1.
Siguen los encarcelamientos y asesinatos de luchadores sociales; nuevas
denuncias en Oaxaca demuestran que el racismo y los asesinatos del
sexenio de Felipe Calderón aún continúan. Al parecer las batallas de la
Coordinadora de maestros (la CNTE) han estado avanzando bien haciéndole
ver al gobierno de Peña Nieto que la Reforma Educativa que busca imponer
es totalmente errónea y que la propuesta de la CNTE –analizada y
discutida por los maestros del país- es del todo correcta. Sin embargo,
mientras los maestros batallan en las calles, en los foros y en debates
para demostrar sus verdades, el gobierno reprime “muy bajita la mano” a
los más activos miembros de la CNTE. Inventar “violaciones a las leyes”
es lo más fácil del mundo en México; probar con testigos pagados es
facilísimo, pero hacer verdadera justicia es casi imposible en este
país.
2.
La CNTE y el Frente Amplio de Comunidades Marginadas del estado de
Oaxaca (Facmeo) denunciaron que hace más de dos meses cinco de sus
integrantes fueron detenidos de manera injustificada y posteriormente
enviados a cárceles de máxima seguridad, como represalia por su
activismo político. En conferencia de prensa, familiares de los
detenidos señalaron que Mario Olivera, Leonel Manzano, Sara Altamirano,
Damián Gallardo y Lauro Atilano Grijalva fueron aprehendidos el 17 de
mayo pasado con lujo de violencia por un grupo de policías vestidos de
civil, quienes allanaron sus domicilios sin orden de aprehensión. Si a
estos le sumamos a otros presos luchadores sociales como David Venegas,
podemos pensar que el gobernador Gabino Cue es igual que el anterior
gobernador fascista Ulises Ruiz. ¿Podremos olvidar a este personaje?
3.
Creo que no hay que llorar por los compañeros presos porque la cárcel o
la muerte sólo son momentos de la lucha de clases; pero no puede
dejarse de denunciar a la clase política y empresarial que tratan así a
quienes luchan por sus derechos. La historia del mundo está llena de
esos personajes cuyas convicciones han sido mucho más grandes al
resistir las tentaciones de poder y dinero que impone el capitalismo en
el 99 por ciento de la población. Hemos tenidos a muchos Mandela y en
México a algunos Flores Magón que se han pasado décadas en las cárceles y
han muerto asesinados por los gobiernos criminales. Sin embargo, aunque
no me gustan los himnos ni creo en las “patrias”, el himno cubano dice
con razón: “Morir por la patria es vivir”; así lo han pensado los
luchadores sociales que como los primeros cristianos, confrontan al
enemigo sin miedo a la cárcel o la muerte.
4.
Ni la CNTE ni ninguna organización puede despreocuparse por sus presos.
Tiene la obligación de seguir luchando por los intereses generales, por
los objetivos concretos de sus batallas, pero nunca olvidar a sus
presos porque esa lucha es la muestra de que se está en una organización
responsable y humana. Los presos siempre deben formar parte de los
puntos de negociación o de canje y nada podrá llamarse triunfo si no se
liberan a todos los presos. Si nos derrotan a todos será más difícil
sacarlos, pero tampoco podemos dejar de exigir su liberación. ¿Y
nuestros muertos? ¿Valdrán poco los 500 muertos de los mejores tiempos
del PRD como para que hoy ande del brazo del PAN, del PRI, del
gobierno, como si nada hubiese pasado? Quizá por eso –por ese desinterés
por los muertos y los presos- muchos prefieren estar lejitos de las
luchas de las organizaciones.
5.
Recuerdo haber leído hace unos 50 años un libro: “Reportaje al pie de
la horca” en el que Julius Fucik era un preso checoslovaco en los
tiempos de la segunda guerra detenido por la Gestapo alemana. Lo que más
recuerdo del libro es el pasaje en el que lo hacen caminar como
cualquier ciudadano entre cientos de gentes que un domingo se divertían,
tomaban sus helados, caminaban con su familia, sus novias, pareciendo
todos felices; en tanto él (Fucik) que luchaba por el pueblo, que se
sacrificaba por los trabajadores, era totalmente ignorado y sus policías
le hacían ver que el mundo era muy feliz mientras él estaba a punto de
morir en la horca. Eso es lo que la clase dominante trata de demostrar a
los presos: que están solos, que sus batallas justicieras no tienen
perspectiva y que nadie hace nada por ellos. Por ello nunca debe
abandonarse a los presos.
6.
Las denuncias contra la clase opresora no deben limitarse ni
abandonarse. Hoy muchos presos son liberados de las cárceles por la
acción de sus propios compañeros o se secuestran a altos funcionarios o
magnates para intercambiarlos; se han dado casos de detener a los mismos
policías para que liberen a quienes han detenido. La realidad es que no
me imagino otras formas que haya que usar. Pero lo que no debemos
olvidar es que las cárceles fueron construidas desde hace miles de años
como una poderosa arma de las clases dominantes para castigar a sus
enemigos del pueblo y, desde entonces las cárceles, los jueces, los
tribunales, los policías, se han encargado de llenarlas con la gente
pobre y miserable, pero sobre todo con los verdaderos luchadores
sociales. (23/VII/13)
Pedro Echeverría V. |
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