente el objetivo de los republicanos:aterrorizar con el
terrorismo. Tuve que atar varios cabos sueltos para poder entender la
lógica de ese viejo discurso republicano. Empecé por preguntarme cuál
podría ser la verdadera razón para temerle tanto al cambio y aferrarse
al status quo. Sienten que sus derechos son intrínsecos y de origen
divino, pensé, pero tuve que escarbar en la historia para comprobarlo.
Estados
Unidos fue fundado por los estancieros ingleses, como un país propio en
el que pudieran gobernar a su modo para defender sus intereses. Luego
se independizaron para no pagar impuestos a Inglaterra sin poder
influenciar en su política. Buscando la realidad más allá de la
retórica, se puede ver claramente que el concepto de la libertad para el
pueblo estabaausente de las reales motivaciones de la independencia, en
un país que continuó siendo esclavista, y en el cual se exterminó a
millones de indígenas para hacer posible su expansión.
Es
innegable, que el país fue legislado para proteger los intereses
económicos a los cuales estaba subordinado todo lo demás. Es por esa
causa que los conservadores defendieron siempre el status quo, el cual
sin embargo, por su crueldad, no podía ser defendido abiertamente, y los
obligó a fingir aferrarse al pasado sólo por mantener sus “valores
familiares tradicionales.” La verdad es que el cambio y toda evolución
del entendimiento siempre fueron para ellos una amenaza a sus ventajas
originales con las que fundaron el país.
Eso
explica que la humanización de la sociedad estadounidense haya tenido
que ser peleada y que haya costado un río de sangre. La guerra civil,
por ejemplo, fue inspirada por el cambio, pero resistida por los
defensores del status quo en una guerra que costó 618.000 vidas y
412.000 heridos. La liberación de los esclavos, por lo tanto, y la
consolidación de los Estados Unidos, fue resistida por los
conservadores. Pero la lucha no terminó ahí, porque la nueva unión
seguía siendo una sociedad oligárquica tan injusta como contraria a todo
principio de humanidad. Costó mucha sangre lograr el fin de la
segregación racial, y la conquista de los derechos humanos, la educación
pública, la fragmentación de los monopolios, la abolición del trabajo
infantil, el salario mínimo, el día laboral de 8 horas, los derechos de
la mujer, etc.etc.Todas esas reivindicaciones del ser humano, fueron
ferozmente resistidas por los conservadores aunque ahora son reconocidas
por el mundo, como lo más hermoso de nuestro país: la parte humana que
nos unió como pueblo e influenció al resto del mundo.
El
país es poderoso, es verdad, y los conservadores se jactan de defender
su supremacía, aunque al hacerlo hacen abstracción del enorme costo
humano. La historia del poderío norteamericano, por lo tanto, es de
expansionismo con exterminio indígena, de prosperidad agrícola con
esclavismo, de prosperidad industrial con explotación laboral, de
guerras por expandir nuestro poder en el exterior mientras los
progresistas luchaban por los derechos humanos en el interior, y
últimamente, de gastar billones en guerras contra el “terrorismo” en el
exterior mientras el país se derrumba económicamente. Una realidad en
gran medida irracional que sólo se entiende al tomar en cuanta que
Estados Unidos es el resultado de dos corrientes ideológicas con
objetivos opuestos. La supremacía en el contexto global, es sin duda
alguna el objetivo republicano, y su política exterior es lógicamente,
el elemento irritante en las relaciones con el resto del mundo.
El
imperialismo norteamericano y su correspondiente antiimperialismo, por
lo tanto, no son más que la globalización de los conflictos internos de
la realidad norteamericana. Los republicanos se autodenominan patriotas
porque defienden los postulados originales de la república, por muy
erróneos que hayan sido. Citan frecuentemente la Biblia para justificar
su “tradicionalismo,” a tiempo que defienden los intereses delos ricos,
los cuales se identifican tanto con el dinero, y son tan pocos en
relación al pueblo, que representan en realidad la ambición que genera
pobreza para muchos y el individualismo. Acusan a los demócratas de
anti-americanos, socialistas, comunistas y por lo tanto traidores a la
patria “capitalista” que fundaros sus ancestros.
En
el exterior también acusan a los progresistas de anti-americanos para
marcarlos como “peligro para la seguridad nacional, y terroristas por
asociación.” El terrorismo, sin embargo, nada tiene que ver con el
antiimperialismo, ya que el primero es un crimen de lesa humanidad que
hizo estragos alrededor del mundo desde mucho antes de haber sido usado
por los extremistas islámicos contra Estados Unidos. Ellos tendrán
también sus razones para luchar contra los imperios, pero a diferencia
de los antiimperialistas no lo hacen con el poder del voto en
democracia. El terrorismo no es justificable desde ningún punto de vista
y debe ser eliminado de la faz de la tierra al igual que el
imperialismo. Pero, en tanto eso sucede, la humanidad no de debe dejarse
confundir con los radicales religiosos de ambos extremos. El
antiimperialismo es tan legítimo como democrático, y representa además
la internacionalización de los más nobles ideales progresistas
norteamericanos: el derecho a la vida, a la libertad, a la dignidad, a
la salud, a la justicia social, y por supuesto a la familia. Es
laconexión con el prójimo y por lo tanto con la vida. Los republicanos
están tan desconectados con esa vida, que se inventaron el atajo de
atribuírsela a Dios, con el que presumen una conexión directa.
La
diferencia entre los imperialistas y los antiimperialistas, por lo
tanto, se reduce a la diferencia entre los progresistas y los
conservadores: al viejo dilema de “ser o no ser”... parte de la
humanidad.
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