miércoles, 6 de octubre de 2010

Paraguay , La derrota de la izquierda en Asunción Por: José Antonio Vera

El Frente Guasu, que aglutina a partidos progresistas, organizaciones gremiales y movimientos sociales, sufrió un duro revés ante el Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), en las recientes elecciones internas para elegir a un candidato común e intentar ganar las municipales del 07 de noviembre, al Partido Colorado.

Ricardo Canese, Diputado del Parlasur, ingeniero prestigiado en obras sociales y en la reivindicación ante Brasil de los derechos paraguayos sobre la represa binacional de Itaipú, fue duplicado en votos por su colega Anki Boccia, en una consulta popular a padrón abierto que apenas atrajo el 9.6 por ciento de los 360 mil inscriptos en el padrón electoral de la capital.

A partir de ese resultado, Boccia quedó como candidato único de la Alianza formada por el Frente Guasu y el PLRA, y deberá enfrentar dentro de cinco semanas y media al candidato colorado Arnaldo Samaniego, en una disputa que la mayoría de las encuestas, anticipan muy reñida.

La apatía popular que se manifestó en las internas, tiene varias aristas: A) muy poca propaganda por parte del Frente Guasu, entre otras razones por falta de recursos, B) la izquierda y sus aliados progresistas continúan actuando como un conglomerado, sin disciplina y mucho voluntarismo e improvisación, ajeno al funcionamiento de un aparato, como es el caso del PLRA, a pesar de su resquebrajamiento interno.

En tercer lugar influyó que el grueso de la población está mentalizado para las municipales, y no para una intermedia interna casi desconocida como mecanismo electoral, que además genera movilización, gastos y tiempo, perjudicando en especial al segmento social más empobrecido, entre quienes Canese desplegó la mayor parte de su muy amplia y democrática campaña de participación ciudadana.

Otro factor y de no poca importancia, es que en Paraguay, a diferencia de otros países, la izquierda tiene mucha más presencia en el interior que en la capital, fenómeno que se explica por el mayor desarrollo de las reivindicaciones campesinas en las luchas sociales de los últimos años.

En quinto orden, de una posible explicación de esta nueva derrota en las urnas de la izquierda del Frente Guasu, la primera ocurrió cuatro semanas atrás en la elección de Concejales, tiene relación con las mañas y viejos vicios que habría empleado en los padrones el PLRA, cuyo candidato ofrece un programa de gobierno tan pobre como su rival colorado.

En sordina, el viejo y fraccionado pero aún poderoso Partido Colorado, socorrió a su cómplice histórico en el mal manejo del país, enviando a votar por Boccia a muchos de sus partidarios, con el fin de derrotar a la izquierda, aprovechando el padrón abierto que habilitó el sufragio de todos, sin distinción partidaria.

Urge una reflexión para redireccionar

Ante las narices de los dirigentes progresistas está noviembre, con unas municipales que tendrán fuerte influencia en el futuro político del país, el que mucho dependerá de las administraciones que pueda conquistar el Frente en el interior del país.

Nada garantiza que un triunfo del candidato oficialista Boccia refuerce a Lugo y, si Asunción continuara en manos de los colorados, seguramente se convertirá en un arma poderosa en la puja por las presidenciales del 2013, que están a la vuelta de la esquina y, aunque no descuella ningún candidato, son varios los aspirantes.

Esa proximidad quizás debería obligar a la dirección del Frente Guasu, a sus referentes en el seno del Gobierno, y al conjunto de las fuerzas democráticas, a comenzar de urgencia una revisión en profundidad de su conducta, ideas, conceptos y métodos de trabajo.

Un capítulo que la familia luguista no puede dejar de analizar tiene relación con sus vínculos con el PLRA, dado que si Boccia gana Asunción revigorizará a su partido, cuyo apoyo al mandatario disminuye, sacrificado por el constante reclamo de altos cargos en la administración y por el retorno agresivo del Vicepresidente Federico Franco, quien desde el primer día codicia el primer puesto.

Meses atrás, en la cancha de la desordenada y muy mediática discusión política nacional (el diálogo civilizado es liviano), se observaba fácilmente dos fuerzas en pugna: A) el pueblo más consciente reclamando profundizar el proceso de cambios iniciado con la victoria de Lugo en abril del 2008, y B) la oposición de los sectores más retardatarios, concentrados en el Congreso y en las corporaciones empresariales.

Hoy, ese escenario se ha desplazado, ganando espacio la derecha, que ha recuperado cargos de importancia en el parlamento y en entes descentralizados, observándose una inoperancia gubernamental nada ingenua ante los grandes problemas del país, cuya atención social está desviada por la expectativa generada por la enfermedad de Lugo y el proceso de su tratamiento.

En el plano social, tan determinante para hacerse querer u odiar todo político, muy tímidos son los avances que exhibe la administración del ex Obispo, cuyo principal mérito es el decreto de gratuidad de la salud.

Los progresos en el sector son notorios y, aunque el servicio sigue afectado por viejos males, para afirmarse necesita más presupuesto, mucho tiempo y una voluntad férrea para superarlos, empezando por mejorar la formación técnica y cultural del personal, con ramas de deficiente conducta individual e insensibilidad, que agrava la rutina y la falta de higiene en la avejentada e insuficiente infraestructura de los hospitales y centros descentralizados.

La prometida reforma agraria carece de motor, mientras 300 mil familias de labriegos sobreviven en la miseria, crece incesante el éxodo rural, a la par del trabajo informal, es decir, la venta callejera de toda clase de productos, baratijas, quiniela, sorteos, celulares, alimentos, golosinas, y el aumento de familias divididas e hijos abandonados, por efectos de la emigración.

La Secretaría de Acción Social ayuda a 120 mil familias entre las más míseras, diez veces más que todos los gobiernos anteriores, pero su labor no supera el marco asistencialista, impotente para satisfacer toda la demanda que recibe, de una población que tiene un cuarto de sus seis millones y medio en la pobreza extrema, acostumbrada a recibir migajas a cambio de mantenerse alejada de la izquierda.

En general, la conducción política nacional manifiesta una objetiva mediocridad, afectada por la escasez de cuadros competentes, producto, entre otras causas, de la larga censura y encarcelamiento del pensamiento libre que ha sufrido esta sociedad.

A nivel del Estado, la mayoría de los pocos capaces se ha dejado prostituir por la maquinaria de una administración autista, que marcha a paso de tortuga, sólo agilizado ante el interés económico y las ventajas que pueda sacarle al erario público, como lo viene haciendo desde hace más de un siglo.

Hace décadas que en Paraguay no se vislumbra ningún proyecto de gobierno decidido a erradicar los viejos vicios de una estructura de poder raigalmente injusta, que mantiene el país secuestrado por la carencia de ilustración y por una corrupción rampante, mezcla de politiqueros, juristas, empresarios, militares, policías y altos funcionarios estatales, contrabandistas y analfabetos.

El país puede estar entre los primeros en el mundo con el mayor número de analfabetos con cuentas bancarias multimillonarias dentro y fuera de fronteras.

Si bien es cierto que la campaña por las municipales es otro tema que distrae la mirada de la gente, la mayor preocupación del pueblo es resolver los problemas cotidianos de sobrevivencia, en un país con una población de seis millones 300 mil personas, 40 por ciento en la pobreza.

Buenos Aires, con cerca de un millón y medio de paraguayos residentes, casi duplica a Asunción en el número de pobladores y, en España, con buen y maltrato, viven más de cien mil, mientras en el país ha desaparecido un importante porcentaje de médicos, enfermeras, albañiles, carpinteros y otros profesionales de buen nivel.

En noviembre, el Frente Guasu peleará en los 233 distritos de todo el país, con casi 150 candidatos propios a Intendentes y Concejales, lo cual marca un hecho sin precedentes en la historia política nacional, porque además de posibilitarle ocupar gobiernos comunales, se puede consolidar como la tercera gran fuerza, aunque uno de sus grandes problemas es la carencia de suficientes cuadros de gestión.

Incluso, al más alto nivel de dirigentes, los sectores progresistas paraguayos continúan siendo incapaces de formar líderes destacados, al punto que alguno pueda proyectarse como el potencial sucesor de Lugo. Tienen el alivio de que, por ahora, sus adversarios y enemigos tampoco tienen candidatos presentables.

El empresario en automotores Miguel Carrizosa, del Partido Patria Querida, que en el lenguaje de algunos contrarios se le conoce como Plata Querida, mantiene en estas semanas un juego casi infantil como candidato a la Intendencia de Asunción, en la que no tendría ninguna posibilidad y tampoco le interesaría mucho.

Su propio nuevo look, en la búsqueda de dar imagen de hombre mesurado y moderno, no es otra cosa que una gimnasia y un aprendizaje de presentación en sociedad, como aspirante a la Presidencia de la República.

Varios son los que le pondrán piedras en los zapatos, mayoría muy cercanos suyos en la defensa de doctrinas conservadoras, fáciles de encontrar en la derecha liberal, encabezada por el Vicepresidente Franco, codicioso aspirante al igual que el ex General Lino Oviedo, colorado de origen pero renunciante sin alejarse mucho, con conocidas posturas inspiradas en el fascismo.

fuente, vìa :
http://www.argenpress.info/2010/10/la-derrota-de-la-izquierda-en-asuncion.html

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