El
ex-contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU. (NSA)
Edward Snowden; el fundador de la organización de filtraciones
Wikileaks, Julian Assange; y el soldado de primera Bradley Manning,
autor de la filtración de los cables diplomáticos y de los papeles y
vídeos de Irak y Afganistán a esta organización, son los auténticos
héroes de nuestro tiempo.
Y lo son porque, a pesar de lo
complicado de sus circunstancias personales, han renunciado a llevar
vidas normales, e incluso privilegiadas, por pasarse a nuestro bando, el
de los ciudadanos de las democracias, y denunciar con hechos la guerra
que el poder lleva a cabo contra nosotros. Pues lo que sus revelaciones anuncian es la guerra por mantenernos ignorantes,
asustados y, además, también controlados a través de la amenaza del
terrorismo, la desinformación y el espionaje a la ciudadanía. Estas son
sus armas.
Los documentos de Snowden revelan el
nuevo paso del aparato de seguridad de EE.UU. por desplegar una base de
datos que deja pequeño el concepto de orwelliano y cuyo uso sólo puede
ser controlar, además de potenciales problemas de seguridad, la supuesta
amenaza que cualquier ciudadano con conciencia cívica suponga para este
aparato. ¿O acaso podemos creer que cuando la NSA organiza una sección
de 14.000 analistas centrados en recopilar y analizar información que
incluye las comunicaciones privadas de millones de ciudadanos de todo el
mundo, miente a los comités de Inteligencia de ambas cámaras de EE.UU.,
regula su actividad a través de tribunales secretos que toman
decisiones secretas y justifica todo esto en el cumplimiento de un
objetivo tan vago como ilimitado como es mantener la seguridad del país,
no es capaz de emplear este poder de forma arbitraria o al servicio de
intereses privados?
Esta guerra por el poder, pues la
información es poder en estado puro (nos permite tomar decisiones con
consecuencias concretas), es contra nosotros, la ciudadanía democrática.
La gran mayoría carecemos del acceso a información perturbadora como
para imitar a Snowden o Manning, pero sí podemos contribuir al éxito de
esta guerra por la defensa de nuestras libertades como ciudadanos.
Lo que esta en juego es demasiado
importante como para mantenernos a la defensiva y esperar a que salgan
héroes que nos cuenten qué está pasando. Tenemos que pasar a la ofensiva
pidiendo responsabilidades a nuestros gobiernos y exigiendo a nuestros
representantes políticos la obediencia debida, además de fiereza con los
poderes económicos que intenten corromper nuestro sistema de libertades
y derechos. Nuestras armas consisten en ejercer nuestros derechos sin
miedo y ser plenamente ciudadanos.
Porque el secreto, el miedo a perder la
comodidad, la ignorancia de creernos seguros y hacernos creer que
nuestra voz no hace falta juegan también en nuestra contra. Pero, sobre
todo, la indiferencia y la promesa de la supervivencia egoísta y
solitaria en un sistema económico que nunca hace regalos.
De lo contrario, los sacrificios de
Assange, Manning, Snowden y tantos otros se apagarán como pequeños
tributos a lo que el espíritu de resistencia de la libertad humana pudo
ser antes de sucumbir a la idiocia de la comodidad. «Mi mayor temor es
que no pase nada», dijo Snowden en la entrevista en que dio a conocer al
mundo lo que hizo. La elección es nuestra. De todos y cada uno de
nosotros.
* * *
P.D: Queda, sin embargo, un cabo sin
atar hasta este momento: muy pocos de los documentos de Snowden han sido
publicados, y sólo hemos podido conocer la historia completa a través
de lo que medios como The Guardian o Der Spiegel nos han contado. Por
otra parte, Moscú debe estar feliz dándose un festín con la información
contenida en los cuatro portátiles del ex- contratista de inteligencia.
Periodista
Vía:
http://www.elciudadano.cl/2013/07/06/72824/snowden-assange-y-manning-heroes-en-la-guerra-contra-nosotros/
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