Uno de los mitos más
populares sobre el capitalismo gira alrededor de su capacidad para
generar crecimiento económico de manera continua. De aquí se derivan
consecuencias importantes en materia de niveles de vida y bienestar, por
no mencionar la leyenda de que el capitalismo es el mejor amigo de la
democracia y la libertad. Pero, ¿es cierto que el capitalismo está
asociado al crecimiento sin fin?
Se ha sugerido que la economía mundial está adentrándose en una fase
de estancamiento que podría prolongarse varios años. La combinación de
fuerzas que conspira para que este letargo económico se profundice y se
extienda en el tiempo son poderosas y afectan a todos los grandes
centros de dinamismo económico. Además son de muy variada índole y eso
hace difícil encontrar un remedio que las pueda contrarrestar.Entre estas fuerzas se pueden enumerar las siguientes tres. Primero, el proceso deflacionario que hoy afecta a los centros económicos más importantes del mundo (Estados Unidos, Europa y China). Segundo, la expansión del sector financiero y su hegemonía sobre la economía mundial. Y, tercero, la profunda desigualdad económica que hoy sigue intensificándose. Estas tres fuerzas se encuentran íntimamente vinculadas, aunque no son los únicos factores capaces de contrarrestar las fuerzas endógenas que favorecen el crecimiento.
La primera está relacionada con el des-endeudamiento y responde a una combinación de factores macroeconómicos. No se trata de un fenómeno coyuntural, como algunos podrían creer. El crecimiento económico en las últimas dos décadas en los centros de la economía mundial estuvo sostenido por el endeudamiento y episodios de rápido crecimiento en los precios de muchos activos (burbujas). El ajuste que sigue cuando revientan esas burbujas conduce al desapalancamiento y frena el crecimiento. Por eso en los centros de dinamismo económico mundial la deuda del sector privado sigue siendo un factor fundamental para entender el mediocre ritmo de crecimiento económico. Hoy el endeudamiento del sector privado (familias y empresas) en China y Estados Unidos alcanza 207 y 198 por ciento del PIB, respectivamente. La pérdida de dinamismo en China se pudo frenar ligeramente entre 2012 y 2014 gracias a medidas que permiten más endeudamiento pero a la larga la medicina podría agravar la enfermedad.
Quizás algunos pueden ver en la deflación un fenómeno coyuntural, pero lo cierto es que el festín de endeudamiento de familias y empresas fue tan profundo que las cicatrices serán difíciles de borrar. El ejemplo de Japón en los últimos 20 años demuestra que el proceso de des-endeudamiento puede frenar el crecimiento de manera significativa durante muchos años. El debate sobre si Estados Unidos podría recaer en una recesión en 2016 está alimentado por este tipo de problemas.
Finalmente la desigualdad económica sigue siendo un lastre para la economía mundial. Los datos del grupo Credit Suisse indican que hoy el uno por ciento de la población mundial es poseedora de más de la mitad de la riqueza (y 10 por ciento superior es dueño de 88 por ciento de la riqueza mundial). Mientras los salarios reales se mantienen sin recuperarse, la demanda agregada sigue comportándose de manera tímida. El crecimiento del salario real en las principales economías del mundo lleva ya muchos años estancado. Hoy el desendeudamiento y los bajos salarios deprimen la demanda agregada y enturbian el panorama y las expectativas de los inversionistas.
El crecimiento en el capitalismo mundial no se anuncia como un proceso fácil para los próximos años. ¿Podría detenerse la expansión económica? La pregunta se antoja difícil de responder, pero una cosa es cierta: sin crecimiento el capitalismo mundial entrará en una crisis profunda.
Sin una oleada de innovaciones análoga a las primeras dos revoluciones industriales es difícil que el capitalismo global pueda reiniciar un proceso expansivo similar al del periodo 1850-1950. Esas oleadas de innovaciones abrieron nuevos espacios de rentabilidad y propiciaron aumentos notables en la productividad del trabajo. Hoy que el pronóstico en materia de cambio técnico no es prometedor, los nubarrones macroeconómicos y ambientales se multiplican.
Twitter: @anadaloficial
vìa:
http://www.jornada.unam.mx/2016/01/13/opinion/025a1eco
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