sábado, 10 de marzo de 2018

Chile: De regreso a las cavernas... Kaos en la red





Grupos neonazis y movimientos ultra nacionalistas se sienten no sólo respaldados y representados por este segundo gobierno de la derecha dura encabezado por Sebastián Piñera sino, además, apuestan a conformar un cogobierno con la derecha dura




Que la derecha retome el gobierno en muchos países de occidente no debería ser motivo de aprensiones ni temores, pero lo es, y justificadamente. Sin contrapeso efectivo, hoy la derecha avanza a matacaballo en Occidente, arrasando todo lo que huela a modernizaciones de la democracia y síntomas de igualdad social.

En esa arremetida descuajeringa también los avances logrados por el mundo femenino en estas últimas décadas a través de luchas, propuestas y sinsabores, ya que el fenómeno –global, como dijimos- es una marea de nacionalismos pringosos que ataca al corazón mismo de la democracia: las mujeres y los trabajadores.

Reza el dicho que “segundas partes nunca fueron buenas”, lo cual quedó comprobado con el asegundo mandato de Michelle Bachelet según opinión ciudadana consignada en encuesta Cerc-Mori. A su vez, el regreso de Sebastián Piñera a la Moneda preconiza momentos difíciles para la gran mayoría de la sociedad civil, pues si bien en su primer mandato desarrolló una plausible lucha a objeto de evitar que los intereses partidistas de su propio bando asfixiaran su administración, hoy la cosa es diferente, y mucho.

En el año 2010 no estaba pree te la figura d José Antonio Kast con sus propue4stas nacionalistas extremas, ni tampoco las corrientes de esa misma ideología osaban salir a la luz pública. No estaba aún el horno preparado para cocer bollos. Hoy lo está. Y no por decisión de Piñera sino, puntualmente, porque la derecha se siente fuerte como para mostrar una de sus verdaderas caras y actuar en consecuencia según lo exige el rinconcito más apreciado de su alma totalitaria y clasista.

No constituye novedad el saber que existe en el país una derecha tan extrema que roza gozosamente las fronteras del nazismo. Siempre ha estado ahí, como el dinosaurio de Monterroso (“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”), lo que ocurrió es que los medios informativos –pertenecientes a la derecha, como sabemos- no se esmeraron en informar aquello que realmente acaecía bajo las narices del electorado.

Las redes sociales sí lo hicieron, aunque su público lector es considerado –por el establishment- más bien reacio al equilibrio armonioso que el sistema neoliberal exige a los ciudadanos de a pie. Hace algunos años, el informe que usted leerá a continuación circuló urbi et orbi por el ciber espacio, denunciando con nombres y apellidos a organizaciones neonazis y violentistas que permanecían ocultas a la espera del momento coyuntural que les permitiera salir en bandada, como sucede hoy. Este era el informe de marras. .

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Lo cierto es que ahora grupos neonazis han salido al descampado con una soltura de cuerpo que llama la atención. Tal vez ello no debería extrañar a nadie, pues desde hace algunos meses el país viene escuchando declaraciones henchidas de violencia, de amenazas abiertas contra las minorías, las feministas, los ambientalistas, los progresistas, los izquierdistas, e incluso, con una verborrea virulenta, el líder del nacionalismo extremo basureó a la mandataria al declarar “La Presidenta Bachelet se despide como líder de una especie de dictadura caribeña”.

Y quien lo dijo es, ni más ni menos, miembro de una familia que participó activamente en la dictadura nacionalsocialista de Hitler durante el régimen nazi, y que huyó a Chile escabulléndole el cuerpo a la justicia impuesta por los aliados al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Como si ello no bastara, esa misma familia estuvo directamente comprometida en el asesinato de campesinos en la localidad de Paine en los primeros meses de la dictadura cívico-militar… pero, ahora, con la técnica aprendida del bestiario escrito por Joseph Goebbels, el señor José Antonio Kast tilda de dictadura a un gobierno cuya administración puede haber sido buena, regular o mala, pero que sin embargo fue siempre absolutamente democrático, respetuoso de la Constitución y las leyes.

Agreguemos a lo anterior la cáfila de fanáticos religiosos que siguen las huellas de esos extremistas cuyas principales propuestas azotan la dignidad de las mujeres y conculcan los derechos de quienes luchan por la construcción de una sociedad más solidaria e inclusiva. Hace escasos días, un grupo de seguidores incondicionales de ultranacionalistas como José Antonio Kast, recorrieron las calles céntricas de Santiago –portando banderas y lienzos- gritando a los cuatro vientos improperios y amenazas dirigidas a la nación mapuche y a los inmigrantes (específicamente, haitianos y colombianos), en una clara incitación al odio y al racismo.

¿Otro ejemplo? Un cibernauta que escribe comentarios en la página web de CNNChile, Esteban González, refiriéndose a las críticas que otro lector hacía al diputado Kast, escribió: “que le llames a él y a mi nazi es un elogio, para el más eficiente y productivo sistema de gobierno que creó el (ser) humano”. Lo dicho… los neonazis se sienten no sólo respaldados y representados por este segundo gobierno de Sebastián Piñera sino, además, creen ser ellos quienes gobernarán para recrear “el más eficiente y productivo sistema de gobierno” con el que los nazis asfixiaron a Europa y asesinaron a millones de opositores y de inocentes ciudadanos ¿Es sólo el comienzo?

Aquello que escribí en un artículo anterior lo sostengo hoy: “la posición nacionalista y neo nazi es ideológica; por ello no tiene mayores inconvenientes en ceder ante sus adversarios algunos puntos relativos a la economía, pocos, pero lo hace. El objetivo de José Antonio Kast y sus “freikorps” va más allá. Desean instalar un sistema aberrante que mezcla religión, conservadurismo medieval, estado policial militarizado y diferenciación clara de clases, razas, etnias y nacionalidades, en un crisol que amalgama el poder en una sola mano. Tratarán de hacerlo “democráticamente” por la vía electoral, y si consiguen mayoría, lo que viene después es también asunto conocido, aún si en Chile no hay Reichstag”.

Quizás, y sólo quizás, en la entrevista concedida a Univisión Piñera jugó ¿erradao intencionadamente? una carta procurando consolidar el apoyo de sus aliados neonazis al declarar, muy suelto de cutis, que en la Araucanía hay terrorismo, y que se han quemado iglesias con gente y niños en su interior (sic). Acusación gravísima, pero sin fundamento alguno ni soporte en la realidad.

Desde la perspectiva del Derecho Constitucional, si se comprueba que Sebastián Piñera mintió en Univisión, ¿podría ser destituido? Algunos abogados lo aseguran, otros dudan, pero en lo concreto las audaces afirmaciones del presidente electo demuestran que los tiempos próximos no serán calmos ni pacíficos si la derecha dura y los ultra nacionalistas persisten en sus intentos por regresar a Chile a las cavernas.



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