La vida en
sociedad tiene 2 caras dicen algunos: Derechos y Deberes.
Los primeros
–derechos-, debieran estar consagrados en cada una de las constituciones
que rigen los destinos de un país, y cínicamente, también los
encontramos brillando en una declaración universal que tiene más de 60
años… pero solo de declaración.
Los segundos
–deberes-, se relacionan con las acciones que cada uno tendría que
realizar para vivir armoniosamente con el resto de la sociedad y la
naturaleza. Los Estados suelen tener legislaciones para ello, y en lo
ideal, estos deberes asumirían una conducta ética y moral muy cercana a
lo que mencionaba Che Guevara en sus reflexiones y escritos sobre el
hombre nuevo.
Pero Chile,
luego de 17 años de dictadura militar y 20 de Desconcertación Económica,
ha hipotecado absolutamente todos los derechos –por suerte queda el de
respirar, aunque medio tóxico en algunos lados-, y los ha convertido en
deberes, de aquellos a los que se accede única y exclusivamente con la
capacidad económica que tenga la persona.
Es común en
el Chile modelo del neoliberalismo observar y participar de campañas
solidarias para ir en ayuda de alguna amigo caído en desgracia de salud,
o para colaborar con los miles de niños y niñas con discapacidades que
se atienden en una Fundación privada. La salud no se ve como un derecho
que debiera ser garantizado con calidad y oportunamente por parte del
Estado, ni pensar en cuestionar las comisiones y abusos que ISAPRES
hacen del sistema de salud chileno. Mejor juntar las lucas sacándose la
cresta y media en el trabajo, que participar en agrupaciones que exigen
al Estado que cumpla su rol garante.
Es común en
el Chile modelo del neoliberalismo y de obediente pueblo, endeudarse por
mandar a estudiar a los hijos a colegios particulares o subvencionados,
buscando así escapar del inmovilismo social que genera una educación
pública basada en escuelas mal equipadas, profesores mal pagados,
estudiantes mal alimentados. Que la educación de mis hijos o la propia,
debiera ser protegida por un Estado que asegure igualdad de condiciones
de desarrollo a todos los niños y niñas que vivan en el país y no por
mercenarios que buscan lucro, está lejos de ser un cuestionamiento
generalizado.
Es común en
el Chile modelo del neoliberalismo y de obediente pueblo informado por
un duopolio informativo, las incongruencias de un canal privado que no
muestra campañas contra el sida pero si a adolescentes casi desnudas, u
observar en todos los canales los mismos actores sociales refiriéndose a
los temas que la prensa nacional va colocando en las portadas y
noticiarios, o la farandulización de la vida en general en donde se sabe
más de la existencia de famosillos excéntricos que de la propia familia
y amigos.
Es común en
el Chile modelo del neoliberalismo y de obediente pueblo vigilado por
verdes uniformes -y en caso de catástrofes, por camuflados uniformes-,
las miradas perdidas y angustiosas en el transporte público atosigado de
gente; el desdén ante los niños pidiendo limosna o las arrugadas
abuelas alzando la mano por una moneda; la rabia manifestada en algún
exabrupto de alcohol o en barras bravas o en violencia desde la piel o
en quema de algún basurero (bien PÚBLICO).
Es común en
el Chile Neoliberal presidido por un empresario especulador, que todas
las cosas anteriores sigan siendo comunes, pero también es algo
corriente en el Chile de siempre, que hombres y mujeres se levanten con
fuerza y despierten al resto que esta obnubilado y dormitando la
realidad. Si hacemos simples cuentas -y hasta con milicos y
carabineros-, somos más del 80% de la población del país y somos
nosotros los que tenemos que administrar los recursos que son de todos.
Ya éstos que llevan 37 años demostraron que trabajan para pocos: unos
que viven por acá en el país (20%), otros que son extranjeros y suelen
explotar recursos y personas en distintas partes que se lo permitan.
A fin de
cuenta, y para unir esta parte final con el inicio de la columna,
nuestro mayor deber no es más que defender nuestros derechos, incluso
aquellos que nos han robado hace décadas y que muchos ya han olvidado
sumiéndose a la anomia generalizada.
fuente, vìa :
http://www.radioplaceres.cl/2010/05/16/es-comun-en-el-chile-de-hoy/
http://www.radioplaceres.cl/2010/05/16/es-comun-en-el-chile-de-hoy/
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