Ellos sufren, analizan y enfrentan
cotidianamente la realidad de los trabajadores que con familiar
amabilidad llaman telefónicamente a hogares y empresas para vender
productos o cobrar por servicios.
EL ESTADO SUBVENCIONA A LOS
EMPRESARIOS
Hace unas semanas, la patronal
Asociación Gremial de Call Center (ACEC), afirmó que era probable que a
mediados de año puedan destruirse 15 mil puestos de trabajo del área en
Chile porque existirían “mejores condiciones” para abultar las
utilidades en países como Perú o Colombia. Es decir, por razones ligadas
al abaratamiento de la fuerza de trabajo en la hora de la
deslocalización de la inversión capitalista. Lo mismo ocurrió el 2009,
luego del boom del call center en Argentina; esta vez, ubicando
plataformas con más empleados en Chile y reduciendo las del país
trasandino.
La industria del call center en Chile
lleva 10 años en territorio nacional y un 70 % de los telefonistas son
mujeres. Está compuesta por alrededor de medio centenar de empresas, de
las cuales, las 14 más grandes se encuentran agrupadas en la ACEC. En la
asociación gremial de los dueños de los call center el objetivo es
construir una línea de trabajo hacia los empleados y sindicatos; fijar
la parte variable del sueldo de los trabajadores (comisiones); y no
“pisarse los callos”.
La industria de los llamados por
teléfono controla áreas de telecomunicaciones, la venta al detalle (retail),
telecobranzas, y servicios al gobierno, entre otras. Con la Corfo
(agencia de desarrollo económico del gobierno chileno) tienen un trato
especial. La corporación estatal subvenciona a los empresarios a través
de capacitaciones a los trabajadores en materia de idiomas y uso de
tecnologías.
EL CASO DE UNÍSONO SOLUCIONES DE
NEGOCIOS S.A.
Los dirigentes sindicales de Unísono
cuentan que la empresa en particular pertenece a capitales españoles que
extendieron sus locaciones hacia América Latina porque “es más
económico el pago a los telefonistas y las leyes laborales son altamente
favorables al capital transnacional”.
Sin embargo, los “Franciscos” afirman
que “el precio a las empresas que toman los servicios del call center es
el mismo; lo que baja es lo que se gasta en salarios”. De hecho, los
telefonistas criollos obtienen por el mismo trabajo, un 35 % de lo que
remunera un trabajador en España. “Y ahora se están yendo a Colombia y
Perú porque ahí los salarios son un 75 % de los pagan aquí. Lo mismo
hacen las empresas Entel y Atento.”
Unísono emplea en Chile a 1.200
trabajadores y a 7 mil en el mundo. La corporación tiene 4 plataformas
en España, una en Colombia y 2 en el país (Estación Central y
Apoquindo). El promedio de los sueldos es de $ 200 mil pesos (375
dólares mensuales), y laboran jóvenes entre 25 y 30 años.
“Los que se desempeñan ingresando datos
ganan menos”, dice el dirigente Francisco Bravo, “y los
que venden servicios ganan más. Yo soy de estos últimos y rento por 36
horas a la semana, $ 190 mil pesos al mes (356 dólares)”.
La composición del salario tiene entre
un 40 y un 50 % de parte variable, “pero nunca se llega a la meta del
100 % variable. Basta con faltar un día, demorarse en contestar una
llamada, o no satisfacer a los jefes con el tipo de llamada que uno hace
para que se reduzca el puntaje. De hecho, si uno puntea un 30 % de la
meta, no se salda nada de la fracción variable de la remuneración.”
En Unísono, los telefonistas trabajan 40
horas a la semana en promedio; la empresa funciona las 24 horas del
día, incluyendo feriados y festivos; y hay turnos que comienzan a las
02:00 de la mañana.
El dirigente Francisco Gallardo
informa que “el tipo de trabajador es, generalmente, un estudiante que
ocupa la pega para costearse el instituto o la universidad. Y la
rotación es altísima. La gente no dura más de 6 meses por las
condiciones de trabajo y el sueldo. Apenas entra alguien a la empresa,
empieza a buscar una vacante en otra.”
Bravo indica que “la oferta de trabajo
se hace por Internet. Si te aceptan, debes pasar por 4 semanas de
capacitación que sólo en el último tiempo es cancelada ($ 70 mil pesos /
131 dólares). Los trabajadores no entienden cómo se evalúa y puntea la
parte variable del pago. Eso únicamente es un misterio manejado por los
jefes de línea o equipo.”
LAS CONDICIONES DE TRABAJO, LAS
ENFERMEDADES, LAS DEMANDAS
Los representantes sindicales señalan
que en Unísono “los puestos concretos de trabajo son inadecuados; las
sillas están en mal estado; no hay protectores de pantalla; no hay
protección para los oídos. Tenemos un casino para 10 personas donde
comen 40, y contamos con 10 minutos de descanso por jornada. Si tienes
que ir al baño y ya empleaste los 10 minutos, el tiempo se te descuenta
del sueldo”.
El sindicato pelea por mejoras
salariales, mayores pausas de descanso, y verdaderas medidas de higiene y
seguridad. Asimismo, los trabajadores explican que “el Código del
Trabajo no da cuenta de nuestra realidad laboral. La Inspección del
Trabajo desconoce cómo nos desempeñamos en el call. Ya se han solicitado
25 fiscalizaciones por problemas de remuneraciones y el ilegal no pago
de la semana corrida, pero sólo 5 fiscalizaciones se han cursado con
resultado de multa para la empresa”.
Las enfermedades propias de los
empleados –que no están contempladas en la legislación laboral- tienen
que ver con lumbago, problemas a la visión, tendinitis, enfermedades
respiratorias (por la alta concentración de personas en espacios muy
reducidos), estrés y depresión. “Al respecto, ni el Estado, ni la
empresa hacen nada”, remacha uno de los “Franciscos”.
Como sino fuera suficiente arbitrio,
Gallardo termina denunciando que “cuando uno llama desde Chile a un
cliente que está en España tiene que decirle que uno está allá. Yo, por
ejemplo, estoy llamando desde Valencia supuestamente.”
fuente, vìa:
http://www.elciudadano.cl/2010/05/10/la-verdad-tras-la-sonrisa-telefonica-el-drama-laboral-de-los-call-centers/
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