El mismo título de este
comentario entraña una pregunta. ¿Quién o qué es la izquierda? Hay poco
acuerdo al respecto. Utilizaré el término de tal modo que incluya a
cualquier grupo que reivindique ser parte de la izquierda o al menos de
la centroizquierda. Es, por supuesto, un grupo amplio. Y, en
consecuencia, hay muy poco acuerdo en el grupo en cuanto a quiénes
apoyar, moral o políticamente, en la enorme ola de disturbios que ha
sacudido a Egipto y que condujo al derrocamiento de Mohamed Mursi como
presidente de Egipto por parte de las fuerzas armadas egipcias.
Conforme leo las declaraciones y explicaciones de los varios grupos
de la izquierda que está fuera de Egipto creo que es una cuestión de
prioridades: ¿quién o qué constituye el mayor peligro en el mediano
plazo? Pienso que discierno tres posiciones básicas.Hay quienes piensan que los
islamitasde cualquier variedad representan la amenaza fundamental. Por supuesto, hay muchas, diferentes, clases de islamitas. Las tres principales variedades entre los musulmanes sunitas son la Hermandad Musulmana, los wahabitas/salafistas y quienes se agrupan bajo el membrete de Al Qaeda. Estos tres repudian a los otros dos, y eso explica muchas de las alianzas que emergen en cualquier país que cuente con una sustancial población musulmana.
Para aquellos que en la izquierda tienen como prioridad mantener lejos del poder político a los islamitas, los llamados islamitas moderados, son simplemente islamitas más astutos que persiguen los mismos objetivos de largo plazo: contar con estados gobernados por la sharia. Por tanto, estas personas están listas para hacer alianzas con cualquiera que combata a los islamitas.
Hay un segundo grupo que ve los ejércitos como el enemigo primoridal. Consideran que los ejércitos son fuerzas muy conservadoras y represivas, que mantienen puntos de vista políticos y económicos reaccionarios, y que con frecuencia tienen intereses económicos directos que los hacen mantener políticas económicas neoliberales. Reconocen que algunas veces los ejércitos parecen respaldar a las fuerzas populares y algunas veces emprenden políticas opuestas a las de Estados Unidos o a las de los poderes de Europa occidental.
Pero su punto de vista en torno a estas opiniones
moderadasde las fuerzas armadas es paralelo al punto de vista de los anti-islamitas. Perciben la
moderacióno el
populismopor los ejércitos como simple cobertura para sus objetivos reaccionarios de largo plazo.
Por supuesto habrá algunos, inclusive muchos, que argumentarán que todas éstas son falsas opciones. Uno puede, y debería, simultáneamente estar contra los islamitas, los ejércitos y Estados Unidos. Pero en la práctica hay con frecuencia momentos en que se deben elegir las prioridades. Así que la cuestión sigue siendo total.
Este debate acerca del enemigo prioritario es, en gran medida, lo que explica la debilidad relativa de las fuerzas de izquierda en estas luchas. Están divididas en su análisis. Por tanto, están divididas en sus objetivos de corto plazo e inclusive en sus objetivos de mediano plazo. Y, peor aún, muchos individuos y grupos de izquierda parecen estar concientes de esto, lo que los conduce a un pesimismo reptante y a una retirada reptante de la política militante.
La alternativa a tal auto-deshabilitación de la izquierda es involucrarnos en un debate de camaradas, más abierto, al interior de la izquierda. Y esto sólo puede ocurrir si la izquierda se da cuenta de que la derecha mundial representa un panorama tan enorme de fuerzas y análisis como la izquierda mundial. De nuevo digo que este debate de camaradas debe ocurrir dentro del marco de la transición de un sistema capitalista a algo más que aún debe determinarse. Si la izquierda pierde la batalla más grande deberá, primero que nada, culparse a sí misma.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein
Vía:
http://www.jornada.unam.mx/2013/07/20/opinion/022a1mun
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