La Federación de Militares Retirados General Francisco J Múgica, AC (Femirac) cumplió 14 años preguntando cada mes de junio a las autoridades correspondientes: ¿Cuál es la razón por la que se arrojó al olvido a los héroes de la Batalla de El Carrizal, Chihuahua? En ese combate los soldados de la Revolución Mexicana derrotaron a los invasores extranjeros de la Expedición Punitiva Estadunidense (al mando del general John J Pershing).
No hay libro de texto que aborde este
hecho glorioso; que recuerde a los mexicanos esta victoria del soldado
del pueblo que, sin más uniforme que sombrero de palma y huaraches, mal
comido, mal armado, sin equipo apropiado, mal montado, pero guiado por
personajes heroicos que nunca han faltado para vencer ejércitos
imperialistas, pasó a la historia por su arrojo ante los enemigos de la
patria.
El ejército estadunidense había
penetrado imperiosamente hasta Parral, Chihuahua, buscando al
guerrillero Pancho Villa que, atravesando la frontera con afán
vengativo, atacó al pueblo de Columbus. En Parral fue detenido el
ejército invasor por la gente del pueblo, armada con palos, piedras e
instrumentos de labranza y arengada por la maestra Elisa Griensen. Los
estadunidenses fueron obligados a retroceder hasta las afueras de la
comunidad.
El presidente Venustiano Carranza
ordenó entonces a las Fuerzas Revolucionarias que no les permitieran
avanzar más en otra dirección que no fuera al Norte, de regreso a su
país. El general Jacinto B Treviño, comandante de la Guarnición de
Ciudad Juárez, así lo comunicó al general Pershing. El comandante del
ejército invasor respondió amenazante que sólo acataría las órdenes del
mandatario de Estados Unidos y en seguida montó un ataque de
reconocimiento que, saliendo de su cuartel general en Colonia Dublán,
marcharía en dirección Este: rumbo a Villa Ahumada, Chihuahua, con
intenciones de verificar hasta dónde podrían cumplir las tropas
mexicanas las órdenes de su presidente.
Al efecto, Pershing seleccionó dos
compañías de soldados afroamericanos –con experiencia en la invasión a
Filipinas– al mando del capitán Charles Trumball Boyd con otros dos
oficiales blancos también, quienes iniciaron la marcha rumbo a Villa
Ahumada. En el trayecto aprovecharon la oportunidad de burlarse de la
indumentaria de los soldados mexicanos que encontraban en su camino, de
sus caballos y sus arreos, así como de su armamento.
Aproximadamente 15 kilómetros antes de
su objetivo, llegaron a El Carrizal, Chihuahua, donde se encontraba un
regimiento de la Brigada Canales, al mando del general Félix Uresti
Gómez, quien marcó el alto al capitán Boyd. Éste le manifestó que tenía
órdenes de llegar a Villa Ahumada. Como el general Uresti le contestó
que las suyas consistían en impedírselo, el extranjero respondió que
cumpliría aunque tuviera que pasar sobre los defensores. El general
Uresti contestó que los mexicanos también sabían morir en cumplimiento
de las suyas y se retiró a las orillas del poblado donde lo esperaba su
tropa. Se colocó al frente, disponiéndose a la defensa y el oficial
extranjero regresó a ordenar desmontar y formar en orden de batalla. En
seguida se escuchó una descarga de fusilería que derrumbó a los jinetes
que se encontraban en el poblado, entre ellos el propio comandante
general Félix Uresti Gómez.
Fue entonces que el teniente coronel
Genovevo Rivas Guillén asumió el mando de las acciones. Ordenó un
envolvimiento por el flanco izquierdo conducido por él mismo. En tanto,
la única ametralladora que poseían los mexicanos detenía el avance
enemigo y cobró las vidas del capitán Boyd y de un oficial; otro más
quedó herido.
El combate duró 2 horas. Se rindieron
los soldados negros que sobrevivieron. El resto huyó rumbo al desierto.
Mexicanos muertos en combate fueron un general, cuatro oficiales y 25 de
tropa.
La Femirac rindió honores a los Héroes
de la Batalla de El Carrizal el 21 de junio pasado, ante la tumba del
general de división Genovevo Rivas Guillén, en el Panteón Jardín de la
Ciudad de México. En esta ocasión se contó con el personal que estipula
el Ceremonial Militar, gracias a que el general de división Diplomado de
Estado Mayor Salvador Cienfuegos Zepeda, secretario de la Defensa
Nacional, ordenó al 78 Batallón de Infantería de una Brigada del Primer
Cuerpo de Ejército, concurrir a la Ceremonia con Bandera Nacional con
Escolta, Banda de Guerra y una Sección de Fusileros.
Es importante hacer un cumplido
reconocimiento al patriotismo del actual alto mando del Ejército y
Fuerza Aérea, ya que el del anterior sexenio se negó en cada ocasión
“por exigencias del Servicio” el personal que estipula el Reglamento del
Ceremonial Militar para rendir Honores a los Héroes de la patria. La
negativa anual, seguramente se debía a que el homenaje a esos Héroes
olvidados no sería del agrado de Estados Unidos.
El propósito del breve recordatorio es
llamar a la conciencia de las autoridades respectivas (sería inútil
mencionar la palabra patriotismo), tan “preocupadas” por la calidad de
la educación en la República Mexicana para que contesten la pregunta: ¿A
qué o a quién se debe el abandono de la historia de México, y hasta
dónde pretenden llevarlo estando a la vista otras expediciones
punitivas?
La respuesta es insoslayable cuando la patria se resiste a la infame intervención extranjera, inveterada y persistente.
*General brigadier retirado; presidente de la Federación de Militares Retirados Francisco J Múgica, AC
Fuente: Contralínea 344 / julio 2013
Fuente: www.contralinea.com.mx Periodismo de investigación http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2013/07/21/batalla-de-el-carrizal-chihuahua-los-heroes-incomodos/
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