Foto: Agencia Uno
Usted es muy amigo de Joaquín Lavín, ¿le pareció justa su salida del Ministerio de Educación?
-Me pareció oportuna, pero fue injusto que se lo estigmatizara. Acá se dijo que Joaquín Lavín no podía ser un buen ministro de Educación porque tenía conflictos de interés, pero a nadie le importó que la Contraloría dijera que eso no era así o que Joaquín demostrara que no tenía ninguna vinculación con la Universidad del Desarrollo. Al final, lo que queda es la consigna.
Él dijo en Tolerancia Cero que recuperó la plata que invirtió en la universidad. Eso genera dudas sobre si lucró o no.
-Joaquín dijo tremendamente mal algo que no tiene nada de malo. Nosotros, cuando partimos, decidimos que había que construir un edificio para la universidad, pero el banco nos dijo que a la Universidad del Desarrollo no le prestaba plata, porque no tenía garantía de que le fuéramos a pagar. Pero a nosotros sí nos prestaban, por eso constituimos la sociedad Ainavillo. Con eso compramos un terreno y construimos un edificio para la universidad. Después, determinamos cuál era el precio de mercado de arriendo de un edificio como ese y se lo arrendamos a la universidad a un plazo largo. Esta sociedad la hicimos para construir otros edificios hasta que el sistema financiero empezó a prestarle plata a la universidad.
¿El arriendo, entonces, no es una forma de lucrar? La plata que ustedes pagan por este arriendo es la misma con la que los alumnos pagan sus aranceles.
-Esto se lo pagaríamos a unos o a otros.
Pero se lo pagan a ustedes mismos.
-Si no se lo pagáramos a la inmobiliaria se lo pagaríamos a la inmobiliaria de un tercero. Tenemos algunos recintos, que no son nuestros, por los que pagamos bastante más que lo que le pagamos a la inmobiliaria Ainavillo. El precio de mercado lo fijamos el año 94 y lo hemos mantenido a lo largo de los años.
¿Cuánto pagan de arriendo?
0,4 UF el metro cuadrado. Más o menos la mitad de los metros que tenemos son de la universidad. La otra mitad son arriendos, pero no todos son arrendados a Ainavillo.
¿Cuál fue la razón entonces para que Hernán Büchi se incorporara a la sociedad Ainavillo?
Lo incorporamos cuando decidimos partir en Santiago, porque necesitábamos a una persona que tuviera… necesitábamos mejorar nuestro equipo. Una cosa era tener una universidad en Concepción y otra en Santiago, donde era más difícil. Pero para tu tranquilidad la inmobiliaria está endeudada.
Es un mal negocio…
Es un negocio mediocre. Las inmobiliarias que arriendan a ese precio son súper bajas, porque el mercado cobra bastante más que eso.
Preferiría tener la plata en otro negocio.
Como negocio hubiese sido mejor. Ninguno de los que participó de la universidad se metió en esto para hacer negocios. Queremos hacer un aporte al país. Fíjate el tipo de gente que es. No crees que Ernesto Silva, que se nos murió hace un par de meses, no tenía mejores alternativas para rentabilizar su capital… y Hernán Büchi y Joaquín Lavín. Ellos no necesitan hacer un negocio con las universidades, porque esto nunca fue para ganar plata.
¿Cuánto gana usted en la sociedad Ainavillo?
-Yo no gano por ser miembro de la sociedad, yo tengo un sueldo como rector.
Pero en la sociedad, cuánto recibe de los arriendos.
-Esa no es información que te vaya a contar.
¿Le complica?
-Si la universidad aumenta sus aranceles y dispone de más recursos, el arriendo que se le paga a la inmobiliaria se mantiene constante. Si la universidad consigue rebajar sus costos para obtener un mayor nivel de excedentes, el arriendo sigue siendo el mismo. Los excedentes se van todos en proyectos de la universidad. El año pasado arrendamos unas oficinas en la calle San Damián por las que pagamos casi un 30% más por metro cuadrado de lo que le pagamos a la inmobiliaria. Es decir, hoy la inmobiliaria le cobra bajo el precio de mercado a la universidad.
¿En cuánto vendió Joaquín Lavín su participación en Ainavillo?
-Obviamente, tampoco te voy a comentar eso.
¿Por qué todo es tan secreto?
-Tení que preguntárselo a Joaquín Lavín. De ese tema no voy a hablar, porque no me corresponde revelar ese tipo de cosas.
¿Usted recuperó la inversión que hizo en Ainavillo?
-No.
¿Por qué es malo lucrar?
-Es una pregunta que me he hecho en el último año. No tiene nada de malo, es lo que hacemos todos los que estamos en esta mesa. Ninguno de ustedes trabaja por amor a la profesión que tiene. Acá se instaló la idea de que el lucro es un pecado mortal. Al final, las universidades acusadas de ser con fines de lucro tienen un porcentaje muy importante de alumnos de menos recursos. Fueron ellas las que llegaron a sectores que antes no tenían educación universitaria.
¿Cree que la educación es un bien de consumo?
-Tiene de las dos cosas: es un bien de consumo y un bien público. El tener una sociedad educada beneficia a todos, pero también aquel que estudia más obtiene beneficios que no obtienen los demás. Imagínate, dos compañeros que estudiaron juntos en el colegio, uno se mete a ingeniería y el otro a trabajar al tiro. Diez años después miras su trayectoria y el que estudió ingeniería gana cuatro veces más que el que no estudió. Desde ese punto de vista, la educación es un bien de consumo. Se debe exigir un esfuerzo mayor de parte de los que estudian para financiar esos estudios. Esto se resolvería bien si los dejaran endeudarse y que paguen después, dos años o cuatro años luego de salir. Todo esto sujeto a los ingresos.
PROTESTAS
¿Qué le parecieron las demandas estudiantiles? ¿Qué le pasaba cuando llegaba a la casa, prendía la tele y veía estas multitudinarias marchas?

-De partida, fue una sorpresa. Hace dos años, le comenté a mis hijos que antes se usaban las marchas, yo salía a marchar, y que habían desaparecido, que las redes sociales habían tendido a matar esto. Pero el año pasado me lo tuve que comer entero.
¿Por qué salía a marchar?
-En el tiempo de la UP, en contra. El tiempo de la UP fue extremadamente duro.
¿Tiraba piedras?
-No hubiese sido capaz. Yo entiendo que en un enfrentamiento uno puede pelear con una persona… a ver, creo que no hay que pelear, pero si uno va a pelear hay que pelear como hombre, a mano limpia, y no escondido lanzando proyectiles. Ahora, yo creo que al final acá se impuso la agenda de los grupos de interés. Eso es fatal, sobre todo para los más pobres. Como los pobres son los menos organizados, al final siempre que se imponen estos grupos, terminan llevándose la atención, los recursos y los pobres siguen igual.
¿A qué grupos de interés se refiere?
-A los alumnos de las universidades tradicionales, que consiguieron mejores condiciones.
Pero eran ellos los que protestaban.
-Sí po’, pero la gente salía detrás de ellos poco menos que embobada. La gente se enamoró de Camila Vallejo y del Giorgio Jackson, que eran líderes carismáticos, pero que estaban defendiendo cosas que tenían muy poco que ver con el país y sí mucho con sus grupos de intereses.
¿Qué le parece la figura de Camila Vallejo?
-Extraordinaria, lo más potente que ha aparecido en Chile en una década. Ella reunió una serie de características. Primero, que es una mujer tremendamente inteligente, tremendamente atractiva físicamente. No es el típico dirigente universitario…
¿Feo?
-Claro, no es el típico que uno dice: ‘otro más de los mismos’. Ella conseguía una atención que no va a conseguir Gabriel Boric.
Es un poco machista pensar que el ser bonita ayudó en el liderazgo de Camila Vallejo.
-No, yo soy lo menos machista que hay. Evidentemente ayudó… cuando uno está viendo noticias tiende a hacer zapping si ve más de lo mismo, pero acá apareció una persona totalmente distinta, y Giorgio Jackson jugaba un rol similar. Es un tipo prudente y agradable. Prendió más y este liderazgo gustó. Acá se juntaron una serie de descontentos que se venían arrastrando desde hace mucho tiempo y que fueron simbolizados por el movimiento estudiantil. Hubo gente que reclamó por cosas que no tenían nada que ver con el movimiento, pero que vieron una oportunidad para decir que también estaban descontentos. Se subieron todos. Pero las consecuencias de lo que ocurrió el año pasado no son buenas para el país. Al final, el debate se centró en temas que no son los de fondo. El debate nunca fue sobre la calidad de la educación, sino que fue siempre de más recursos para las universidades tradicionales.
Pero la Confech en sus propuestas siempre habló de calidad.
-Si quieres podemos ver cuánto se habló de calidad. Acá, la agenda nunca la puso el gobierno, la pusieron Camila Vallejo y Giorgio Jackson.
¿El gobierno manejó mal el conflicto educacional?
-El gobierno se vio llevado y no fue capaz de responder oportunamente poniendo sus temas en la agenda. Sin duda que el año pasado el gobierno se vio sorprendido y no fue capaz de poner los temas de fondo.
¿Usted habló con Joaquín Lavín de estos temas?
-Sí, más de una vez, cuando era ministro, Joaquín Lavín es amigo mío. Le decía que nos estábamos yendo por un camino que no iba a favorecer la educación del país. Eso fue lo que ocurrió. ¿La educación de hoy está en mejor situación que hace un año? No veo ninguna evidencia de que eso sea así. El único avance positivo fue que se le van a dar las mismas condiciones de endeudamiento a cualquier alumno que quiera estudiar en cualquier universidad del país.
Desde una perspectiva diferente, yo creo que los estudiantes también creen que no lograron lo que querían.
-Por lo que he leído pretenden volver a la carga. Yo espero que no lo hagan de la forma irresponsable como lo hicieron el año pasado. Ya le provocaron un daño gigantesco a muchos alumnos de educación media y universitaria, que perdieron un año de formación, y eso no tiene arreglo. No me digan que fue un año normal, que al final terminaron aprendiendo las materias, porque eso no fue así. No había ninguna necesidad de parar las universidades, habían muchas formas más de manifestarse. Eso sólo demuestra el poder que tienen los que convocan, pues los pone en mejor posición para ir a desafiar al gobierno. Pero desde el punto de vista de su responsabilidad con sus dirigidos, yo creo que estamos muy mal.
Usted cree que los estudiantes deben dedicarse a estudiar.
-Esa es su principal actividad. Yo no digo que no hagan nada más, yo lo hice durante toda mi vida universitaria: fui delegado de curso, del centro de alumnos, no dejé de hacerlo nunca. Pero estudiaba. Las protestas del año pasado podrían haberse hecho perfectamente en los días sábados o domingos o los viernes en la tarde. No había que parar las universidades.
La gracia de protestar y parar las universidades es la presión que se ejerce.
-Es una presión que se hace al costo de personas que no se dan cuenta que están asumiendo ese costo. Estos alumnos van a salir peor preparados, porque no estudiaron, durante un año se dedicaron a otra cosa.
Pero las marchas también formaron mejores ciudadanos, que pelean por sus derechos.
-Uno puede aprender eso manifestandose el viernes a las cinco de la tarde en adelante. Los alumnos que estuvieron en la calle aprendieron menos.
COTA MIL
¿Qué pasó acá? ¿Hubo protestas?

-Acá hubo votaciones de los alumnos para decidir si iban a paro o no y el resultado fue que no. Nuestros estudiantes de teatro y de cine hicieron unas performance en el patio, protestando contra el lucro, pidiendo la gratuidad de la educación.
En los foros de internet dicen que acá para lo único que se protesta es cuando faltan estacionamientos o porque los nuevos estacionamientos están muy lejos.
-Al final, es más fácil quedarse con la caricatura…
¿Es mentira que reclaman por los estacionamientos?
-Ha habido algún tipo de reclamo alguna vez por eso.
No es una caricatura, entonces.
-Nuestros alumnos son extremadamente valiosos. Acabo de estar la semana pasada en los trabajos de verano en Placilla, había otros que estaban en misiones en Ovalle y otros en Trehuaco. Hay un grupo de alumnos que tienen una actividad que ellos mismos inventaron y que se llama ‘Vive la calle’. Salen todas las semanas a llevarle comida a gente que se junta alrededor de la Posta. Van a darle café, pan y a conversar con ellos. Tenemos apadrinados colegios en sectores marginales… tenemos alumnos de los que me siento tremendamente contento y orgulloso, no son la caricatura del alumno que vive en una burbuja, que no sabe ni quiere saber lo que pasa en su país.
Los alumnos de la cota mil. ¿Le molestó la crítica que en su momento hizo Felipe Berríos?
-Él nunca ha venido acá, yo creo que iba en camino a la Adolfo Ibáñez cuando escribió eso…
Dicen en la Adolfo Ibáñez que no iba para allá.
-Entonces era un cuento, puede haber sido una licencia literaria. Lo que hizo Felipe Berríos fue lo menos caritativo que puede haber. Para un sacerdote eso está mal, porque él estigmatizó y siempre que uno estigmatiza está siendo injusto. Dijo, allá está la cota mil, la burbuja, esa gente que no sabe lo que pasa en el mundo y menos en su país. Él se puso la camiseta de su universidad, de la Alberto Hurtado, y descalificó a estas otras universidades, que claramente han tenido mejores resultados que la de él.
¿Felipe Berríos hizo una campaña de desprestigio en contra de ustedes?
-Hecha con inteligencia, pero fue una forma de descalificarnos respecto de los demás.
Pero tiene razón cuando dice que acá la gente estudia en otro mundo.
-Pero también en la Usach hay otro mundo.
Me refiero a que cuando allá hay protestas acá no pasa nada.
-No es que acá no nos hayamos dado cuenta de lo que pasaba. Yo tuve reuniones con todos los centros de alumnos y con alumnos que tenían inquietudes respecto de lo que estaba ocurriendo. Teníamos un porcentaje de alumnos que sí querían ir a paro y al final votaron y dijeron que no iban a paro. Efectivamente, la realidad que se vive en la zona Oriente de Santiago es distinta a la que se vive en el Centro. Pero insisto, nuestros alumnos no corresponden a esa caricatura del alumno que se viene de su cómoda casa en auto a su cómoda universidad y parte de vuelta a meterse en el computador y a carretear en la noche, sin saber qué pasa a su alrededor. Todas las caricaturas son malas y esa en particular busca descalificar el tipo de alumnos que hay acá.
En su columna de Felipe Berríos se preguntaba qué diferencias hay entre las universidades cota mil y un colegio.
-Yo preguntaría al revés: ¿Qué similitud hay? Están todas las diferencias del mundo. La congregación en la que él participa fundó el colegio San Ignacio en El Bosque, que en ese momento era la cota mil de Santiago. Me imagino que no era para educar a los príncipes no más. Discriminar a la gente por el barrio en que vive, para bien o para mal, es una mala forma de entender cómo es la gente.
También se preguntaba si este era el mejor lugar para formar universitarios.
-Es un lugar adecuado. Cuando nos instalamos en Santiago no habían muchos lugares con buenos accesos, en este lugar hay una cierta tranquilidad en el entorno para estudiar. Lo que pasa es que se segrega un poco a los estudiantes para que tengan una vida universitaria más rica. El aprendizaje no sólo se hace en la sala de clases, sino que también en el contacto con alumnos de otras disciplinas.
Pero también en el roce con alumnos de diferentes niveles sociales.
-Es que acá no hay alumnos de un solo nivel económico…
A ver, pero convengamos en que la gran mayoría de los alumnos que hay acá son ABC1.
-Acá no tenemos el mismo perfil socioeconómico de alumnos que hay en la Universidad de Santiago, eso es un hecho. Pero decir que acá están sólo los alumnos egresados de colegios pagados caros, no es así. Hay carreras como cine, enfermería, kinesiología, carreras de salud en general, donde llegan alumnos con un perfil distinto a los que llegan a ingeniería comercial…
¿Quiénes llegan a ingeniería comercial?
-Son alumnos de colegios particulares pagados, concentrados en el sector Oriente de Santiago. En las carreras ligadas a la salud y cine la gente viene de Talagante, de Maipú, de La Florida…
¿Cómo llega un alumno de Maipú a estudiar acá, tan lejos?
-Los alumnos mayoritariamente usan el TranSantiago. Tenemos como 750 estacionamientos y con eso se las arreglan los profesores y los alumnos. La mayor parte de nuestros alumnos se bajan de las micros acá o se bajan de los buses que nosotros ponemos en el metro Escuela Militar y de Los Domínicos.
¿Tienen buses de acercamiento?
Sí, es para no obligarlos a pagar un pasaje adicional. Están todo el día dando vueltas.

Vìa,fuente :
http://www.theclinic.cl/2012/02/13/no-tiene-nada-de-malo-lucrar/