La aprobación, el viernes
pasado, de dos centrales hidroeléctricas en el río Achibueno, despertó a
los habitantes de la región del Maule. Una masiva marcha en Linares
copó las calle el día siguiente y el 86% de los
habitantes de la ciudad se oponen al proyecto que implica secar el río
en 44 kilómetros, un 60% de su longitud total. De acuerdo al indicador
de eficiencia de impacto ecológico, se requiere intervenir más del doble
de kilómetros de río que otras centrales de la zona para producir la
misma cantidad de energía.
El sábado 21 de julio, una marcha
convocada por el Movimiento Defensa Achibueno tuvo lugar en la ciudad de
Linares, en la Región del Maule, para protestar contra la aprobación
polémica de dos centrales hidroeléctricas en el río Achibueno por el
Comité de Ministros del Ministerio del Medio Ambiente el día anterior.
El 86% de los habitantes de la ciudad se
oponen al proyecto hidroeléctrico, en el río Achibueno, según una
encuesta realizada por la Universidad de Desarrollo. Pero eso no impidió
su aprobación por el Comité de ministros el viernes, después de haber
analizado varias reclamaciones. El Comité, encabezado por la Ministra
del Medio Ambiente, María Ignacia Benítez, consideró que la evaluación
ambiental del proyecto se hizo correctamente.
1 POR CIENTO AL SIC
La historia del proyecto de las
centrales hidroeléctricas El Castillo y Centinela comenzó en marzo de
2009, cuando la empresa Hidroeléctrica Centinela S.A. entregó al
Ministerio del Medio Ambiente una carta presentando el estudio de su
impacto ambiental. Tres años y una inversión de 285 millones de dólares
serían necesarios para su construcción, que afectaría un área de 218,33
hectáreas, según el informe presentado por la empresa. 465 jornaleros
deberían ser empleados durante toda la construcción.
Ambas centrales pretenden generar 135
megawatt de energía, lo que representa un aporte de menos de 1% al
Sistema Interconectado Central (SIC) al año. Para los habitantes, no
vale la pena construir centrales para generar solamente esta cantidad de
energía. De hecho, estas dos centrales se encuentran dentro de las más
ineficientes que existen. De acuerdo al indicador de eficiencia de
impacto ecológico, requieren intervenir más del doble de kilómetros de
río que otras centrales de la zona para producir la misma cantidad de
energía.
SECAR EL RÍO
El cajón del Achibueno es uno de los
cinco Sitios Prioritarios de Conservación de la Biodiversidad en la
región del Maule desde 2003, según la Comisión Nacional del Medio
Ambiente (CONAMA). Sin embargo, el proyecto hidroeléctrico amenaza
seriamente esta diversidad biológica, ya que “implica secar el río
durante 44 kilómetros, es decir aproximadamente un 60% de su longitud
total”, explica Felipe McRostie, del Comité de Defensa del Achibueno.
Esto destruye el hábitat de una gran cantidad de peces nativos y la
construcción de las centrales implica cortar cientos de hectáreas de
milenarios bosques ancestrales que albergan múltiples especies.
Además el proyecto tiene impactos en el
paisaje de la zona. La construcción de dos centrales implica instalar
tuberías y salas de máquinas en un cajón considerado uno de los más
lindos de la región. Además, desecar el río podría transformarlo en puro
pedregal. Por su belleza y su tranquilidad, el cajón es uno de los
lugares más privilegiados de la zona por los turistas y, sobre todo, por
los linarenses. Quienes viven del turismo se ve seriamente afectados.
Irónicamente, incluso la empresa
Hidroeléctrica Centinela, reconoció en su informe de Impacto Ambiental
la “alteración de la calidad y fragilidad visual del paisaje, debido a
la modificación de sus componentes físicos, bióticos, la introducción de
elementos de origen antrópico”. Sin embargo, eso no le impidió indicar
que el proyecto “ambientalmente cumplía con todo”.
Hidroeléctrica Centinela propuso como
medida de mitigación la protección de la flora y fauna nativa, la
creación y pavimentación de caminos privados y públicos, entre otras
cosas. Pero se trata de medidas insuficientes para los habitantes de la
zona.
La aprobación del proyecto se condicionó
con el aumento de las exigencias de compensación ambiental, como
aumentar “de 200 hectáreas propuestas a 400 hectáreas el sitio
prioritario en un sitio aledaño al lugar”, y aumentar “el caudal
ecológico para los meses de septiembre, octubre, noviembre y diciembre”,
según la ministra Benítez.
INTERESES DETRÁS
McRostie indica que “el proyecto se
aprobó pese a que numerosas instituciones estatales con competencia
ambiental lo cuestionaron duramente”, como la Dirección General de Aguas
(DGA) o la División de Recursos Renovables y Biodiversidad del
Ministerio del Medio Ambiente, el cual planteó que “las medidas
propuestas por el titular son inadecuadas en consideración a los
impactos identificados y a la calidad ambiental de Achibueno”. Existían
también numerosas irregularidades en el informe presentado por la
hidroeléctrica.
Incluso los senadores de la región,
Ximena Rincón (DC) y Hernán Larraín (UDI), denunciaron el proyecto,
describiéndolo como una “aberración ambiental y económica”.
“El ex-director de la CONAMA del Maule,
Tomás Irarrázaval, acusó presiones del gobierno central para aprobar el
proyecto”, mientras que reconocía las falencias del proyecto, cuenta
McRostie.
Denuncia el hecho de que el proyecto fue
aprobado “por el lobby realizado por su dueño frente a autoridades del
gobierno central que en nada les importa el respeto a la
institucionalidad ambiental: sólo les interesa las estadísticas de
inversión y creación de empleos”.
Tras el proyecto está Isidoro Quiroga,
quien hizo fortuna introduciendo los kiwis a Chile en los años ‘80 y que
se dedica al negocio hidroeléctrico desde 2004, siendo poseedor de
derechos de agua en varias regiones. Sería muy cercano a Ricardo Lagos,
según Marcos Álvarez Yáñez, sociólogo y participante del Movimiento por
la defensa del Río Achibueno: “Los intereses son netamente
político-económicos”.
Álvarez plantea que “no está claro para
quién o quienes será esta energía. Según los rumores este proyecto tiene
directa relación con la llegada de mineras a la zona. Existen estudios
de prefactibilidad de mineras canadienses y australianas en la zona de
San Clemente por el norte y Parral por el Sur”.
Las sospechas se alimentan si se
considera la presencia de la central hidroeléctrica Colbún Machicura al
noroeste, que ya abastece a toda la región del Maule, “No se justifica
estas centrales para abastecer de electricidad a la comuna o provincia”-
reclama Álvarez.
LINARENSES MOVILIZADOS
Para protestar contra este proyecto el
movimiento Defensa Achibueno tomó la gobernación de Linares el sábado
reciente, toma que mantuvo durante 16 horas. La acción se produce luego
que buscaran “diversas salidas legales para el conflicto a través de
instancias de participación ciudadana, durante años de lucha”- según
cuenta Álvarez. La toma culminó con 18 detenidos, la mayoría jóvenes.
Luego de la represión policial más de
300 personas salieron a las calles en Linares. Los días posteriores hubo
cacerolazos cotidianos. “Cada día se suman más personas, es algo
inédito para la tranquilidad de Linares, ya que desde la dictadura no se
movilizaba tanto la ciudad por una causa común”- comenta Álvarez.
“Desde la toma de la gobernación, en
promedio, hemos tenido 15 detenciones por noche”- acusa Álvarez. “El
problema surge cuando nos encontramos con las F.F.E.E. de Talca quien
llegan con toda la violencia, lanzando bombas lacrimógenas a las casas y
balines de goma directamente al cuerpo”- agrega.
Las organizaciones de Observadores de
Derechos Humanos denunciaron esta represión en varios informes. SUTRA
indicó que seis menores detenidos el sábado fueron “muy golpeados”.
Pese a la respuesta, los habitantes
siguen movilizados en contra del proyecto. Para este sábado 28 de julio
se programó una gran marcha que partirá desde cuatro puntos de la ciudad
de Linares en dirección a la plaza de armas de la ciudad.
Chloé Lauvergnier
El Ciudadano
http://www.elciudadano.cl/2012/07/26/55402/linarenses-no-quieren-centrales-hidroelectricas-en-rio-achibueno/
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