Desde San Salvador de Jujuy
La detención de la dirigente social Milagro Sala, encarcelada por una
denuncia del gobernador de Cambiemos Gerardo Morales por un acampe de
cooperativistas jujeños frente a la Casa de Gobierno provincial para
reclamar por la continuidad de sus fuentes de trabajo, se prolonga y
empeora. Ayer por la noche, el juez de la causa, Gastón Mercau, que ya
rechazó un recurso de hábeas corpus, decidió trasladar a Sala a un penal
para mujeres ubicado en las afueras de la ciudad, a pesar de que los
supuestos delitos que se le imputan de “instigación a cometer ilícitos y
tumultos” por una protesta y acampe frente a la gobernación jujeña que
tienen carácter de contravención y son excarcelables. “La Justicia es el
brazo ejecutor de las política del gobierno provincial que busca
descabezar, demonizar y criminalizar la protesta social, encarcelando a
sus dirigentes por ejercer los derechos constitucionales de expresión y
protesta. Milagro es una presa política”, dijo el diputado Edgardo
Depetri a Página/12, tras el encuentro con la fiscal Liliana Fernández
Montiel, quien desligó la situación procesal de Sala en el juez Mercau,
un selecto integrante de la familia judicial jujeña. La Tupac convocó a
una jornada de lucha nacional para el viernes con cortes de ruta en todo
el país tras denunciar que “la vida de Milagro Sala está en peligro” y
responsabilizaron al presidente Mauricio Macri y al gobernador jujeño
“por la integridad física” de Sala.Ayer, a última hora, Mercau comunicó a la prensa su decisión de trasladar a Milagro Sala a un penal antes que a los abogados defensores de la detenida. Toda una muestra de “Justicia independiente” que propicia Morales con su reforma judicial, en la que agrandó la Corte provincial para sumar a abogados radicales. La dirigente social y diputada del Parlasur fue trasladada a una cárcel de mujeres en las afueras de la capital provincial y a 3 kilómetros de Alto Comedero, el barrio donde la Tupac Amaru que dirige Sala construyó cerca de tres mil viviendas.
La actitud de la Justicia jujeña muestra su ligazón al poder político de Morales. La fiscal recibió a regañadientes a sólo dos de una decena de diputados nacionales que llegaron a Jujuy a reclamar la libertad inmediata de Salas. Las gestiones fueron prolongadas y tensas a lo largo de toda la calurosa mañana jujeña. La sede de la fiscalía amaneció vallada y fuertemente custodiada por la policía provincial. Un nutrido grupo de la Infantería, pertrechados con palos y escudos, ingresó por la puerta trasera del edificio para proteger a la fiscal ante la supuesta amenaza que según juzgó representaba la presencia de los diputados.
“No nos puede negar el ingreso a un edificio público a diputados de la Nación”, se quejaron los legisladores. Hizo falta la intermediación política del Ejecutivo local para que Fernández Montiel dejara atrás su postura aunque no su intransigencia: decidió que recibiría a sólo dos de los integrantes de la delegación y los seleccionó: Depetri y el también diputado del FpV Leonardo Grosso. “Me gusta recibir hombres”, justificó.
“Están para custodiarme”, afirmó la fiscal para explicar que los dos policías de infantería con escudos y palos que estaban en su despacho serían testigos del diálogo. El intercambio fue breve, apenas diez minutos. Los diputados reclamaron la “inmediata liberación” de Sala, sostuvieron que no existe delito en una causa que definieron como “política”. Fernández Montiel negó que Sala fuera “una presa política”, aunque aceptó que la dirigente de la Tupac tiene fueros como diputada del Parlasur pero derivó cualquier resolución en el juez de la causa.
Mercau, quien ya negó la excarcelación de Sala a pesar que la denuncia es sobre delitos menores y rechazó el hábeas corpus de sus abogados, es parte de la familia judicial jujeña. Es yerno de la presidenta del Superior Tribunal de Justicia, Clara Aurora De Langue de Falcone, quien hasta la asunción de Morales era la única radical del cuerpo. Ahora, la suegra de Mercau es la que le da el quinto voto para que el gobernador goce de su propia mayoría automática en la corte jujeña.
“El balance del encuentro es muy malo”, evaluó luego Grosso. “La conclusión que saco es que esta fiscalía es una delegación del gobierno de la provincia, no tiene ninguna autonomía y no existe la justicia independiente. Todo lo contrario. Es totalmente dependiente de la estrategia política de persecución a la organización Tupac Amaru que viene desarrollando el gobernador Morales”, afirmó el diputado.
Cambiemos
Antes de haber recibido el martes por la noche en la gobernación a los diputados nacionales y provinciales del FpV y la izquierda que reclaman la libertad de Salas, recepcionado su petitorio y haber prometido que “analizaría la situación”, Morales dio muestras de su intención de no mermar la embestida contra Milagro Sala y la Tupac. Por la tarde estuvo con una de las cooperativas que adhirieron a sus exigencias políticas y muy cerca de Alto Comedero, el barrio donde la Tupac construyó cerca de tres mil viviendas a ocho kilómetros del centro de San Salvador de Jujuy.Morales se fotografió con los cooperativistas con sus cascos amarillos de constructores. Pero también con el referente de político de la Organización de Desocupados Independientes de Jujuy (Odij), el concejal José Bejaramo, que tiempo atrás abandonó la red de organizaciones sociales que encabeza la Tupac y al que Morales se cansó de denunciar públicamente. También posó para la foto con Morales, el diputado provincial Emilio Cayo, que dejó el bloque del Frente Unidos y Organizados (Fuyo) que encabeza la organización de Sala para sellar con el gobernador un pacto político de apoyo a cambio de la promesa de los beneficios que ofrece la nueva gestión provincial a quienes abandonen a Milagro.
Morales dejó aquellos viejos rencores de lado en aras de construir uno de los pilares de su proyecto político: destruir a la Tupac y encarcelar a Milagro Sala, como prometió en campaña.
Resistencia
“Flaca, no imaginás cuánto yo te quiero en esta lucha por este pueblo / Dame la alegría de seguir con vos”, era uno de los tantos cánticos que medio centenar de militantes de la Tupac entonaban frente a la vallada comisaría de la mujer donde Milagro estaba detenida. Grupos que se turnan a lo largo de las tórridas jornadas jujeñas desde el sábado pasado, con cantos, diálogos a los gritos con la detenida y centenares de notas y cartas para demostrarle a su dirigenta, y sus captores, que no la abandonarán. Tal vez por eso, Mercau decidió trasladarla a una prisión.Ayer, los diputados nacionales que llegaron a Jujuy volvieron a visitar la dirigente social. En turnos y por grupos de a seis, los legisladores pudieron dialogar con Sala, con una mujer policía presenciando el encuentro. “Está fuerte, aunque preocupada por la situación de su organización y la de sus militantes”, coincidieron los diputados. A partir de hoy no saben cómo serán sus condiciones de detención.
vìa:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-290787-2016-01-21.html
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