miércoles, 3 de marzo de 2010

La tragedia en Chile / Las distintas caras de la catástrofe El increíble milagro del pueblo que sobrevivió en el epicentro del sismo Se creyó que el tsunami había borrado del mapa a Cobquecura, pero casi no sufrió daños

Ignacio Coló
Enviado especial


COBQUECURA, Chile.- La del pueblo de Cobquecura es una de esas historias inexplicables, uno de esos misterios que sorprenden y que terminan catalogados como milagro porque no les cabe otra interpretación.
"Cobquecura quedó sepultado por el tsunami", "El 95% del pueblo costero está en ruinas", "Una localidad chilena fue borrada del mapa", repitieron diarios y radios chilenos desde el fin de semana.
Cobquecura, el pueblo más cercano al epicentro del terremoto, que tuvo lugar en el mar, ya no existía más. La furia de uno de los cinco sismos más potentes de la historia fue demasiado para este pequeño pueblo, decían. Pero contra todos los pronósticos y rumores, Cobquecura se mantuvo en pie y, sin sufrir siquiera muertos ni destrucciones mayores, sobrevivió a la tragedia.
"Dios protegió a Cobquecura. No encuentro otra explicación", dijo a LA NACION Erica Leiva, que apela a la fe para intentar comprender cómo el punto cero del sismo no fue devastado, cuando alrededor todo es muerte y desolación. "Algunas casas fueron dañadas, pero todo es poco comparado con la magnitud del temblor", agregó, mientras cargaba combustible en la estación de este pueblo que, llamativamente, también dispone de recursos como nafta y alimentos en supermercados que estaban abiertos.
Tarea de los científicos será dilucidar por qué el tsunami que siguió al terremoto y que destruyó todos los pueblos costeros de la región nunca golpeó a Cobquecura. ¿Por qué las olas gigantes no emprendieron su recorrido asesino por esta localidad situada, también, al borde del mar?
Los habitantes del lugar intentan esbozar razones, pero nadie está del todo seguro y todos terminan hablando de milagro o de ayuda divina.
"Las medios repiten que Cobquecura quedó bajo el agua. ¡Mentira!", dijo a LA NACION Sonia Miranda Alarcón, y muestra un diario chileno de anteayer en el que, sobre un mapa, se indica erróneamente que el agua ingresó más de 200 metros en el pueblo y destruyó todo a su paso.
"Hay que desmentir que acá hubo un maremoto. No hubo ni muertos en el pueblo", agregó Sonia, que desde la noche del sábado vive refugiada en uno de los 18 campamentos improvisados en los cerros lindantes. Fue tan incomprensible que el tsunami no haya golpeado a Cobquecura que sus habitantes aún temen que una réplica (que en esta zona ocurren cada dos horas), origine la tan temida ola que nunca llegó.
Sin olas
"Estaba durmiendo cuando oí un ruido fuerte como el de un taladro gigante y todo empezó a temblar. Salí a la calle y luego volví a entrar a mi casa, me puse a sacar ropa, a guardar comida, a cargar el auto para ir al cerro. Pasó como media hora y el mar estuvo tranquilo todo ese rato. Nunca vi que el mar se recogiera ni que hubiera olas", contó Luis Riveros, en un relato que llama la atención si se lo compara con lo que sucedió en los pueblos vecinos, donde a los 20 minutos del sismo el mar se metió tierra adentro cientos y cientos de metros y destruyó todo a su paso.
Cobquecura también se diferencia de los pueblos vecinos porque, aunque no hay luz ni agua corriente, tiene una estación de servicio que funciona con total normalidad y los supermercados y almacenes permanecen abiertos, como si nada hubiera pasado.
"No entiendo por qué afuera no hay bencina [nafta] si aquí funcionamos de lo más bien", dijo Pedro Fuentes, el playero de la Copec, la distribuidora más importante de Chile.
Pueblo fantasma
Si bien el tsunami no devastó el pueblo y las fachadas de muchas casas resistieron el temblor, puertas adentro de las casas el cimbronazo del sismo vuelve a dar la nota. Pocas son las paredes interiores que resistieron, y muchas yacen al lado de muebles deformados y de objetos irreconocibles.
"Estamos sacando las pocas cosas de valor que teníamos, por miedo a los saqueos. El frente de la casa está bien, pero adentro va a haber que rehacerla entera, enterita", señaló Juan Muñoz, mientras sacaba unos veladores a la calle y seguía cargando el baúl de su auto y se preparaba para volver al cerro, adonde vive, al igual que todos sus vecinos.
Desertado por la gran mayoría de sus habitantes, temerosos de un nuevo sismo o tsunami, Cobquecura es hoy un pueblo fantasma. Casi nadie circula por sus calles, y los pocos que se aventuran a una caminata por el epicentro del terremoto lo hacen a paso acelerado, como quien quiere resolver un trámite y retirarse lo antes posible.
También desiertas están las rutas de acceso a este pueblo al que, por precaución y por cargar con el simbólico peso de haber sido el epicentro, nadie quiere acercarse. No hay autos por esos caminos, que se encuentran bordeados de casas semiderruidas, de algunas plantaciones agrícolas y de carteles publicitarios que vaticinaban una fantástica temporada turística que tuvo un trágico final.
"Bienvenidos a Cobquecura, donde el mar está más cerca de usted", indica en la entrada del pueblo un letrero que, a cuatro días de la tragedia, se convirtió en un inesperado y macabro mensaje de bienvenida.
fuente, vìa:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1239249

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