www.mapuexpress.net
“Las mentiras acuchillaron los papeles
y se infectaron las heridas de la historia
un tibio viento de cementerio te refresca
mientras de la nube de plata estallan explosiones eléctricas
llueven indios en lanza
lluvia negra color venganza”
David Aniñir
1.- Una Realidad Filtrada
En
un país como Chile, donde la riqueza esta totalmente concentrada, la
alianza del poder político y el poder económico desliza propaganda
ideológica de un modo más subrepticio que en regimenes dictatoriales.
Esta propaganda, estatal y de la elite empresarial, oculta entre los
cientos de pliegues del contructo informativo y simbólico de los grandes
medios de comunicación cubre toda la población, generando consecuencias
axiológicas e ideológicas muy claras en la sociedad.
En otras
palabras, los medios de comunicación masivos crean una atmósfera de
signos y mensajes que incide en la cosmovisión y concepción de nociones
de, por ejemplo, “Progreso” o “Desarrollo”. De esta forma la gran
opinión pública aprueba, con casi nula información, las actividades de
sectores económicos como el Forestal que practican por años una lógica
de extrema acumulación en base a la apropiación de rentas, acumulación
de capital financiero, insignificante pago de impuestos y prácticamente
nulo aporte al empleo nacional (Claude, 2006).
Por ello, dentro
de un contexto estratégico de control sobre las definiciones de
realidad, es muy bajo el porcentaje del país que conoce las gravísimas
implicancias ecológicas y etnocidas de la Megaindustria Forestal
Chilena. Esto, dentro de un clima de silenciamiento y, constante,
criminalización de toda disidencia, en este caso, la Mapuche (Gonzáles,
Mella y Lillo, 2007; Bengoa, 2007).
La evidencia histórica
demuestra que las grandes forestales chilenas, tras las cortinas de la
democracia, actúan como verdaderos poderes fácticos, obteniendo un
extremo proteccionismo del Estado chileno en medio de una red política
de poder absolutamente corrompida, el que incluso le ha entregado a
estas empresas sendos beneficios a través de bonificaciones y subsidios,
aumentando su enorme patrimonio económico a costa del territorio
mapuche (Seguel, 2003).
Decreto Ley 701: El Injerto Etnocida
En
1974 entra en vigencia el Decreto Ley 701 para incentivar la
explotación forestal de las regiones del centro-sur del país teniendo
como base una serie de incentivos y “generosos” subsidios al sector
privado. Este Decreto actuó bonificando el 75% de los costos de
plantación, manejo y de administración, además de eliminar la
tributación. El abaratamiento de la mano de obra y las economías de
escala permitieron a las grandes empresas forestales cubrir casi la
totalidad de los costos de plantación con el subsidio (González, 2002).
Hay que aclarar que este Decreto llego en realidad a subvencionar hasta
el 90% en algunos casos.
El Estado también contribuyó a
concentrar la propiedad de las tierras y plantaciones forestales,
mediante la privatización de las tierras fiscales y de empresas
estatales a precios muy bajos (Quiroga y Van Hauwermeiren, 1996) además
de considerables extensiones de tierras indígenas que fueron totalmente
“usurpadas” (Yañez, 2007).
En 1999, con 1,3 millones de hectáreas
plantadas, principalmente con pino y eucalipto, se proyectaba una
expansión de las plantaciones para los siguientes 20 años a otras 2,9
millones de hectáreas entre la VI y X regiones, considerando terrenos de
praderas con condiciones ambientales favorables, independientemente de
la propiedad (CONAMA, 2000). En el 2001 ya se habían superado los 2
millones de hectáreas, y a diciembre de 2008 ya iban sobre los 2.300
millones de hectáreas plantadas, el 63,4% con Pino Radiata y el 28,7%
con eucalipto (INFOR, 2011).
Para el Observatorio Latinoamericano
de Conflictos Ambientales (Declaración Pública OLCA y Otros, 2009), el
Decreto Ley 701 es el principal instrumento de un modelo forestal que ha
contribuido a una apropiación injusta y desproporcionada de la tierra,
que se ha expandido sustituyendo bosque nativo y ocupando suelos
agrícolas de buena calidad para dejarlos inutilizables, además de
propiciar la ocupación de territorios del Pueblo Mapuche, dejándolo en
manos de dos grandes grupos económicos: El grupo Matte (CMPC) y el grupo
Angelini (Bosques Arauco).
El crecimiento y desarrollo de la
industria forestal se ha verificado en directa relación con la ocupación
y depredación del territorio Mapuche, toda vez que el proceso iniciado
durante la dictadura militar a ha continuado imparable durante los
gobiernos actuales y no existe ningún indicio de que esto vaya a cambiar
(Gomez Leyton, 2009). Por el contrario, el 03 de enero de 2011 se
publica la prorroga por dos años del Decreto Ley 701 y por tanto de la
entrega de bonificaciones e incentivos a la forestación de monocultivos.
Hay que señalar que la prorroga a este Decreto Ley, en su etapa de
proyecto, tergiversó totalmente la “consulta previa” a los pueblos
indígenas afectados, procedimiento que es obligatorio por expreso
mandato del Convenio Nº 169 de la OIT, el que es vinculante y
autoejecutable para el ordenamiento jurídico chileno. El proceso de
“consulta” fue definido unilateralmente por la SEGPRES, aplicando y
adaptando procedimientos del irregular Decreto 124 de MIDEPLAN
introduciendo nuevas distorsiones procesales y suplantaciones. Eludió
totalmente la consulta a comunidades y organizaciones del Pueblo
Mapuche, como lo dispone el Convenio Nº 169, recurriendo al subterfugio
de “consultar vía e-mail” al consejo de la CONADI, atribuyendo a éste la
representación de los Pueblos Indígenas afectados. Un ataque a la
esencia de este Convenio.
A partir de la lógica del Decreto Ley
701 Seguel (2003) se hace las siguientes preguntas: ¿Querrá la gente que
parte de sus impuestos y contribuciones vayan a parar a los gastos de
producción de las grandes empresas forestales y por ende a los grupos
familiares más ricos de chile? ¿Querrá (…) que sus dineros contribuyan a
aumentar el daño ambiental y los conflictos territoriales con
comunidades Mapuche como consecuencia de la expansión forestal? ¿Querrá
la gente, aquellos que día a día se esfuerzan en sus trabajos para
obtener un ingreso digno, en ser cómplices en el aumento del desempleo,
la pobreza y del deterioro social y cultural al Pueblo Mapuche?, si lo
supieran, si tuvieran los antecedentes, lo más lógico sería que no,
quizás hasta se resistirían, pero se les mantiene engañados, nunca lo
han sabido.
Del Negocio Forestal al Desastre Social.
La
elite político-económica chilena, junto a los grandes medios de
comunicación, han creado por años un poderoso y exitoso sistema de
conformidad inducida hacia la creencia en el “milagro del mercado”. Sin
embargo, la ciudadanía debe saber que las empresas forestales no cumplen
con el papel de impulsoras del desarrollo, por el contrario, son
protagonistas de conflictos con comunidades Mapuche de importantes
repercusiones, no solo locales sino nacionales (Catalán, 2007) y la
tributación al país es mínima (Claude, 2006). La generación de empleo,
que aparece ante la opinión pública como el gran aporte al desarrollo
nacional, es totalmente falsa. La propia Dirección del Trabajo de la
VIII Región señaló que en Chile hay más de 133 mil trabajadores
forestales, de ellos, solo entre el 25 y 30% tiene contrato permanente;
el 82% se encuentra bajo la línea de la pobreza y la subcontratación ha
dificultado la generación de derechos colectivos. Entidades
internacionales como el WRM catalogan a Chile como “los esclavos
modernos del boom forestal”. Es un escándalo.
Si uno toma un mapa
y cruza las localidades con mayor índice de pobreza e indigencia, de
desempleo, de emigración, de sequía y los relaciona con las zonas de
concentración forestal, existiría una abrumadora coincidencia (Seguel,
2011). En 1998 las Regiones VIII y IX presentaban las peores condiciones
de distribución del ingreso en Chile. El panorama no ha cambiado. Más
aun, estas dos regiones, que concentran las mayores superficies de
plantaciones de especies exóticas, con el 56,5% de las plantaciones del
país (INFOR, 2011), son también las que poseen los niveles más altos de
pobreza. Por último, la VIII Región posee el porcentaje de población
rural indigente más alto de Chile (Ministerio de Planificación, CASEN
2009). Aunque no se pueden atribuir los problemas señalados
exclusivamente al sector forestal, los datos expuestos demuestran que
éste no ha contribuido a mejorar la situación socioeconómica de los
habitantes de estas regiones, ni siquiera a nivel rural, y su
contribución a mejorar esta situación a nivel país queda en duda al
constatar que Chile posee una de las peores distribuciones del ingreso
del planeta. Lamentable y escondida realidad que al contrastarla con las
desvergonzadas utilidades de las empresas forestales nos vemos
envueltos por el “Phatos de la indignación”.
El siguiente
grafico evidencia que las exportaciones del sector forestal para el año
2009 alcanzan los US$ 4.162,3 Millones, para el 2010 suben a US$ 4.955,5
Millones. Solo en mayo de 2011 las exportaciones forestales llegaron a
US$ 533,0 Millones, con lo que el total alcanzado hasta ese mes llega a
más de US$ 2.471 Millones. Esta cifra representa un incremento del 57,7%
respecto de los 5 primeros meses de 2010. ¿Buenas noticias para el
bienestar social del país? Es iluso pensarlo. ¿Para el Pueblo Mapuche?
Un silente etnocidio.
Los principales responsables de esta
infamia de “progreso” son los sospechosos de siempre: El grupo Matte con
CMPC y el grupo Angelini con Bosques Arauco.
La utilidad de CMPC
en el año 2010 alcanzo los US$ 640 Millones, monto que representa un
incremento de 139% con respecto a los US$ 268 Millones registrados
durante el año 2009 (Memoria anual CMPC, 2010). Por su parte, las
utilidades de Bosques Arauco durante 2010 alcanzaron los US$ 701
Millones, un 130,1% mayor que el año 2009 (Arauco. Reporte Corporativo
de Sustentabilidad, 2010). El negocio familiar va bien.
La Criminalización de la lucha “Política” Mapuche.
“...Ahí
me dijeron que tenía que colaborar, pero les dije que no sabía nada y
ahí me empezaron a pegar... Me colgaron del puente (del lago Lanalhue,
de los pies, boca abajo, por un lapso de media hora) y me dijeron que
hablara y yo le dije que no tenía que hablar nada, si no sabía nada. Ahí
me dijeron “queri morir… vai a hablar o no”… llegó uno, sacó la
escopeta y la cargó. Ahí me puse a llorar, ahí me torturaron. Después en
Cañete me hicieron firmar hojas y yo les dije ¿puedo leerlas? No; me
dijeron, tu no podí leer nada, te vay pa´ la casa altiro. Ahí tenía 17
años."
Rodrigo Viliñur. Juicio de Cañete.
Hay
que recordar que la ley 18.314 sobre conductas terroristas entra en
vigencia en 1984, en plena dictadura militar, para “criminalizar” las
acciones de protesta en contra del régimen de Pinochet, especialmente
las acciones realizadas por grupos organizados que consideraban
totalmente ilegitimo el poder surgido a partir del golpe militar y su
mantenimiento a través de “el peso de la noche”.
A principios del
2000 sale a escena nuevamente la “ley antiterrorista”, esta vez para
“criminalizar” las acciones de protesta social y las reivindicaciones
territoriales llevadas a cabo por comunidades del Pueblo Mapuche.
¿Quiénes son los nuevos terroristas?
Para Myrna Villegas (2007), el terrorista en Chile es aquel que por su acción de resistencia obstruye el proceso de acumulación de la riqueza.
Por ello, para Michael Barbut (2011) la reivindicación y la ocupación
de tierras, donde se encuentran plantaciones forestales realizando
anualmente beneficios descomunales, aparecen como terrorismo. En la ley
chilena los delitos de terrorismo son delitos comunes que adquieren este
carácter debido a las motivaciones que presiden a su realización. Una
motivación política.
Una acción política se pude definir como un
conjunto de actos dotados de sentido y significación política, o sea
relacionados con la conquista y el ejercicio del poder, para la
construcción de un orden social deseable según la idea de quienes la
realizan. La lucha y resistencia Mapuche tiene significación política
debido a que la conquista y el ejercicio del poder tienen relación con
un “control territorial” mínimo como para subsistir como cultura y
sustentar un proyecto político propio. Control, que el Estado, la elite
empresarial y los medios de comunicación no cesan en estigmatizar y que
sin embargo remite al artículo 7 del Convenio169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT), ratificado por Chile, el cual señala
que “los pueblos originarios deberán tener el derecho de decidir de sus
prioridades en materia de desarrollo, en la medida que éste afecte sus
vidas, creencias, instituciones y bienestar espiritual y las tierras que
ellos ocupan o utilizan y controlar, en la medida de lo posible, su
propio desarrollo económico, social y cultural”.
Ahora ¿Por qué
el Estado Chileno Criminaliza la lucha política Mapuche violando una
serie de tratados internacionales? Porque el Pueblo Mapuche, al defender
su cultura y estilo de producción se opone a una forma de vida, se
opone a un régimen económico y social establecido, al orden social y
jurídico de los sectores dominantes en la sociedad chilena. En el
conflicto Mapuche es “lo permanente” y no “lo accidental” lo que puede
perder la elite económica: la propiedad privada (Villegas, 2007). La
lucha del Pueblo Mapuche organizado representa un gran estorbo en el
proceso de acumulación de riqueza que lleva a cabo la Megaindustria
Forestal chilena y los grandes grupos económicos. Sin embargo, la vida
en comunidad, entre presiones, amenazas, torturas, sobornos y
corrupción, sigue latente día a día.
Bibliografía
ARAUCO (2010). Reporte corporativo de sustentabilidad. Bosques Arauco, Santiago, Chile.
BARBUT, Michael (2010). La criminalización de una lucha política. www.rebelión.org
BENGOA, José (2007). La emergencia indígena en América Latina. Editorial FCE, Santiago de Chile.
CATALÁN, Rodrigo (2007). Políticas forestales y derechos indígenas en Chile En El gobierno de Lagos, los pueblos indígenas y el “nuevo trato. Ed. LOM, Santiago, Chile.
CLAUDE, Marcel (2006). El retorno de fausto. Ed. LOM, Santiago, Chile.
CMPC (2010). Memoria Anual CMPC. Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, Santiago, Chile.
CONAMA (2000). Informa país, Estado del medio ambiente en Chile 1999. Centro de Análisis de Políticas Públicas, Programa Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Ed. LOM, Santiago, Chile.
González, Natalia (2002). La invasión del territorio Mapuche. Prensa latina, Santiago, Chile.
GONZALEZ, MELLA y LILLO (2007) “La política de criminalización del movimiento mapuche bajo el sexenio de Lagos” en Yañez, N. y Aylwin, J. (eds.) El gobierno de Lagos, los pueblos indígenas y el “nuevo trato” . Ed. LOM, Santiago, Chile.
INFOR (2011). Mercado forestal. Boletín Nº 45. Instituto Forestal, Santiago, Chile.
MIDEPLAN (2009). Encuesta CASEN 2009. Ministerio de Planificación, Santiago, Chile.
OIT. Convenio Nº 169 Sobre pueblos Indígenas y tribales. Organización Internacional del Trabajo.
OLCA y Otros (2009) Declaración pública sobre Decreto Ley 701. Temuco, Chile.
SEGUEL, Alfredo (2003). Radiografía al conflicto forestal en el Gulumapu. Konapewman, Temuco, Chile.
VILLEGAS, Myrna (2007). El Mapuche como enemigo en el derecho (penal). Consideraciones desde la biopolítica y el derecho penal del enemigo. Universidad de Castilla de la Mancha, www.cienciaspenales.net
YAÑEZ, Nancy (2007). El gobierno de Lagos, los pueblos Indígenas y el “nuevo trato”. Ed. LOM, Santiago, Chile.
Vìa :
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137201&titular=la-megaindustria-forestal-chilena-y-el-territorio-mapuche-
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=137201&titular=la-megaindustria-forestal-chilena-y-el-territorio-mapuche-
No hay comentarios:
Publicar un comentario