Hombre de los servicios, prototipo de los guerreros sucios
del aparato represivo del Estado y las acciones ilegales encubiertas,
Miguel Nazar Haro murió en la cama. Impune. El feroz represor de rasgos
narcisistas y paranoides, policÃa-estrella de los regÃmenes autoritarios
del viejo partido de Estado, el Revolucionario Institucional (PRI),
murió impune en su casa de la ciudad de México, protegido por los
gobiernos de Acción Nacional (PAN). El cultor de la tortura, la
desaparición forzada y los homicidios sumarios extrajudiciales –la
trilogÃa simbólicamente macabra del terrorismo de Estado–, murió en la
cama amparado por Vicente Fox y Felipe Calderón. Protegido por un Estado
de tipo delincuencial y mafioso, del que fue pieza clave en su
gestación, y que funciona hasta nuestros dÃas con base en la corrupción,
la simulación y la impunidad.
Cuando está de por medio la seguridad del Estado, no hay constituciones ni leyes que valgan una chingada, decÃa Nazar Haro. No era original. HabÃa sido entrenado para eso. Para la guerra sucia. ¿Sus maestros? Los instructores estadunidenses de la Escuela de las Américas en la zona del Canal de Panamá. Como alumno de la Escuela Internacional de PolicÃa, sus maestros de la Oficina Federal de Investigaciones y del Pentágono lo iniciaron como guerrero sucio en la lucha contra el
comunismo internacional.
A finales de los años 40, en los albores de la guerra frÃa, a partir de un potente aparato ideológico doctrinal, teórico y práctico, el Comando Sur formaba allà a policÃas y militares de las Américas, en el marco de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional. Nazar, como tantos otros alumnos aventajados (los entonces oficiales Pinochet, Videla, Galtieri, Banzer, Geisel, etcétera), fue entrenado para librar una guerra contrarrevolucionaria contra el
enemigo internoy la
subversión atea y apátrida. Bajo esas categorÃas entraban todos aquellos individuos, grupos u organizaciones que, sin ser comunistas ni actuar en la ilegalidad, trataban de romper el
orden establecidopor el sistema de dominación vigente (gobiernos autoritarios como el de México y dictaduras militares), merecedores, por tanto, de ser secuestrados, torturados y finalmente eliminados, con o sin desaparición de su cadáver.
Dicha doctrina estadunidense, teóricamente concebida como anticomunista, resultó ser de hecho un instrumento implacablemente antidemocrático y aniquilador de los derechos humanos de miles de mexicanos y latinoamericanos, que se convirtieron en vÃctimas de las actuaciones ilegales y criminales de agentes estatales que actuaron al margen de la ley y de la moral, con la intención de paralizar por el terror a la población civil de sus propios paÃses.
En 1960, tras reincorporarse a la Dirección Federal de Seguridad (DFS), la temible policÃa polÃtica de los regÃmenes de Gustavo DÃaz Ordaz, Luis EcheverrÃa y José López Portillo, el
patriotaNazar Haro –
todo lo que hice fue por amor a la patria, dijo en entrevista con La Jornada el ex integrante de una red de informantes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos– fue el encargado de instalar en el Campo Militar número uno del Ejército en esta capital, a la altura de la puerta 8, una cárcel clandestina subterránea para disidentes polÃticos, cuyo control compartÃa con el general Humberto Quirós Hermosillo.
Cuatro años después, su jefe, protector y compadre, el capitán Fernando Gutiérrez Barrios, le encomendó crear un
grupo especial, el C-047, para infiltrar organizaciones
subversivasy detener ilegalmente a activistas polÃticos opositores, que fueron sometidos a torturas en prisiones y casas de seguridad clandestinas, muchos de los cuales permanecen hasta hoy desparecidos. Ese grupo operativo se convirtió después en la Brigada Blanca –órgano ilegal del Estado que actuaba a la manera de los escuadrones de la muerte de Centro y Sudamérica–, integrado por más de 200 militares, marinos y policÃas federales y estatales, del cual Nazar fue su jefe nato.
En la época del
generalArturo El Negro Durazo (el criminal y corrupto jefe de la policÃa capitalina entre 1976 y 1982), ya como director de la DFS, Nazar Haro, junto con los generales Quirós Hermosillo y Mario Acosta Chaparro, y otros policÃas
fanáticos, como Luis de la Barreda, Francisco Sahagún Baca, Marcos Cavazos, Jesús Miyazawa, José Salomón Tanús, Jorge Obregón Lima y Florentino Ventura –
enseñé a mis hombres a ser fanáticoscomo los jóvenes que combatÃa, declaró a este diario–, profundizaron la guerra sucia (botÃn de guerra incluido) y cometieron crÃmenes de Estado o de lesa humanidad contra integrantes de grupos guerrilleros y opositores pacÃficos, sindicalistas, activistas sociales, estudiantes, académicos e intelectuales.
Pieza clave de una cadena autoritaria-servil como engranaje de una estrategia de Estado diseñada para eliminar opositores polÃticos y generar terror, Nazar Haro fue, además, uno de los arquitectos del actual régimen de tipo delincuencial y mafioso, ya que él y sus guerreros sucios financiaron sus actividades ilegales
contratandovendedores de drogas como Ernesto Fonseca (Don Neto) y Rafael Caro Quintero, y tras la matanza de 12 narcotraficantes colombianos en el rÃo Tula a manos de Sahagún Baca y Tanús (Hidalgo, 1981), florecieron las grandes bandas de la economÃa criminal que, integradas por delincuentes comunes, militares y policÃas en actividad o retiro (el propio Nazar fue incriminado en Estados Unidos como jefe de una banda de robacoches), llegan hasta el presente y permean los dos bandos (el bueno y el malo) de la
guerrade Calderón.
Huelga decir que el homicidio en todas sus formas, la tortura, los tratos crueles, las mutilaciones y las desapariciones forzadas practicadas hoy por agentes estatales émulos de Nazar Haro, violan el derecho que regula los conflictos internos y numerosos convenios sobre los derechos humanos. Y que la impunidad proverbial de Nazar alienta a quienes, como él, pueden ser devotos padres de familia y asesinos a sueldo de un sistema de dominación clasista.
Vìa,fuente :
http://www.jornada.unam.mx/2012/02/06/opinion/021a1pol
No hay comentarios:
Publicar un comentario