La dura condena de los
gobiernos latinoamericanos y caribeños en la OEA a la violación por
países europeos de la inmunidad del presidente Evo Morales subraya el
colosal cambio político que vive nuestra región. Sí, nada menos que en
la OEA, tan acertadamente definida como ministerio de colonias de
Washington. El hecho de que la resolución se adoptara con las reservas
explícitas de Estados Unidos y Canadá y pese a su evidente contrariedad
la hace aún más sobresaliente.
¿En qué otra región del mundo es posible ver hoy tan contundente
pronunciamiento colectivo de independencia y soberanía respecto al
imperio? Es verdad, el proyecto aprobado fue presentado por Bolivia,
Venezuela, Ecuador y Nicaragua –miembros de la Alba con nítidas posturas
antimperialistas–, pero no es menos cierto que recibió el apoyo de
todos los gobiernos latinoamericanos y caribeños nada menos que en estos
términos: (la OEA) condena las actuaciones que violan las normas y principios básicos del derecho internacional, como la inviolabilidad de los jefes de Estadoy
hace un firme llamado a los gobiernos de Francia, Portugal, Italia y España para que brinden las explicaciones necesarias sobre lo acontecido con el presidente Evo Morales, así como las disculpas correspondientes.
Cómo serían de fuertes la indignación allí expresada, de sólidos los argumentos nuestroamericanos y de inconsistentes las explicaciones presentados por los embajadores de Francia, Italia, España y Portugal que hasta el insulso Insulza, secretario de la OEA –quien carecerá de otros atributos pero no de olfato político–, espetó a las ex potencias coloniales europeas:
(la acción contra Evo Morales) es una grave ofensa que ha dejado una heridaen las relaciones entre América Latina y Europa.
Esto de hoy pasará, aprobaremos la resolución y nos iremos, pero el caso es que los hechos no han sido aclarados y la mejor forma de resolverlo sería la transparencia.
Y es que desde que se produjo la agresión contra Evo la reacción de los gobiernos de la región fue, con distintos matices, de condena casi unánime. Desde un principio sobresalieron por su combatividad y solidaridad con el digno presidente boliviano, Ecuador, Argentina, Venezuela, Brasil, Cuba, Uruguay y Nicaragua, cuyos líderes mantienen firmes posturas de independencia y soberanía. Sin embargo, gobiernos derechistas como los de la Alianza del Pacífico –México, Colombia, Perú y Chile– también suscribieron, con ligeras modificaciones, la declaración propuesta por Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela.
La lucha y la toma de conciencia de los pueblos ha consolidado por primera vez en la historia de nuestra región un grupo de líderes sensibles socialmente, celosos de la soberanía de sus estados y partidarios de la unidad e integración en la concepción bolivariana, martiana y chavista. Pero como lo demuestra Brasil, aun gobiernos con orientación social y que no dejan todo a la acción del mercado pueden tener que lidiar con protestas populares si bajan la guardia y se confían en sus éxitos.
Los pueblos de Nuestra América, quien no lo vea está ciego, no están dispuestos ya a aceptar el neoliberalismo y mucho menos su profundización, cada vez creen menos en los medios de difusión dominantes y en los partidos políticos de vulgares negociantes independientemente de las siglas bajo las que se cobijen. Nos lo está diciendo la ejemplar lucha de los maestros democráticos mexicanos contra la llamada reforma educativa; el denodado combate estudiantil y popular de los estudiantes y pueblo chilenos por el derecho a la educación pública y gratuita o la heroica resistencia de los pueblos indígenas y mestizos en Perú y Colombia contra los depredadores megaproyectos mineros y del agronegocio. Son muchos los que luchan y muchos más los que los imitarán pronto.
Twitter: @aguerraguerra
Vía:
http://www.jornada.unam.mx/2013/07/11/opinion/033a1mun
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