(APe).-
Las aguas del Paraná bajan furiosas. Ya hay evacuados en Formosa, Chaco
y se esperan situaciones similares en Santa Fe. ¿Por qué los gobiernos
permiten que esto se repita?. ¿Por qué es necesario subordinar las
necesidades del pueblo al interés del modelo sojero? ¿Por qué la
historia política del Paraná no es tenida en cuenta, aunque sea una sola
vez?.
Porque las crecidas y las inundaciones del
Paraná son conocidas desde los primeros asentamientos españoles en estos
arrabales del mundo e incluso fueron mencionadas por Belgrano.
El presente repite viejas postales…
-La inundación de 1905 y el pico histórico
registrado en la ciudad marca el inicio de una relación compleja con el
río. Las regulares riadas del Paraná provocaron que los vecinos de la
ciudad estuviesen siempre muy atentos a los que pasaba sobre la margen
este de la provincia. Luego de varias décadas y con riadas y estiajes
más o menos importantes llegó el año 1966 con uno de los registros más
importantes pero, sobre todo, porque marcó la necesidad que tenía la
ciudad de protegerse en cuanto a la provisión de algunos servicios –
como el caso del agua potable- y, también, a las conexiones con el resto
del país a través del Paraná – sostiene la crónica de “El Litoral”, el
principal diario de Santa Fe, capital del segundo estado de la
Argentina.
En marzo de 1966 se informaba: “Siguen las
lluvias en todo el litoral fluvial. La crecida del Paraná está generando
críticas situaciones en Corrientes, Entre Ríos y Santa Fe”, sin embargo
el alerta no alcanza a la ciudad que mantiene el nivel estacionario en
el puerto local con 5,90 metros. Al día siguiente ocurrió lo mismo
cuando se vio la lectura del hidrómetro local aunque en la Nación había
aflicción por lo que ocurría en el país: “Preocupación del presidente
Illia sobre las zonas más devastadas por la inundación”.
Finalmente, el 14 de marzo de 1966 quedará
registrado en la historia por la apertura del Canal 13 pero también por
la forma en que golpeaba el agua el borde este de la ciudad. “No decae
la intensidad de la onda en nuestra zona donde el nivel del río alcanza
ya los 6,88 metros”. El intendente de la ciudad, Ramón Lofeudo, decidió
recorrer varios de los barrios afectados como Barranquitas, Centenario,
Cementerio Municipal, Costanera y Guadalupe.
El miércoles 16 se registró el pico máximo
con 6,94 metros. El Litoral pintaba una esperanza con el título que
remarcaba que apenas había crecido un centímetro en las últimas
veinticuatro horas y, efectivamente, había pasado el lomo de la crecida.
Pero luego vendrían las consecuencias: la seria afectación de toda la
Costanera Vieja, incluido el parque Oroño, con roturas y socavones.
-Otro derrumbe en la Costanera, tituló El
Litoral el 21 de setiembre de 1983. Allí se describía que había cedido
un tramo del paseo costero de unos 35 metros de extensión, avanzando
sobre toda la vereda este, sobre avenida 7 Jefes entre Río de Janeiro
(hoy Luciano Molinas) y Domingo Guzmán Silva, y se pedía a las
autoridades urgentes estudios para determinar la estabilidad de los
suelos en la zona.
“Se necesitaron apenas siete días más para
que el diario de Santa Fe titulara en tapa: “Se desplomó el Puente
Colgante” y podía leerse: “Una novedad verdaderamente lamentable se
registró en nuestra ciudad exactamente a las 16.30 cuando la presente
edición iba a entrar a máquina. El Puente Colgante se desplomó. Era uno
de los riesgos que trajo consigo la inundación que asoló la ciudad de
Santa Fe y a la zona de influencia durante un tiempo tan prolongado. En
pocos minutos y tras difundirse la noticia fue llegando al lugar una
gran cantidad de personas”.
La tristeza que provocó la caída del
querido puente tendría una segunda parte en la tapa del día siguiente:
“Ante una despedida que quiere ser hasta luego”. En ese artículo se
recordaba que “el 8 de junio de 1928, sin público, sin autoridades, sin
cintas simbólicas, quedaba librado al servicio público el puente
acueducto tendido por Obras Sanitarias de la Nación sobre la laguna
Setúbal. Ayer, a las 16.25, a poco más de 55 años de aquel momento, gran
parte de las queridas estructuras claudicó al ceder la base del pórtico
del lado este, sometido a los efectos de las intensas socavaciones. Y
si el día de su inauguración el puente Ingeniero Marcial Candioti pasó
prácticamente inadvertido, ayer, en el momento supremo de su final, fue
acompañado con la congoja de los santafesinos, el asombro de quienes
algunas vez lo admiraron como turistas y la curiosidad de todos aquellos
que, aún sin conocerlo, identificaban a la ciudad con sus aéreas
formas”.
Era el final de un ciclo de inundaciones
repetidas a lo largo de 1982 y 1983 con arremetidas que, ubicadas entre
las más importantes, provocaron esta pérdida. A mediados de agosto de
1982, hubo varios picos con una altura del río cercana a los seis
metros.
Fuente: “Lo que Salado sigue gritando”,
libro escrito por Julieta Haidar, Miguel Cello y Carlos del Frade,
presentado en abril de 2013 en la ciudad de Santa Fe.
Foto: gentileza diario Clarín
Vía:
http://www.pelotadetrapo.org.ar/agencia/index.php?option=com_content&view=article&id=7838:carlos-del-frade&catid=35:noticia-del-dia&Itemid=106
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